jueves, 15 de noviembre de 2012

El nieto...

El nieto

e hijo de

pastor(es):



Sucedió en las Jornadas del miedo ambiente sobre Inagua, que en el descanso, se me presenta aquel muchacho sonriente con la pregunta: “¿no me conoce?” A lo que le contesté que no, no lo recordaba, y me dice: “¡soy el nieto de L...!” L..., es un pastor de L Cumbre. Entonces, sí caí en la cuenta de quién estaba delante de mí, sin dejar de sonreír. Y tanto, que en su día grabé el rebaño de sus abuelos, donde estaba él con sus padres, arriba junto al S..., entre retamas, denunciando L... los problemas con miedo amiente, y su esposa llamando “¡cabrón!” al intermediario que le compraba el queso a seis euros y lo vendía a doce, teniendo ella el trabajo y las pérdidas, y el bandido aquél, el negocio redondo, sin costarle ningún esfuerzo, ni dinero. Esto, sucedía cinco años atrás. Ya entonces, reducía L... su rebaño, por obstáculos del miedo ambiente, y lo caro que sale mantener al ganado con piensos, cuando la hierba no te la dejan tocar, por protegida.

Que el muchacho de mi relato o comentario, se crió oyendo balidos de cabras y ovejas; rodeado de perros bardinos que cuidaban del ganado; jugando con baifos y corderos, comiendo queso y leche con gofio (el pan lo hacen en el horno propio, y lo bizcochan); entre fríos de La Cumbre y los pinos con retamas del S...; viendo hacer queso, ordeñar, pastar, etc., todo ello en un sol de calor fuerte y frío intenso de heladas y hasta nieve a veces. Libre como los cuervos que han desaparecido u otros pajarillos rastreros (sin la suerte de los pinzones, y tan importantes como sus congéneres); con ratas que buscan restos de millo, y quesos descuidados; en cuevas miserables con quirófanos para hacer el queso, no sea que les retiren el permiso...

Lo propio sería, que teniendo por profesor a ese pastor (L...), que fiel a la tradición, mantiene lo único que sabe hacer: cuidar del ganado, guiarlo, alimentarlo, etc., en cuyo arte se las sabe todas. Hombre que al hablar grita –acostumbrado a silbar o echar el perro a las ovejas y cabras descarriadas- que mantiene expresiones, frases, palabras, etc., en desuso, que tiene las manos con callos, la ropa sucia, y oliendo a ganado (a cabras, machos, carneros, ovejas...), y que las gallinas sueltas, recogen el millo sobrante o escondido del comer de las herbívoras -como las llaman científicamente en las Jornadas y que si guanil (las de por libres, y con dueño), hay que tirotearlas, y acabar con ellas (esto oía el muchacho, sin conocer un servidor sus sentimientos al respecto)...

Con abuelos así, y nietos pegados a los mismos, cabe pensar la profesión de Abel, Abraham, Jacob, Moisés, David... (y tantos otros grandes personajes de la Biblia), y mantener lo que siempre se hizo, y nunca debiera dejar de hacerse, porque la leche, y el queso, no vienen de Asturias –que también- sino de la leche de los animales citados y otros (las vacas, burras, camellas, cochinas, etc.), no debe desaparecer al tener continuidad... Profesión la más digna, que hace de Jesucristo, el Pastor por excelencia, y pastores: el Papa, Obispos y sacerdotes (párrocos), de almas (a modo y semejanza de los de los animales, que por ellos lo dejan todo, y hasta la vida)...

Nada más normal, que se herede la profesión, cuando esta se transmite desde que se abrió los ojos a este mundo, y que sabiéndolas todas, y dando tanta independencia y comida sin falta, aunque no se tenga un día de fiesta ni de descanso, ni siquiera en el día de su santo, trabajando día y noche, sin un día libre en la vida, sino atado al ganado; feliz porque eso es fiesta y es trabajo, es gozo y paz, y no necesita sino amar y vivir, pensar y soñar con el rebaño, que es en torno a él cómo gira sus vidas...

Pero, pregunté al muchacho: “y tú, ¿por aquí, por qué?” Esto me respondió: “¡es que estudio jardinería en S... M..., y nos han traído para que escuchemos lo del ganado guanil!” La verdad, que se me cayeron todos los argumentos, y nada dije, pero ya ni me pude concentrar en las tonterías que decía el de la charla o exposición de absurdos y ridículos asuntos de preservar una hierba a costa de y para ello desaparecer a las que las repuebla. Que el nieto de un pastor –pensaba-, se prepare, no para el pastoreo (ganadería) y agricultura, que le sigue y es paralela a la ganadería, sino para jardinero, me pregunto: “pero, ¿tantos ricos hay con jardines, que le den trabajo a este muchacho, criado entre ovejas y cabras?”

Pero, ¿y de qué le sirve haber tenido al mejor de los profesores, al doctor en pastoreo (L...), que deja lo aprendido y aprende a limpiar flores, a plantar geranios, y así unos cursos, para el paro? ¿O es que miedo ambiente le va a dar trabajo en perseguir a todo aquel que rompa una retama, si molesta para pasar por un camino desde siempre? Quedé obnubilado, viendo a un muchacho de La Cumbre, nieto e hijo de pastores, en el edificio de usos múltiples II, oyendo disparates, bien contrarios a lo que siempre vio y   aprendió en su infancia y actual juventud. Me dio pena, mucha pena y tristeza, ante el cambio forzado de una política equivocada que impone y obliga el cabildo, que acaba con agricultura y ganadería y suple a la primera con pinos y rematas, y a la segunda con pinzones y cigarrones.

El Padre Báez.

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