Salida del Tabaibal...
“... me estoy hundiendo en un
cieno profundo...” (del salmo 68).
“... la tierra abrasada... la
tierra extenuada...” (del salmo 67).
“... nuestra tierra dará su
fruto...” (del salmo 84).
“... la tierra ha dado su
fruto...” (del salmo 66).
“... pobre... en esa tierra
tuya...” (del libro del Deuteronomio 15, 7-8).
... y volando sobre las nubes, y debajo el mar, en un
blanco entre celestes y azules, grises y reflejos de luz solar, y aunque no se
vea nada y ello -porque además de ir junto a una ventanilla-, te tocó sobre el
ala, y a medida que te alejas del Tabaibal (antes Canarias) te va entrando -sin
darte cuenta- una paz y sosiego, porque cada vez más, van quedando atrás, y
lejos, las tabaibas.
Y quieras que no, te veas libre de su acoso, de su
omnipresencia agobiadora. Y viajar es -aunque no lo haga uno por o de placer-
una terapia psicológica y hasta física, al verse uno libre de aquello que te
atosiga, te oprime, te hace daño. Y atrás quedan cual maldición lo que europa
nos protege, y el miedo ambiente guarda y cuida. Y viaja uno -por una semana- a
Madrid; exactamente al Escorial, donde la Escuela de la Caridad, donde
aprenderemos o nos enseñarán a dar de comer a los que las tabaibas han robado
los terrenos y han parado a todo campesino que allí cultivaba algo. Sí, caridad
(Cáritas) a, y para los que las tabaibas han parado. Parados que nada pueden
cultivar, porque, está prohibido y protegida la tierra y solo consiguen -más
allá del paro y del desempleo- que salvaje y sin orden, la maleza -o basura-
crezca, y ello de tal forma y manera, que por culpa del miedo ambiente, que se
dicen defensores del mismo (el medio), lo que consiguen es acabar con la flora
endémica, flora autóctona, flora al fin nuestra, que desaparece por la voracidad
de plantas asesinas, mortíferas, envenenadoras. Y así lo que es llamado
protección, es justo todo lo contrario o al revés: no protegen, sino que
eliminan y desaparecen plantas, que como en el caso de las tabaibas, son únicas
en el mundo, y desaparecen por siempre, para siempre in eternum. Endemismos y plantas
endémicas, son “devoradas” por las tabaibas, sin que esta tenga un enemigo o
depredador, que las frenen o destruyan, que a ellas las extingan y desaparezcan.
Y así, si los incendios controlados acaban con la fauna, las tabaibas -por su
parte- acaban con toda flora, que no sea ella misma. Y, volviendo a los pájaros,
¿serán los aviones, los únicos que crucen nuestros cielos y espacios? Por lo
pronto -y como es obvio- entre las nubes y por encima del mar, no hay tabaibas.
Y, llegados a tierra, la vista descansa, porque a la redonda no se ve ni una
sola tabaiba. Pues, ¡qué alivio! Sin tabaibas, todo esto, ¡parece mentira! La
maldición queda atrás. El mal, es protegido. Y ya es mala suerte, nos haya
tocado la envenenadora planta de la tabaiba, y que seamos los únicos en tenerla,
es como una maldición. Pues si ya que la tenemos -¡y tenemos tantas!- fueran de
algún provecho o beneficio, pues como que sí, pero siendo estéril, o dando una
leche amarga, ¿dónde y qué universidad o laboratorio alguno, le saque alguna
utilidad?; pues ¿no iba a darle Dios,
alguna potencialidad o energía (o fuerza), que es lo mismo, para nuestro
bien, y a falta de que alguien descubra lo que esconde? Y entonces, ¿la
desprotegerían para poder sacarle la leche (u ordeñarlas)? En este caso -que
fuera algo útil y bueno, en lugar de erradicarlas -y ahora sí- súper protegidas,
digamos para qué sirven, y en lugar de su declarado número uno de sus enemigos,
me volvería en su paladín y defensor, en su protección y colonización de la isla
e islas. Y es que desde la distancia -y en este caso- desde la altura, como que
la cosa se ve mejor, pues a veces el árbol te impide ver el
bosque.
El Padre Báez.
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40. Los océanos no sólo
contienen la mayor parte del agua del planeta, sino también la mayor parte de la
vasta variedad de seres vivientes, muchos de ellos todavía desconocidos para
nosotros y amenazados por diversas causas. Por otra parte, la vida en los ríos,
lagos, mares y océanos, que alimenta a gran parte de la población mundial, se ve
afectada por el descontrol en la extracción de los recursos pesqueros, que
provoca disminuciones drásticas de algunas especies. Todavía siguen
desarrollándose formas selectivas de pesca que desperdician gran parte de las
especies recogidas. Están especialmente amenazados organismos marinos que no
tenemos en cuenta, como ciertas formas de plancton que constituyen un componente
muy importante en la cadena alimentaria marina, y de las cuales dependen, en
definitiva, especies que utilizamos para alimentarnos.
41. Adentrándonos en los mares tropicales y
subtropicales, encontramos las barreras de coral, que equivalen a las grandes
selvas de la tierra, porque hospedan aproximadamente un millón de especies,
incluyendo peces, cangrejos, moluscos, esponjas, algas, etc. Muchas de las
barreras de coral del mundo hoy ya son estériles o están en un continuo estado
de declinación: «¿Quién ha convertido el maravilloso mundo marino en cementerios
subacuáticos despojados de vida y de color?»[25]. Este fenómeno se debe
en gran parte a la contaminación que llega al mar como resultado de la deforestación, de los monocultivos agrícolas, de los
vertidos industriales y de métodos destructivos de pesca, especialmente los que
utilizan cianuro y dinamita. Se agrava por el aumento de la temperatura de los
océanos. Todo esto nos ayuda a darnos cuenta de que cualquier acción sobre la naturaleza puede
tener consecuencias que no advertimos a simple vista, y que ciertas formas
de explotación de recursos se hacen a costa de una degradación que finalmente
llega hasta el fondo de los
océanos. (de la encíclica de Francisco: Laudato si).
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