Tabaibolandia o
tabaibocentralismo...
“... una
ternera... una cabra... un carnero...” (del libro del Génesis 15, 1-12.
17-18).
“... acaso se
cosechan uvas de las zarzas o higos de los cardos? Los árboles sanos dan frutos
buenos; los árboles dañinos dan frutos malos. Un árbol sano no puede dar frutos
malos, ni un árbol dañado dar frutos buenos. El árbol que no da fruto bueno, se
tala y se echa al fuego. Es decir, que por sus frutos los conoceréis...”
(Jesucristo, según el evangelio de san Mateo 7,
15-20).
“... y por la hermana tierra, que es
toda bendición,
la hermana madre tierra, que da en
toda ocasión,
las hierbas y los frutos y flores de
color,
y
nos sustenta y rige: ¡loado mi señor (Laudato si)!...” (del Himno de san Francisco en Laudes del miércoles
IV).
“... el suelo
echa sus brotes... un jardín hace brotar sus semillas... no te llamará
abandonada, ni a tu tierra devastada...” (del cántico de
Isaías 61, 10-62,
5).
“... germinen
como hierba... y florezcan... crecerá... se alzará... plantado... crecerá... en
la vejez seguirá dando fruto y estará lozano y frondoso... (del
salmo 91).
“... para
arrancar... y plantar...” (del profeta Jeremías 1, 4-11.
17-19).
“... los que
sembraban con lágrimas cosechan entre cantares. Al ir, iban llorando, llevando
la semilla; al volver vuelven cantando, trayendo las gavillas...” (del
salmo125).
... que me lleva a citas de
apoyo en los salmos y otros escritos, y así cual si un salmo profano fuera el
tema: en ellas han puesto su confianza los políticos que las defienden; se están
asentando protegidas, para siempre; y así, estamos rodeados de tabaibas por
todas partes, como de aguas las islas; es el peso de las leyes y normas, sobre
los campesinos, los que no pueden extender sus manos para hacer algo;
a ellos
les mueve la ambición y el dinero de las multas por daño a las tabaibas;
altaneras ya copan y paran otras plantas, ya no hay capacidad para otras
plantas; nada podemos esperar de una planta que solo da veneno; lo que solo
existía testimonialmente, todo se ha llenado de ellas; nadie se digne
propiciarle algún daño, si no quiere severamente ser sancionado (multado);
algunos han pagado con sus vidas, por no poder hacer frente a descomunales
multas y cárcel; estas islas las han convertido en reinos tabaiberos
(tabaibolandia); sus sacerdotes o cuidadores son los del miedo ambiente y
ayudados por el seprona al servicio del cabildo que cobra por ellas y paga a sus
empleados con el dinero de los pobres campesinos multados; han desaparecido
cultivos y ganados por culpa de ellas (las tabaibas); cuanto digo ni es una
farsa y sí me quedo corto; se estima más una tabaiba que el bien de algún
campesino; si en su actividad por descuido se daña a una tabaiba, espere el
castigo cierto y grande; las tabaibas solo nos dan tristezas y nos traen
desgracias; asiduamente las vigilan (a las tabaibas); ninguna esperanza se puede
tener mientras tengamos tabaibas; somos ricos, muy ricos, millonarios en
tabaibas; sin ellas (las tabaibas) el cabildo se empobrecería (no tendrían
multas que poner); sobre nosotros, pesa esta maldición (la de las tabaibas); si
no cambian, parece las vamos a tener por siempre; solo tabaibas se ven en la
isla (e islas); inmensas extensiones de solo ellas (las tabaibas); también en lo
más alto (desde la costa); ningún hombre puede librarse de ellas (las tabaibas),
están por todas partes; las tabaibas, nos persiguen por todos lados (y partes
-repito-); nadie que atente contra ellas es inocente, lo persiguen a muerte;
“...
recuerdo los tiempos antiguos...”
(del salmo 142); considero la obra del cabildo; medito sus multas
y sanciones (cárcel y muerte); se extienden resecando la tierra; nos falta
alimentos (y trabajo), y tenemos tierras; no hay camino libre de ellas; ¿quién
nos librará de ellas?; las conservan y protegen, a nosotros no); las tabaibas nos
devoran...
El Padre
Báez.
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Mi
llamado
13. El desafío urgente de proteger nuestra casa
común incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la
búsqueda de un desarrollo sostenible e
integral, pues sabemos que las cosas
pueden cambiar. El Creador no nos abandona, nunca hizo marcha atrás en su
proyecto de amor, no se arrepiente de habernos creado. La humanidad aún posee la capacidad de
colaborar para construir nuestra casa común. Deseo reconocer, alentar y dar
las gracias a todos los que, en los más variados sectores de la actividad
humana, están trabajando para garantizar
la protección de la casa que compartimos. Merecen una gratitud especial
quienes luchan con vigor para resolver las consecuencias dramáticas de la degradación ambiental en las vidas
de los más pobres del mundo. Los jóvenes nos reclaman un cambio. Ellos se
preguntan cómo es posible que se pretenda construir un futuro mejor sin pensar
en la crisis del ambiente y en los
sufrimientos de los excluidos.
14. Hago una invitación urgente a un nuevo diálogo sobre el modo como estamos
construyendo el futuro del planeta. Necesitamos una conversación que nos una
a todos, porque el desafío ambiental que vivimos, y sus raíces humanas, nos
interesan y nos impactan a todos. El movimiento ecológico mundial ya ha
recorrido un largo y rico camino, y ha generado numerosas agrupaciones
ciudadanas que ayudaron a la concientización. Lamentablemente, muchos esfuerzos
para buscar soluciones concretas a la crisis ambiental suelen ser frustrados no
sólo por el rechazo de los
poderosos, sino también por la falta de interés de los demás. Las actitudes que obstruyen los caminos de
solución, aun entre los creyentes, van de la negación del problema a la
indiferencia, la resignación cómoda o la confianza ciega en las soluciones
técnicas. Necesitamos una solidaridad universal nueva. Como dijeron los Obispos
de Sudáfrica, «se necesitan los talentos y la implicación de todos para reparar el daño causado por el abuso humano a
la creación de Dios»[22]. Todos podemos colaborar como instrumentos de Dios para
el cuidado de la creación, cada uno
desde su cultura, su experiencia, sus iniciativas y sus
capacidades. (de la encíclica de
Francisco Laudato si).
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José Herrera, me dice lo
siguiente:
Magnífico Padre Báez: Me entusiasma y está dentro de la
Doctrina Social de la Iglesia y especialmente del "Laudato si", su defensa de
esa agricultura tradicional que por causas falsamente ecológicas, está siendo
desterrada para convertirnos a todos en clientes de los grandes supermercados de
propiedad multinacional. Contra la concentración de la riqueza nos habla el
Deuteronomio 17,14-20
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