Pajaritos
tabaiberos-pinocheros-basureros...
“... estoy piando como una
golondrina, gimo como una paloma...” (del cántico de Isaías 38, 10-14,
17-20).
“... preparas los trigales,
riegas los surcos, iguala los terrones... rezuman los pastos del ganado... las
praderas se visten de rebaños, y los valles se visten de mieses...” (del salmo
64).
“... una mesa vacía...
llenadla de pan...” (del Himno de la Hora intermedia del martes
II).
... subliminalmente, los
hay que intentan hacernos creer y aceptar las falsas bondades de nuestra isla en
su interior llena de pinos, contándonos escenas bucólicas llenas de lirismo
romántico desfasado y cursi, y así, nos cuentan cómo un grupo de amigos
senderistas, solo oyeron los cantos y trinos de horneros (que no quedan),
de
queseros (serían imaginados), el croar del único par de cuervos que vuelan,
aguilillas que sustituyen a sus hermanas mayores, canarios (vistos desde la
suposición, porque reales no hay ya), pinzones azules (cuando son escasos [unos
cuatro cuando más] y grises), y todo ello en medio del desafortunado pinar, solo
para pájaros y gente extraña, amigas de pájaros inexistentes, pero quienes estas
lindezas poéticas nos cuentan, no dejan atrás la flora entre pinares (flores de
siempre [¿...?], siempre-vivas, yerbas pajoneras, collejas, salvias y otras
especies botánicas, y por si era poco, estos estrafalarios capitalinos, salen al
campo a decirnos lindezas de los pinares, que si milenarios (cuando no llegan a
ser centenarios -exactamente sesenta y pocos años), y que fueron plantados para
embellecer rutas y embriagar con su aroma (¡la pinocha mojada!), y que facilita
la vida de plantas (¡cuando no dejan crecer hierba alguna bajo su sombra y hasta
donde alcance sus raíces!), y de animales (¡si: zorros y lobos, jabalíes y
osos!, ¡no te digo! ¿Animales entre pinos?, como no sean ratas y ratones,
porque, ¡ni lagartos! Pues que gente de esta, salga al campo y nos cuente estas
lindezas, es para preguntarles: ¿y oíste o escuchaste algún balido de cabra u
oveja alguna?, ¿oíste o escuchaste el mugido de alguna vaca?, ¿tal vez el
relincho de algún caballo o el rebuzno de algún burro? Esto preferiría hubiera
seguido en su medio desde siempre y no el canto o el piar de pajarillos a menos,
con los que hasta han desaparecido. Pero, prefieren toda clase de hierbajos
antes que las hortalizas, árboles frutales y pasto para los ganados. Pero es que
los hay que dan falsos argumentos y nos engañan, para que el cabildo siga
plantado pinos, pinos para diversificar la flora y aumentar la fauna. ¡Ah,
totorotas del carajo!, por decirlo finamente. ¡Pájaros y sus huevos les daría de
comer, y con hierbas citadas en sopas vegetales se las daba también a gustar!
Pero, toda vez que en la viña del Señor -para desgracia nuestra- hay de todo,
hay que soportar y respetar a quienes nos cuentan lindezas de los pinares, y no
añoran el mugido, el bramido, el balido, el rebuzno, etc., de animales que nos
dan comida y leche, queso y estiércol, carne y trabajo; pero ellos solo oyen
músicas pajariles en medio de los pinares, con lo que los justifica, y atento el
cabildo perderá el trasero para complacerlos, con nuevas y más reforestaciones
de pinos, en lugar de arrancar los que hay y devolver la tierra al cultivo y a
la ganadería de siempre.
El Padre
Báez.
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