lunes, 25 de agosto de 2014

Luto diocesano


Ramón Echarren, descansa en paz…
 
… como dijera Santa Teresa, contando su vida, al hacer referencia a la muerte de su padre, corrige y tacha lo escrito para suplirlo con: “… cuando mi padre comenzó a vivir…”, Eso le sucede desde hoy, día de su muerte -para nosotros- al Obispo Ramón Echarren. Serán otros los que echando manos de hemerotecas, hagan la semblanza de su vida, que a un servidor le toca, solo decir que -mejorando lo presente- con referencia a Don Francisco Cases, ¡qué buen Obispo-padre-amigo-confidente-etc., se nos ha ido. Nadie ignora, mi vida -y no se trata de hablar de un servidor, sino como referencia y de paso- no he sido -ni soy- el clásico cura (sin definirme), sino que libre estoy pasando por esta vida con el sello propio de mi sello u origen exclusivo y personal -como cada uno-, sin borreguismo, ni con ningún afán de notoriedad, ¡lo sabe Dios! Y si digo o cuento esto, es con referencia al Sr. Obispo, de cuerpo presente, que cuando alguien le preguntaba algo sobre un cura de amarillo, pelo grande, en moto, en la tele, en la radio, etc., decía (remedando y mimetizado mi voz): “… el Padre Báez, es el cura más obediente que tengo…”, cosa que repetía con frecuencia. Y no sea dicho en honor a mi persona, sino a la suya, que respetuoso con la libertad ajena, siempre respetó -al menos- a un servidor, sin que jamás me amonestara y menos me prohibiera algo. Y puesto que su currículo será ampliamente escrito por otros y divulgado, a un servidor le toca –callando tanto y tanto- simplemente quedarme en esto. Por otra parte, a él le debo me enviara a Comillas a estudia y hacer la Licenciatura en Historia de la Iglesia, pensando ponerme a dar clases, pero… es el caso, que sin razón, y solo por amistad, me acercaba a visitarlo al Obispado, y sin motivo alguno sino para verlo y saludarlo, y él siempre me sorprendía con “piropos”, que si marciano, que si motero, que yogui, que si… esto y lo otro. Un servidor le decía no fumara tanto, y él me prometía hacer yoga, juntando los dedos índice y pulgar, y musitar el mantra ¡Ohm…! Como nota curiosa: recién operado del tumor cerebral, no recibía visitas, pero con un servidor hizo una excepción, y lloró… Hoy goza por siempre de estar transformado en el único, sumo y gran sacerdote: Jesucristo. Un cuarto de siglo de nuestra Historia Eclesiástica, política, social, caritativa, etc…, sin él, estaría en hueco vacío, pero que él llenó sobradamente.
 
El Padre Báez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario