¡Recupera la cabra guanil, cabildomatacabraytabaibero!...
... es necesaria la
protección de las guaniles toda vez son un importante patrimonio zoológico o
animal, después de que el pueblo tabaibero (antes canario), se haya manifestado
a favor de su defensa cuales expertos conocedores de lo que realmente es un
valor.
Desde que el pueblo tuvo conocimiento de los tiros pegados a las
guaniles, la manifestación en contra de tal acción (incalificable), ha sido
masiva, total, absoluta. Por ello, ha de ser urgente la protección de ese ya
reducido número de cabras guaniles que quedan. No se olvide, las cabras son un
patrimonio vivo de estas islas e isla. Son nuestras cabras guaniles, un
referente mundial de primer orden (¡y el cabildo las mata!). Está claro, que el
miedoambinete, ciego y solo por multar, no se han enterado, esa cabras, son una
joya de infinito e incalculable valor, y que son portadores del 50 % de nuestra
Historia, y si llamamos aborigen al guanche, llamemos igualmente aborígenes a
nuestras cabras, juntas llegaron con los cannarii. La pena e incomprensible es,
que un sacerdote, se tenga que ocupar de decir todo esto, frente al silencio de
los colectivos cercanos al mundo animal, como son: veterinarios, miedoambiente,
biólogos, universidad, periodismo, partidos políticos, etc., etc., que no dicen
ni han dicho ni medias. Recuperemos al animal que representa a la isla, como
pudiera ser el cerdo en la extema-dura, o el camello en los desiertos. Nuestro
medio rural, quedaría muerto si matan las cabras que le dan nombre, sin ellas
todo sería pinar y desierto, sin endemismos de cuento y mentiras. Les recuerdo,
que nuestro ganado guanil, posee una tipología ya bien diferenciada al ganado
tabulado, que enferma y va de retroceso, ante la vitalidad y salud de una cabra
libre, al sol, y hasta polveando tierra, que las engorda. Y dado el reducido
número de ejemplares de esta súper-cabra, hay que frenar con un stop
cabildicio, y ¡bajen armas! Cabras que por su propia naturaleza andan dispersas
por diferentes lugares inhóspitos, salvo para ellas en exclusividad. Pena de
“expertos”, que no sabemos de lo que son expertos, salvo el freno ante todo lo que
surja a la sola cita de: “dice el técnico, o los técnicos”
frente a lo que deba caer por los suelos cualquier otra opinión. Hablan los
“técnicos”, y más que si hablara Dios, y son auténticos analfabetos, gente
corrupta, comprada, la voz del amo, anónimos, desconocidos... Cabras desde hace
más de veinte (20) siglos, y los
técnicos dice son como las culebras unos animales “invasores”, introducidos, y por
ello hay que exterminarlas (¡...!). Cabras con valores etnográficos,
arqueológicos, históricos, biológicos, zoológicos, etc., etc., de raza única,
que -repito- nos representan, cuales animales exclusivos nuestros. Valores
tantos los que portan estas cabras, que las hacen intocables, y sin embargo el
cabildo las mata. Singularidad y exclusividad de estas cabras, que en las
latitudes por donde se mueven y viven solo aportan un atractivo más, en todos
los niveles y no un peligro a eliminar bajo ningún rigor posible, sino desde la
ignorancia y el empoderamiento de unos políticos que debieran ser botados
ellos, y no las cabras, a las que tiran y enriscan muertas. Otros son los que
debieran hacer estudios de investigación sobre estas cabras, y hasta lugares de
su observación como algo de valor y belleza inaudita en el medio, sin que el
cabildo ayude este par de proyectos indicados entre muchos otros que se
pudieran indicar. Y, cuando no se les caen de la boca la cuestión mentirosa del
turismo, son incapaces de aprovechar el recurso económico -fuera de multas- que
supondría un valor añadido a la oferta al turista, con algo más que el sol y
playa que nos viene dado por la naturaleza, como lo son las mismas cabras.
¡Cabildo toma conciencia de cuanto aquí, antes (y después), les brindo!
Conozcan, reconozcan, respeten y conserven las cabras guaniles.
El Padre Báez, suplicando -de
rodillas y brazos alzados- al cabildo, que ni una más, ¡den marcha atrás! Sean
sensatos, no se echen al pueblo en masa en contra, sean flexibles, racionales.
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Les recomiendo no se salten
lo que sigue, y me envía un muy buen amigo:
“Se acaban las vacaciones”
La Procesión de la imagen de
Nuestra Señora del Pino en la Playa de Arinaga, marca el final de las
vacaciones de verano en la playa y el comienzo de la etapa escolar en cada
lugar de residencia de los veraneantes, pero también la de los que viven
aquí.
Como siempre he tenido claro que las despedidas son tristes, todos
mirarán al cielo, porque imploran el poder volver el próximo año.
Unos dejan las casas que habían
alquilado para el verano, aunque otros ya cuentan con una vivienda de su
propiedad, motivo de disculpa para venir a limpiarla de vez en cuando, por
supuesto, siempre en fin de semana.
Todos los que tengan un vecino que se quede en el pueblo se despiden
diciendo: ¡Por favor, échale un ojo a la casa de vez en cuando!
Y ahí van, carretera adelante, contando las anécdotas del verano, como
queriendo pensar de que aún están de vacaciones.
Recuerdo que en mis años de niñez, el pueblo pasaba de ser un trasiego
constante de gente, a quedar tan solo con los vecinos de Arinaga, pues si te
ponías a caminar después de almorzar, podías pensar en lo que quisieras, ya que
no había gente que te interrumpiera, a pesar de que me traten de exagerado.
Ya sé que hoy en día es muy diferente, porque muchos han fijado su
residencia aquí, pero sobre todo pienso en esos mayores que un día se
ilusionaban con tener una casa en la playa, cosa que les permitiría caminar sin
prisas por la Avenida, disfrutando del paisaje y ver las pequeñas y grandes
olas que suben y bajan sin descanso, teniendo como meta la orilla de la playa.
Para terminar, me gustaría contar algo que vi en esos años, aunque ahora
me gustaría haber tenido una máquina de fotos para que mi afirmación no quedara
en entredicho.
Resulta que uno de esos años en que la gente retornaba a sus casas, en
este caso creo que a Agüimes, pues era el antiguo “coche de hora” que hacía esa
ruta, yo vi pasar el coche, pero al coger una curva me dejó como estampa la
parte de atrás, donde llevaba abierta la puerta de la parte baja, destinada a
poner maletas y bolsos, pero en esta ocasión iba con una carga muy diferente,
pues era una cabra la que iba bien echada, mirando el paisaje pero sin
asustarse lo más mínimo.
No es ninguna broma, pero pensé que sus dueños, en vez de ir a buscar la
leche y darle su comida, prefirieron llevarla con ellos de vacaciones a la
playa, aunque supongo que no a bañarse en el agua salada.
No es por nada extraño, sino que
el bañador para ella no lo consiguieron y todavía no había llegado la moda del
“destape”.
A pesar de mi broma, lo de la cabra en el “coche de hora” es cierto.
Juan Santana Méndez
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