Huertos tabaiberos o de
tabaibas...
... mientras que,
en los huertos, huertas, cercados, cadenas, fincas, etc., rurales (en el campo) son vigilados por el
miedo ambiente y el seprona, para las irracionales, abusivas y contras naturas
multas, sanciones, cárceles, y muertes, les dan por sustituirlos en la ciudad o
urbe. De tal modo y manera que en el campo no (su medio natural y ecológico), y
en las ciudades o grandes poblaciones entre guaguas, coches, motos y camiones
con sus humos contaminantes y aguas fecales, sí.
Esto, es -simplemente- un
mundo, el mundo al revés. Sacan la agricultura, y sus verduras del campo, para
plantarlas en la ciudad. Por supuesto, siempre hubo algo plantado en azoteas y
a las afueras de las ciudades o urbes, pero de ahí a que te planten entre
edificios y te lo prohíban, vigilen, castiguen si lo haces en el medio rural o
campo y los favorezca en donde no les es propio, por cancerígenas esas
hortalizas o lo que sea, parece tiene una clara intención: reducir la población
y que auto se destruyan con comidas envenenadas, y no con las sanas y saludables
que se desprenden de su lugar natural y propio. Que los espacios abandonados o en
las afueras de las grandes poblaciones o urbes, son lugares insalubres, de
basuras y contaminación y que sea ahí donde planten para comer, ¡antes me muero
de hambre y tengo una muerte natural! ¿Tomates y lechugas de entre humos y
detritus humanos de las ciudades?, ¡ni loco, y por más hambre que tuviera! Hay
que ser perros, y no peritos agrícolas, para permitir y no alzar la voz contra
lo que debe ser prohibido por insalubre y enfermizo y mortal: producir comida
en lugares tan insanos como contaminantes y contaminados. Huertas entre
escombros, ¡no! Por supuesto que a menos cultivo en el campo la pobre gente hambrienta
tendrán que plantar su propia muerte entre basuras. Imposible nos creamos lo
que nos quieren vender, que dichos huertos así llamados, cuando son estercoleros,
son ecológicos, ¿ecológicos?, pero ¿qué entienden por ecológico? ¿Tal vez crean
que lo producido en su hábitat natural y propio (el campo o rus en latín, y de ahí lo de rústico o
campestre), es lo anti-ecológico? Nada tiene de extraño, que obligados a abandonar
el campo, algún nostálgico campesino plante y cultive algo entre coches y
cementos, entre basuras y escombros -que darse se da, mal que bien-, pero ¿en
qué condiciones de salubridad? Toda tierra entre cemento y coches es tierra degradada,
y nunca podrán ser reconvertidas en tierras fértiles y saludables, ¡imposible!
Falso y mentira es que sean esos productos sanos o ecológicos, si bien es
cierto que cumplen una función mínimamente social, y es que: pueden reunir a
algunos ancianos -nostálgicos de sus tierras en el campo, que prohibidos
cultivar en lo propio o en lo que es suyo-, suplan y hagan lo único que saben
hacer en la ciudad o urbe; pero es un mundo de nostalgia, y de recuerdos
negativos, y por tanto frustrante y de efectos negativos por cuanto conlleva de
comparación y recuerdos, recuerdos frustrantes del pasado que los vuelven
depresivos y hasta neuróticos y violentos. Y no en muchos de estos mal llamados
huertos, se dan y haya tensiones por robos y por ignorancias acerca de la
cultura del agro o agricultura. Lugares donde crece también la violencia, y
sirven como lugar de distracción negativa por ser un lugar de desconfianza,
temores, angustias, robos, etc. ¡Deben ser prohibidos! Son lugares de anti-sociabilidad.
Solo benefician a la clase política, que de esta manera maléfica justifica su
amor a lo verde y falsa defensa de la agricultura (que no es tal; la verdadera,
la tienen prohibida). Y repito, años atrás (los 50 más y menos, el que más o
menos en las azoteas: coles, tomates, lechugas, y hasta una cabra o más, pero
todavía no había la contaminación de ahora). Por tanto no es un fenómeno nuevo,
ni la implantación de una moda actual de hace algunos pocos años, que la cosa
viene de atrás, y es más que vieja esa tendencia, ahora ya desechada. Por supuesto
que en la proporción de menos en el campo, más en la ciudad, así crecen -para
mal de la sociedad- en la ciudad. Que es en el campo-campo donde debe tener
justa y en exclusiva esta actividad del sector primario, y no por mucho imitar
a otros se potencie en la ciudad, que no es el lugar adecuado, ni apropiado.
Este estado de cosas, solo lo propicia el cabildo con su miedo(ambiente) y el sepro(na),
que impiden toda tierra de cultivo sea cultivada, pues las han declarado
naturales, protegidas, de extrema o máxima protección y otras denominaciones
como las de paisajísticas y demás, con lo que no te dejan tocar absolutamente
nada del campo; ¡y lo trasladan a la ciudad!, como engaño y destrucción humana
o reducción del personal, al morir como y por efecto de una alimentación
inadecuada. No están por la labor los vecinos salvo ancianos y enfermos que se
entretienen en dichos huertos donde sus escupitajos, orines, virus, heces, etc.
Y es justo lo que promocionan políticos contra natura, ayudados por una prensa
escrita o hablada, que comprada por ellos, callan los males y efectos negativos
de dichos huertos, en lugar de dejar se cultive donde siempre se cultivó, y
donde nunca debiera de cultivarse: el campo-campo. Pero ya sabemos cómo han
sustituido éstos por los de fútbol; y por si era poco con falsos huertos, lo
llamados urbanos. Los huertos, no son para la ciudad; como la ciudad, no es
para el campo. Y de ganadería, ya lo vemos: ¡tiro la cabra!
El Padre Báez.
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“... ¿hasta cuándo... buscaréis el engaño?...” (salmo 4).
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