domingo, 30 de noviembre de 2014

antes...

Antes de las tabaibas (2)…
 
… apacenté el rebaño de ovejas… apacenté el ganado… ya no pastorearé…” (del libro del profeta Zacarías 11, 4-12,8).
 
“… ¿dónde pastoreas… has entregado tu vida por las ovejas de tu rebaño?...” (del comentario de san Gregorio de Nisa, obispo, sobre el Cantar de los cantares).
 
“… lo reunirá… como un pastor a su rebaño… rebaños de ovejas y de vacas…” (del cántico de Jeremías 31, 10-14).
 
 
… habían tabaibas, pero menos, muchísimas menos, en realidad casi ninguna; ¡claro que habían tabaibas!, pero -repito- habían muy pocas. Entonces, sin tabaibas en los cercados, ni por los caminos, sino en riscos y en barrancos perdidas; entonces, había animales que comieran muy de mañana, antes de aclarar el día, antes de que el sol naciera, de noche todavía, había que echar de comer a los animales, pera después ordeñarlos, limpiarles la cama, vender la leche o llevarla para hacer el queso, pero antes todo los animales, debían, tenían que comer, y esa comida había que cogerla, es decir, segarla, buscarla, llevarla a los pesebres, a las cuevas, alpendres, o allá donde los animales estuvieran. Entonces, ni abrigos, ni plásticos que te libraran del agua, y menos del frío, lo que acompañaba a todos era un saco de los de 50 kilos, doblado formando un cucurucho, y atado con una cuerda o hilo al cuello o cintura, defendía algo, siempre y cuando no se mojara, pero así y todo el frío era congelante, y tanto que ateridas las manos, estas ni se las sentía, por falta de calor, calor que se buscaba en la ingle del animal, verbi gratia de la vaca, es decir entre la parte interior de la pata trasera del animal y su ubre, allí recuperaba el calor y el movimiento la mano paralizada por el frío. Detalle curioso, de saber dónde calentarse las manos, tiritando mientras de frío todo el cuerpo, y a todo ello sin que el sol alumbrara, si es que alumbraba, porque antes de que se comenzara -allá por 1950- a plantar toda la isla de pinos, entonces llovía, y llovía que podía estar sin verse el sol hasta tres meses seguidos, y el agua corría por los barrancos todo el año, pudiéndose bañarse uno -sin tener que bajar a las playas- en los charcos de aguas claras y frescas…, y no, no crea nadie que este bucolismo de un tiempo ido, es nostalgia, ni es poesía; es Historia. Historia que comenzó a torcerse desde que se dejó el campo en manos del cabildo y medio o miedo ambiente y el cabildo comenzó a plantar pinos y a defender maleza o basuras, impidiendo la agricultura y la ganadería, con lo que perdimos cuanto precede, y hemos ganado en leche, en leche de tabaibas. Ahora los ubres de las vacas, ya no son calefacción para nadie, y su leche ha sido cambiada por otra envenenadora y mala. Bueno sería se volviera a aquellos tiempos sin ya tantas penurias, pues hay ropa y plásticos, y aunque se huela a mierda de vaca, yo he visto al presente a Natalia, a la bióloga por Granada cual vaquera de la Finojosa, que ayuda a su empresaria madre Eva, dos veces al día del ordeño, limpieza, comida y atendimiento de casi un centenar de ganado vacuno, mientras Alberto, sin llegar a los 20 anda entre las mismas y sus preferidas las cabras, con la ayuda de Expedito el padre y esposo –que después de su trabajo y antes del mismo- que con visitas de los vecinos contemplan el lento paso de las vacas, con los retozos de los becerrillos, dependiendo tengan de uno a seis o siete meses, allí las novillas o becerras, el toro y su relevo, las preñadas, los gatos (para controlar a las ratas y ratones), un mundo de estiércol que nadie quiere, y los 30 litros término medio por cabeza, en el doble ordeñe de cada día, sin días de fiestas pues todos los días los animales deben ser atendidos y en ello tres y la ayuda del cuarto, el patrón que no jefe que esto es cosa del menor y su señora. En fin un mundo de película, que se puede conocer si vas a Tunte y tira hacia La Cruz Grande, a mano izquierda…
 
El Padre Báez.
 
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Así me escriben los amigos:
Querido amigo Padre Báez.
¡Enhorabuena¡ ¡Felicidades!
Mi esposa X… y yo hemos estado viendo y escuchando la magistral entrevista y el extraordinario y docto campesino que has entrevistado sobre los problemas del campo y los abusos que sufren nuestros campesinos, agricultores y ganaderos de nuestra isla.

¡NOS HAS EMOCIONADO y a su vez nos sentimos indignados por los abusos y desidia a la que nos tienen sometida a nuestra gente la política infame que tenemos!

Fuerte abrazo.
 
(S. G. R.).

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