Agricultura y ganadería o
tabaibas...
“... algunos jóvenes... y
vacas...” (del libro del Éxodo 24, 3-8).
“... machos cabríos... y
becerros... toros... becerra...” (de la carta a los Hebreos 9,
8-15).
“... harina...
con miel silvestre...” (del salmo 80).
... han optado por lo
segundo. Y con las tabaibas, imposible volver al sector primario. Y es que no
hay otra salida posible y real a la crisis: o volver al campo, o no salimos de
ésta y nos hundiremos cada vez más en la miseria, aumentando en número de los
que tocan a las puertas de Cáritas que es la cara de la Iglesia.
Es decir, años
50/60 el campo se mudó a la ciudad o pueblos grandes; hubo un tiempo que aún así
no faltó la comida, porque habían otros trabajos, pero éstos han desaparecido, y
son muchos los que miran hacia el campo como única salida del hambre y la
pobreza, del paro y la delincuencia. Y hasta últimamente, se pudo comer de la
pensión de los abuelos y de los ahorros de los padres, y del paro, pero estos
(padres y abuelos) mueren y como no se venda droga, se las pasan canutas, por
eso: vuelven la mirada al campo abandonado, y ello sin pensar en la
imposibilidad por: miedo, sepro, cabildo, por ttip, por piot, por tantas y
tantas trabas, que lo hace imposible. Los pueblos vacíos, son imposibles
repoblarlos, no te dejan plantar un cesto de papas, ni arrancar las tabaibas
nacidas en tu terreno. En el campo hay viviendas y trabajo, pero te multan si
trabajas; es imposible volver al pasado en el campo, no te lo permiten (lo han
declarado zona de especial protección o paisajístico todo y nada se puede
tocar). Desaparecen los viejos agricultores y ganaderos y no aparecen la línea
de continuidad de lo mismo en los jóvenes imposibilitado por los antes citados.
A lo sumo algo se planta en el patio en lugar de geranios y rosales de otros
tiempos; y esto, ni para el consumo propio, sino un pequeño complemento; nada
pueden vender cuando no cultivan ni para ellos mismos; por otra parte imposible
vender algo, dada la normativa y exigencias del ramo (tratándose de hortalizas),
así que el consumidor es el mismo productor , sin más (a no ser que
comparta con el vecino), con lo que las
grandes áreas de alimentación con sus contenedores y camiones de distribución
aumenta la insalubridad de los alimentos y lugares. Con lo que el subdesarrollo
aumenta en el campo (¡y en la ciudad!). Nada se conserva ya del sector agrario y
otro tanto digamos del ganadero. Esto, nos hunde más en el caso y en la locura,
de tener donde producir y la prohibición de hacerlo. Y todo lo que te digan es
ecológico, ¡es mentira!, no hay nada de ello, sino engaños y corrupción al
respecto. Todo esto, no hace sino alargar y aumentar la crisis, que engorda de
día en día a pesar de que nos digan empezamos a salir de ella, ¡mienten!
Mientras no se abran las puertas al campo, para que la gente produzca (ganados y
cosechas), no hay salida posible, sino la de coger el barco o avión y salir,
pero... ¿y a dónde? Y es que se esconde
detrás de todo esto, lo que nos viene de fuera con preferencias y ayudas, y
estamos desprotegidos. El eslogan o plan es: ¡Que entren todos los productos de fuera, y
nada produzcamos dentro! Y de esta forma es imposible no ya producir, es que
no abren puertas al trabajo y el paro aumenta y va a más. Todo esto -y más-
aumenta nuestra dependencia total del exterior, y es como si estuviéramos
enjaulados, y nos echan la comida desde fuera. La pobreza sube, y se acerca
lentamente a la mitad de la población. Y la clase política -en general- mirando
hacia otros lados, sin querer meterle manos a asunto, tan fácil como permitir la
vuelta al campo y ello como única alternativa o solución a la crisis, que no ha
terminado de entrar, pues... ¡crece de día en día! O permiten el sector primario
se revitalice o nos come el hambre por las patas arriba.
El Padre
Báez.
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