miércoles, 6 de enero de 2016

respeto a las cabras

Mueren cabras tiroteadas, ¡y nada!...
... pero, muere una cigüeña, y es notición. ¡Vaya prensa de basura -como sobre la que hacen las cigüeñas sus nidos-, que lo de las cabras de pasada, y esta muerte de una cigüeña, con todos detalles y amplitud! No citaré el medio, para no humillarlo, pero que se ocupen de esta muerte -¿será porque trae los niños?- y la de las cabras que nos amamantaron y de ellas el mejor queso y estiércol para la tierra, ¡nada! Pues, ahondemos en la importancia de esta muerte, y olvidemos la de las cabras.
Que, incluso sin saberlo a ciencia cierta dicen que seguramente en el desierto de Mauritania (nuestras cabras por los riscos, y laderas, montañas y barrancos); que la cigüeña, era blanca (nuestras cabras marrones (canelas), negras, rucias, floridas, etc.); que la cigüeña, había viajado más de 25.000 kilómetros (más nuestras cabras, ¡mucho más!); que la cigüeña estuvo cerca del Senegal, a donde iba a invernar, desde La Rioja donde habitaba (las cabras por Gu-Guy, Tamadaba, Tirma etc., desde los corrales de sus dueños, de los que se escaparon a los riscos); que por su GPS, que cargaba a su lomo, la pobre hundida por el peso dejó de volar y probablemente haya muerto (nuestras cabras, porque dicen -mentiras- se comen los pinos que ellos plantan, los del cabildo); que a la cigüeña en cuestión les daba información sobre sus costumbres migratorias (las cabras nos informan que no en corrales, sino libres es como deben seguir y estar, dada su naturaleza, y bien lo dice el refrán: la cabra tira pál monte, pal risco); la cigüeña, regresaba en invierno desde el Senegal a Alfaro (las cabras pasan toda su vida en los riscos, donde no molestan, no se plantan, ni hay pinos, y si los hubiera ni los probaban); este año la cigüeña regresó a su casa tres semanas más tarde, y encontró su nido ocupado, con lo que este año no pudo criar (las cabras puntualmente y gracias a cabrones muy cumplidores dan cada año por estas fechas y antes hasta tres y cuatro baifitos de un parto); en agosto pasado la cigüeña regresó a África 900 kilómetros de desvío hacia el interior (las cabras siguen saltando felices por riscos y laderas, hasta que el cabildo mata a toda la que alcanza a ver); en septiembre -hace tres meses- la cigüeña, no se movía del lugar, sin avanzar (nuestras cabras siguen entre riscos y barrancos, cada vez menos por las que ha matado el cabildo); dado que en octubre ya no emite, se sospecha, que presuntamente ha muerto la cigüeña, en medio del desierto (nuestras cabras mueren asesinadas junto a los caminos y las encuentran los senderistas, pastores, corredores, etc., por cualquier sitio); nos deja la cigüeña el siguiente dato científico y de valor trascendental y de suma importancia: jornadas hacía de hasta de 450 kilómetros (nuestras cabras, las que siguen vivas, se mueven kilómetros y kilómetros buscando agüita, yerba, sombra, sol, etc.). A un servidor, la vida de las cigüeñas, le trae sin cuidado; la de las cabras, me parece vital, histórico, etnográfico, identitario, moral, espiritual, etc., etc.
El Padre Báez, parodiando o comparando la amplitud de noticias que da según qué prensa nuestra sobre una cigüeña, y la nula o muy escasa información sobre las cabras. Pues, ¡eso! Coman huevos de cigüeñas, en lugar de queso y leche de cabras. ¡Digo!
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 “... los reyes de Cádiz y de las Islas Canarias (Tabaiberas, ahora), le paguen tributo al Rey y Señor...” (salmo 71).
P.D.- No olviden leer la carta que recibí de Bruselas (mi mejor regalo de Reyes, que comparto con ustedes).

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