miércoles, 17 de junio de 2015

dulces/amargas

Tabaibas dulces, tabaibas amargas...
“... el que siembra tacañamente, tacañamente cosechará; y el que siembra generosamente, generosamente cosechará... el que proporciona semilla para sembrar y pan para comer, os proporcionará y aumentará la semilla, y multiplicará la cosecha...” (de la segunda carta de san Pablo a los Corintios 9, 6-11).
“... el árbol en la savia se apoya, que le nutre y le enflora y verdea...” (del himno de Vísperas del miércoles I).
... que según tengo entendido, no todas sino alguna tabaiba amarga si pides permiso, que casi siempre, por no decir siempre te lo niegan, y como lo hagas hasta con permiso la policía miedoambiental, no va a perder la ocasión de multarte al decir, que en lugar de una amarga, arrancaste tabaibas dulces, y entonces se te cae el pelo: te las cuentan y a razón del número multa, cárcel y hasta suicidio, como tantos, ¡y los que te rondaré morena!
Y toda vez nadie estudió (salvo los técnicos y la policía -que interpreta fotos, y creen la rama de papas está también protegidas y no te las deja coger- interpretadas también por el seprona), botánica y las tabaibas, por más que las mires, las compares, no se diferencian, sino en razón de la zona y altura, según la tierra y clima, que para arrancar  una tabaiba, por más que sea amarga, te la juegas, porque vamos a ver: ¿cómo se sabe si el café con leche está dulce o amargo? Respondo: tomándolo un poco, un sorbito, ¡y ya está! Usted lo prueba, lo cata, y sabe si tiene o no azúcar; pues bien apliquemos el cuento a las tabaibas: usted, para saber si es amarga o dulce, tendrá que mordisquearla, probarla, es decir, mascarla, chuparla, o pasarle la lengua por su leche, y ahora, si por mor del diablo, es amarga, ¿a dónde acude para que se le quite y desaparezca ese fuego abrazador, que como mínimo le va a durar tres días, sin que haya agua o remedio que le quite esa amargura? Así, que mejor: no menearla, es decir: ¡ni tocarla! Se libra de multas, de cárcel y hasta del suicidio. ¡Deje las tabaibas, que protegidas, van y te dicen que la que arrancaste, aún con permiso!, -¡si lo consigues, y ello a muy duras penas!-, te van a decir arrancaste una dulce y entonces, sí que la has armado. Por eso mi consejo: no jueguen con el fuego de las tabaibas, que te acechan: el miedo y el sepro, y no hay quien te libre de unas de esas tres posibilidades anunciadas. Y es que, mientras no haya un político informado sobre la realidad tabaibera, y permitan desaparecerlas todas, sean dulces o amargas (y se mantenga en un refugio tabaibero un par de cada especie), que un servidor, se lo prometo, y hasta lo juro: jamás morderé una tabaiba para saber si es dulce o amarga, no quiero correr riesgo alguno, y para mí amargas o dulces, no dejan de ser tabaibas.
El Padre Báez.
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Toda vez hace algunos días no les añado correos recibidos, este no puedo por menos reenviárselos por su contenido. Léanlo, lean:
¡Hola Padre Báez!
Me pregunto: ¿por qué no tomáis las tierras y os ponéis todos a sembrar papas y millo? Hay que dejarse de sermones y salmones y poner manos a la obra; hay que expropiar las tierras y ponerlas al servicio de las personas necesitadas, desocupadas, sin comida, etc. Ya una vez analizada la situación, la crítica viene bien, ¡claro!, pero después hay que dar ejemplo y pasar a la acción, cultivar y generar trabajo y ¡conquistar el pan! ¡No vale quejarse! Si hay que perder el respeto a toda ley injusta que nos ahoga, ahora es el momento, ¡más que nunca! Si vamos a esperar que haya voluntad para cambiar la situación, por parte de los cerdos que apoyan el genocidio este generalizado, ya extendido y normalizado en todo el planeta, vamos a pasar más hambre que después del 36, porque voluntad de muerte es lo que siempre han demostrado con hechos y con toda la impunidad han obrado estos asesinos de los pueblos, sembrando miseria y hambruna, negociadores de vidas ajenas...

¡Salud a las que luchan!

“... Esta señal os doy:
cada pueblo habla su lengua propia del bien y del mal:
el vecino no la entiende. Cada pueblo se ha inventado su lenguaje propio en costumbres y derechos. Pero el Estado miente en todas las lenguas del bien y del mal; y diga lo que diga, miente -y posea lo que posea, lo ha robado-.
Falso es todo en él; con dientes robados muerde, ese mordedor. Falsas son incluso sus entrañas. Confusión de lenguas del bien y del mal: esta señal os doy como señal
del Estado. ¡En verdad, voluntad de muerte es lo que esa señal indica! ¡En verdad, hace señas a los predicadores de la muerte! Nacen demasiados: ¡para los superfluos fue inventado el Estado! ¡Mirad cómo atrae a los demasiados! ¡Cómo los devora y los masca y los
rumia! «En la tierra no hay ninguna cosa más grande que yo: yo soy el dedo ordenador de Dios» - así ruge el monstruo. ¡Y no sólo quienes tienen orejas largas y vista corta se postran de rodillas!...  "

                             Así habló Zaratustra  (Nietzsche).

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