Las tabaibas los mandan a
Cáritas…
“… desvalidos comerán hasta
saciarse…” (del salmo 21).
“… daba un gran banquete…”
(Jesucristo Lc 14, 15-24).
“… me saciaré…” (del salmo
62).
“… ¡qué dulce al paladar… más
que miel en la boca…” (del salmo 118, 97-104).
“… no olvides sin remedio la
vida de los pobres… pobres y afligidos…” (del salmo
73).
“... hambrientos... a la
puerta...” (del himno de Vísperas del común de
pastores).
“... limosna a los pobres...”
(del salmo 111).
“... mi aliento desfallece...
me falta el aliento...” (del salmo 142).
… para que ésta les dé lo que no le dan ellas. Y así,
toda vez que las tabaibas solo dan leche y ésta es más amarga que los chochos, y
por tanto no bebible o comestible, Cáritas tiene que suplir lo que el campo y
las cosechas, junto con los árboles frutales prohibidos que dan de comer, a los
que antes nos daban de comer a nosotros, es decir a los campesinos. Piénsese el
campesino en su medio, que es el campo, es considerado cual emigrante en
situación irregular, al que hay que atender por caridad, por parte de la
Iglesia, que es Cáritas (una es la otra y la otra es la misma). Y es que
prohibiendo el cabildo la agricultura y la ganadería, éste vulnera el derecho
del campesino a vivir del campo y a vivir, pues lo avoca al suicidio, si le
quita el medio de vida el miedo ambiente, y el Seprona con el cabildo que los
mata a hambre. Y, es que se refugia en Cáritas, dependiente de la Iglesia, o
tiene hambre segura y muerte cercana, de ambas les librará Cáritas o la Iglesia
-que repito- es lo mismo. Y es, que, vulneran el derecho a comer que tiene este
pueblo de la tierra que pisa y les vio nacer, y ella cual madre nos nutre y
alimenta si el sepro, el miedo y el cabildo lo permitieran. El campesino, es
tenido cual irregular, y por eso hay dos ejércitos y un ente que los vigila,
controla, multa, etc., y el único crimen que los campesinos cometen es intentar
sembrar, plantar o cultivar algo para comer y a la par criar una cabrita, una
vaca u oveja que les de leche, porque la de las tabaibas no se toma, a no ser
que quieran coger antes el camino del cual nadie se libra: la muerte. A tal fin
vigilan y controlan los campos, a los campesinos y sus pasos por el medio,
impidiéndoles el menor de los
movimientos en el mismo por más dueños que sean del mismo. En todo esto se nota
un cierto sesgo de endofobia, peor que el racismo o xenofobia, como se sabe pues
es el odio al de dentro, a los propios. Y todo esto, cuando en Cáritas se reduce
o bajan las entradas, con lo que atender a más, toca a menos. Y todo esto va a
ir a más, mientras las puertas del campo permanezcan cerradas, habrán más
pobres, y menos comida que dar; así que, acabaremos comiéndonos unos a otros,
¡caníbales!, ¡Dios nos libre!, pero es, la que se avecina, y si no, tiempo al
tiempo. No se olvide, hay muchos campesinos, en otro tiempo soberbios y
altaneros sobrados de alimentos y con prestigio, y orgullosos y nobles de serlo,
hoy avergonzados y humillados, desprestigiados y perseguidos, no se atreven a
pedir y mueren de hambre, a no ser que Cáritas los detecta y con disimulo, les
lleva algo para que coman y resistan, teniendo tierras y cuadras vacías, por
miedo a multas, con las que no pueden hacer frente al estar y vivir en la ruina,
gracias al cabildo. Pues, sabido es, que lo único que se puede plantar ahora,
son: valores, principios, actitudes, motivaciones, virtudes, pero…, no, no, no…,
no está el terreno, precisamente muy abonado para ello. Pero, por más que lo
sembrado así, llegue a prender, con nada de eso se come y ni se vive, pues se
trata de otra tierra bien
diferente.
El Padre Báez.
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Opinión, más que respetable,
¿no?
Este
escrito puede ser un artículo magnífico, extraordinario, para publicar en la
prensa. ¿Qué me dice?
Un abrazo.
LORENZO
OLARTE
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