Nos comeremos unos a otros o
comemos tabaibas...
“... el espíritu que está
dentro del hombre no conoce todo lo que hay en el hombre, y en cuanto a sus
pensamientos, voluntarios o no, no
siempre juzga rectamente. Y, aunque los tiene ante los ojos de su mente, tiene
la vista interior demasiado nublada para poder discernirlos con precisión...
Nuestro propio criterio... nos hace ver como bueno lo que no es tal. Hay algunas
cosas que tienen una falsa apariencia de
virtud... que engañan a los ojos del corazón... que embota la agudeza de la
mente, para hacerle ver lo malo como bueno y viceversa... Todo, por
consiguiente, debemos hacerlo guiados por la luz del discernimiento...” (de los
tratados de Balduino de Cantorbery, obispo).
“... sus posesiones fueron
catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil borricas...”
(del libro de Job 42, 7-17).
“... es mejor andar por el
camino, aunque sea cojeando, que caminar rápidamente fuera de camino. Porque el
que va cojeando por el camino, aunque adelante poco, se va acercando al término;
pero el que anda fuera del camino, cuanto más corre, tanto más se va alejando
del término...” (del comentario de santo Tomás de Aquino, presbítero, sobre el
evangelio de san Juan).
... es decir: consumir
productos propios. Y es que otra cosa no producimos. ¡Ya produjéramos trabajo
volviendo al campo!, que nos daría productos de la tierra y de los ganados, pero
mientras eso no se haga, vamos a padecer las consecuencias de alimentarnos con
productos venidos de ¡Dios sabe de dónde y cómo!
Porque a ver: ¿qué puedo
comprar y comer de la tierra propia? Como no sean las tabaibas y la pinocha, con
algo de retamas y cardones, ¿qué puedo echarme a la boca de aquí? Incluso del
tan propio gofio, si es elaborado con millo francés, alemán o argentino, ¿es
acaso producto de la tierra? Que pajaritos aparte, ¡pájaros ellos!, los que nos
engañan con un falso logotipo, pues si la materia es de fuera, el producto, por
más que lo elaboren dentro no es de esta tierra. Y puesto que la materia es la
que genera empleo, trabajarán los de fuera, que aquí, lo harán dos o tres
máquinas, que aumentarán el paro y la crisis, el hambre y la delincuencia. Y es
que nos engañan como a niños, que drogados con el fútbol no vemos sino balones
por todos lados; y ésta, es la única industria creciente y que da “trabajo” a
una masa, que no sabe existe el campo salvo los de deporte, pero que no
practican sino que contemplan idiotizados a los que lo hacen. Nada se planta,
menos cosechamos. Y toda publicidad acerca de nuestros productos es fraudulenta,
mentirosa y cretina. Nada tenemos, nada podemos comprar o vender nuestro: solo
tabaibas y su leche envenenada. Porque si la papaya viene de Cuba -es un decir-
la manufacturación de esa papaya, por más que se hiciera aquí, es un producto
cubano, ¿o es que se ha llegado a tal grado de imbecilimiento que no se
comprende algo tan sencillo y elemental? Actualmente y como está la cosa, nada
se puede comprar que sea de la tierra, propio o de aquí (salvo todo mentiras al
respecto). Solo tenemos industrias fantasmas, y solo tendríamos industria
tabaibera cuando se ordeñen la leche a las tabaibas. Nada se puede comprar de
aquí, porque de aquí no producimos nada (salvo tabaibas y retamas, también algo
de pinocha). Que tratándose del logo de los pajaritos, ¡ni eso! Ya no hay ni
pájaros a no ser los humanos que son como ellos. Y ni con humor, nos tragamos
estas mentiras. Es decir sin materia prima, nada se puede elaborar, y menos
ofrecer algún producto de aquí, sino de fuera y tal vez algo hecho aquí, pero
casi nada. Y si algo se consiguiera con un 1 % de aquí, ¿de dónde el 99 %?, ¿de
aquí también? ¡Nos engañan y toman el pelo! Si no comiéramos lo chino y del
mundo, nos moriríamos de hambre. Ni siquiera entre islas consumimos lo de las
otras. Ya, lo poco -si se produce algo aquí- es de manos extranjeras, ¡hasta
eso! Perdón, que podemos consumir alguna chocolatina, ¿de qué?; ¡ahh...,
amigo!
El Padre
Báez.
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Sobre mi viaje a Holanda,
simplemente, uno (breve) entre tantos similares. A todos: ¡muchas gracias (¡ya
comentaré sobre ello!):
“¡Me alegra muchísimo saber
que lo pasó tan bien!”
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