domingo, 16 de noviembre de 2014

dos

Tabaiberismo medioambiental dividido…
 
“… ladrón… adúlteros… sueltas tu lengua para el mal, tu boca urde el engaño… te acusaré, te lo echaré en cara…” (del salmo 49).
 
“… tiempos difíciles, como no los ha habido… hasta ahora… acabe la opresión del pueblo…” (del profeta Daniel 12, 1-13).
 
“… cuando sembramos de esperanza, cuando regamos con dolor, con las gavillas en las manos, levantamos el corazón…” (del himno de las I Vísperas del Domingo I).
 
 
… mala cosa es que un ente, organismo, sociedad, familia o lo que sea esté dividido; eso es el comienzo del fin o un mantener una situación insostenible e inaguantable. La división, es la regla de terminar o de vencer el que quiere. Y la cosa es grave en el lugar y sitio señalado, porque es que hay algún elemento, que irreductible -al presente- anda haciendo de las suyas cual si sheriff fuera y todo el campo suyo. No diremos su nombre, sino que cual piedra o risco, y no doy más datos, anda no ya metiendo miedo, sino terror, y con prohibiciones sacadas de sus normativas, para decir a los campesinos, no pueden plantar millo ni papas, y sí una higuera o castañero, y es tal la cosa, que siendo éste un comportamiento singular, el resto paga las consecuencias, porque sin tanta maldad andan tratando hacerlo lo mejor que pueden con cierta flexibilidad, y hasta con ayudas desinteresadas, sino por amor a la profesión y medio, que ayudan pero la actuación del primeo lo echa todo a perder, y tal es la cosa que la de la Mar -no sé si me entienden- no sabe, o no quiere, o no puede quitárselo de encima, cosa que sí tratan los compañeros del otro lado, porque por culpa de uno (éste), todos son iguales y pagan los platos rotos de la difamación, del desmérito, y del terror que les causa al campesino con solo verlos venir, creyendo son de la misma calaña, y es que es desesperante, abusador al máximo y con delirios de grandezas, se cree dueño y señor de la isla y trata a todo el mundo por el mismo rasero con su grave complejo de inferioridad subido al verse vestido de uniforme y con un número de agente, cual si fuera el 007, como algunos ya lo llaman y no a pedrada, por no hacer mención a su nombre. Y tal es la cosa, que mientras este individuo siga, y sus compañeros no logren quitárnoslo de encima, cosa en la que tratan de pillarlo, por si la justicia por fin limpia el medio ambiente y deja de ser miedo ambiente. Que, repito: no son tan malos el resto, sino que anda este garbanzo negro de por medio, echándolo todo a perder, como si todo fuera suyo, y rigorista al máximo lleva hasta las últimas consecuencias o al pie de la letra la normativa, y según este espécimen que deshonra al gremio, anda cual macho de las cañadas respirando odios, venganzas personales, reprimiendo y liberando antipatías, negaciones y prohibiciones todas a su paso, sin que nadie ose frenarlo o quitarlo de en medio, pero no de mala muerte, y sin ésta, sino por enfermedad claramente manifiesta y evidente, con delirios de grandeza y de poder, machacador frustrado que libera así sus complejos, está haciendo un daño irreparable al ente y a la gente, pues como gallo altanero, anda poniendo su orden en todo el gallinero, sin dejar nadie, nadie pueda vivir de lo que siempre se vivió, de la tierra, sin que nadie a él le pare las patas o pies, porque más parece animal irracional que persona, pues sus multas caminan, y según leyes estrictas siempre tiene las de ganar, porque fariseo y cumplidor de hasta la última tilde, no hace acepción, concepción o interpretación según qué casos, e irreductible e inflexible, cual severo legalista -o abogado sin serlo- juez e interprete de las leyes, normas y demás preceptos, se está cargando poco a poco, y poco queda ya, la agricultura y ganadería, pues cual perro lobo, anda detrás de todo campesino, para chuparle la sangre sin misericordia alguna. Ya es hora, el medio ambiente se libre  de este que solo mete miedo en el ambiente y denigra y afrenta a la institución o Consejería. Y ya saben, les dí una pista de su nombre y no más: del gremio de las piedras o riscos, pasea así no nombre por la isla, la que considera su huerto particular e investido del todo-poder se cree un dios y señor. Pues ojito con él, y a ver si la del Mar consejera, le para los pies, cosa que intentan sus compañeros todos del otro lado, pero ya está bien, y no es justo siga haciendo tanto daño, por si estamos a tiempo de librar algo de la tierra y volver a poner un animal en lo de uno, y poder plantar lo que uno quiera y no lo que él te indique según normativa, pues cada uno en los suyo haga lo que le venga en gana, siempre y cuando a nadie perjudique, pues con todo esto, nunca mejor dicho: Amén, o que así sea.
Nota, creo que el presidente, no tiene conocimiento del hecho, porque de tenerlo ya hubiera destituido a la del Mar, por incompetente (a no ser que al presidente le interese por las multas el dinero que gracias a este personajillo del 3 x 4, le entra en las arcas, pero que es un dinero robado y por tanto injusto).
 
El Padre Báez.
 
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¡Casi nada! Tengo a quién imitar, pues me ganaron en ejemplaridad. Modelo me dejan y sus huellas si puedo seguiré, aunque sea de lejos:
 
SACERDOTES
 
I
 
De los seis nacidos     
de abnegados labradores,    
por suerte y su tesón       
el menor fue sacerdote.        
Emigraron para Cuba      
los dos fornidos varones,     
las tres hembras se casaron      
con dignos agricultores.     
Y se quedaron los padres      
bordando sus ilusiones.      
Agradecido a los suyos      
el buenazo sacerdote      
con entrañable cariño      
los colmó de bendiciones,     
pero no pudo pagarles      
las fatigas y rigores      
con que sus honrados padres       
hilaron días y noches,      
porque pagas y limosnas         
las compartió con los pobres.         
La caridad predicada        
en sus bonitos sermones      
la practicó con sus hechos      
por cuevas y caserones.      
Escogió de monaguillo      
a su sobrino más pobre         
quien a sus veintidós años       
fue también buen sacerdote.             
Los dos fueron misioneros,    
los dos fueron redentores.      
Inculcaron paz y amor       
frente a los ruines rencores,            
inculcaron la moral         
frente a las lujurias torpes.
Cuando los dos fenecieron       
lloraron los corazones      
de las sencillas mujeres      
y de los honrados hombres,          
y las campanas cantaron       
las gracias y los loores        
a los que de Cristo fueron      
dos auténticos apóstoles.
 
II
 
Caminaron, caminaron,       
caminaron sin parar,      
como los días y noches,        
como las ondas del mar,     
como las ansias del alma      
en busca de amor y paz,        
como la ilusión del pobre       
que se viene y que se va.      
Compartieron con sus fieles        
gofio y suero, miel y sal,       
predicaron los anhelos      
de justa fraternidad,       
sufrieron por no lograr       
el general bienestar      
porque soberbios prebostes     
mangonean con maldad.        
Predicaron, predicaron,     
predicaron sin cesar     
frente a lucros y boatos      
la modestia y sobriedad,     
frente a bullas insolentes      
la tranquila soledad,     
frente a chismes mentirosos       
la prudencia en el hablar,      
frente a gritos de desprecios     
las voces de caridad,    
 
frente a lascivos abortos      
la amable maternidad,    
frente a corbatas corruptas       
el arado y el dedal,     
frente a palcos de soberbia      
las sillas de la humildad,      
frente a los guirres de guerra         
las palomas de la paz,       
frente a la amarga discordia     
la dulzura del amar.
Sacerdotes como aquellos       
brillantes en santidad,      
evangelistas de Cristo,     
apóstoles de verdad,      
forjadores de esperanzas       
precisa la humanidad.
 
                                                         20 de mayo de 2014
 
                                                     Francisco Tarajano Pérez
 

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