Matanza
de nuestras cabras...
... de las que disfruté durante treinta y seis
veranos (36) de campamentos juveniles en Güi-Güí, por toda la Media Luna, Los
Hogarzales, por donde el Tagoror Rojo, por Peñón Bermejo, por Gu-Guy Chico, Gu-Guy
Grande..., por todos aquellos riscos del Macizo del Noroeste de la isla, su
territorio en exclusiva. Pues hasta allí, o allá han llegado los disparos del
cabildo contra los ejemplares más hermosos y valiosos de ganado alguno en el
mundo. Sorprende a un servidor, la falta de rechazo por parte de una masa
drogada por el fútbol, que no se entera de esta matanza sin nombre.
Está más
que claro, ese es uno más de los desmanes del cabildo, que se ha convertido en el
terror de campesinos y ahora arremete contra sus cabras. Y según han engañado a
europa, las mata para plantar en su lugar cedros y sabinas, que si lo hacen no
pegará ni una, dado lo agreste y seco del lugar. Pues con esa utopía irrealizable,
se están cargando cabras que tienen dueños. ¡Cuánto siento la perdida de Paco
Díaz!, que de estar vivo sería el mayor defensor de las cabras y pastores; que
se trata de un hecho etnográfico de primer orden, esa actividad del ganado
libre, que procede de “las vacas de los pobres” que son las cabras; que sin
ellas, esta tierra se quedaría a mitad en su Historia, pues a la par entraron y
caminaron con los guanches, y sin ellas la Historia quedaría coja, al margen de
su por siempre utilidad, medioambiental, biodiversidad, economía, garantía de
la flora, etc., etc. Deben haber en el cabildo una manada de ignorantes, que
los macacos les ganarían en inteligencia, y no quiero ofender, que está feo;
pero, ¡ya está bien de salvajada sin igual!, que paren ya, que lo digan -y lo
hagan-, no van a seguir con esa cruel matanza, con la que solo se siguen males
diversos, sin ningún bien presente ni futuro. Que maten a muflones, arruis,
culebras, etc. invasores e introducidos, pero no nuestras “hermanas-madres”
cabras. Y déjense de bobadas que si nos libra de incendios, que por donde ellas
están, así como si no estuvieran no hay incendios posibles, pues que uno sepa,
las piedras y riscos no arden; que las razones de mantenerlas son muy otras y
no la de prevención de incendios que es echar balones fuera. Lo mismo que es
echar balones fuera si las mata gente española o gente tabaibera, el caso es
que las mata, y eso no debe seguir haciéndose, y no quedar si esa carne pudo
ser aprovechada, sino que el único argumento válido es: parar esa matanza.
Exijamos al cabildo descerebrado que tenemos, tenga cordura y den marcha atrás,
y antes que matarlas, las proteja y defiendan, pues esa es, una de sus
obligaciones; y sin embargo, ni multas, ni nada, porque según parece son inmunes
e ilegales, y pueden hacer lo que les vengan en gana. No, eso debe cambiar;
pero, ¡ya, y que lo digan! Si no, van a
recibir palos hasta el día del Juicio, es decir mientras un servidor viva.
El Padre Báez, que busca apoyo en personas que se
unan a esta mi causa, contra el cabildo en la matanza de nuestras cabras. Los
pastores, con sus cabras, fueron los primeros en ver al Niño-Dios...
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“... las rocas son su refugio, un baluarte
donde se salvan... roca y baluarte... pero le han tendido una red... no tienen
amparo...” (salmo 30).
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