Librarnos del
tabaibocentrismo...
“...
y señalando con la mano... dijo: Estos
son...” (Jesucristo, en el
evangelio de san Mateo 12, 46-50).
/“...
mi grito llegue hasta...” (del salmo
101). /“...
dicen mentiras...” (del salmo 100).
/“...
somos el más pequeño de todos los pueblos...” (del cántico de Daniel 3, 26-29.34-41).
/“...
la lluvia... empapa la tierra... da semilla al sembrador... y pan...” (del profeta Isaías 55, 10-11).
/“... a llorar
con nostalgia...” (del salmo 136). /“... nos
persiguen a muerte...” (del salmo 142)
... que nos ha llevado del templo a las afueras; del
sacerdocio, al desierto..., las tabaibas, nos desplazan, las tabaibas nos
atenazan, las tabaibas nos atrasan, las tabaibas nos expulsan (somos expulsados
del campo). Somos desplazados, excluidos..., marginados. Tres trabajan; trabajan
otros, ¿y como yo?
En paro, y con hambre..., gente que tiene hambre..., nos
echan a las afueras..., las tabaibas nos despueblan..., las tabaibas nos
expulsan..., las tabaibas nos estigmatizan en las afueras, en despoblados...,
las tabaibas nos marginan, nos excluyen..., las tabaibas nos aplastan, nos
rompen, nos separan, nos excluyen..., las tabaibas nos pisotean..., nos
suprimen..., nos achican..., nos amargan..., las tabaibas nos mandan al
hambre..., nos hacen andar errantes..., nos hacen vagar..., este, es el clamor
del pueblo..., las tabaibas, no nos escuchan..., es el grito contra las
tabaibas, contra ellas. Autosuficiencia de las tabaibas; la soberbia tabaibera,
que no nos escuchan, por más que gritamos. Las tabaibas, nos debilitan. Las
tabaibas, nos hacen depender de fuera. Las tabaibas, nos anulan como
personas..., las tabaibas nos oprimen, nos explotan y nos desprecian, nos
desatienden, nos abandonan..., las tabaibas, nos ignoran, nos hacen sufrir y
padecer hambre..., las tabaibas, nos hacen vulnerables..., las tabaibas, nos
destruyen..., ¿desaparecerán las tabaibas? Las tabaibas, nos descentralizan. Las
tabaibas, no aceptan la diversidad..., las tabaibas, rompen las relaciones
interpersonales, también la solidaridad afectiva..., las tabaibas, nos
despersonalizan..., las tabaibas, nos desorientan..., las tabaibas nos
desvían..., las tabaibas nos excluyen..., tenemos (vuelvo al título o comienzo)
que liberarnos del tabaibocentrismo..., las tabaibas, nos han
deshumanizado...
El Padre Báez.
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54. Llama la
atención la debilidad de la reacción política internacional. El sometimiento
de la política ante la tecnología y las finanzas se muestra en el fracaso de las Cumbres mundiales sobre
medio ambiente. Hay demasiados
intereses particulares y muy fácilmente el interés económico llega a prevalecer
sobre el bien común y a manipular la información para no ver afectados sus
proyectos. En esta línea, el Documento
de Aparecida reclama que «en las
intervenciones sobre los recursos naturales no predominen los intereses de
grupos económicos que arrasan irracionalmente las fuentes de
vida»[32]. La alianza entre la
economía y la tecnología termina dejando afuera lo que no forme parte de sus
intereses inmediatos. Así sólo podrían esperarse algunas declamaciones
superficiales, acciones filantrópicas
aisladas, y aun esfuerzos por
mostrar sensibilidad hacia el medio ambiente, cuando en la realidad
cualquier intento de las organizaciones sociales por modificar
las cosas será visto como una molestia provocada por ilusos románticos o como un
obstáculo a sortear.
55. Poco a poco
algunos países pueden mostrar avances importantes, el desarrollo de controles
más eficientes y una lucha más sincera contra la corrupción. Hay más
sensibilidad ecológica en las poblaciones, aunque no alcanza para modificar los
hábitos dañinos de consumo, que no parecen ceder sino que se amplían y
desarrollan. Es lo que sucede, para dar sólo un sencillo ejemplo, con el
creciente aumento del uso y de la intensidad de los acondicionadores de aire.
Los mercados, procurando un beneficio inmediato, estimulan todavía más la
demanda. Si alguien observara desde
afuera la sociedad planetaria, se asombraría ante semejante comportamiento que a
veces parece suicida. (de la encíclica de Francisco: Laudato
si).
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