Las tabaibas nos
despersonalizan...
“... en aquellos
días pastoreaba el rebaño... llevó el rebaño trashumando...” (del libro del
Éxodo
3,
1-6.9-12).
“... sembraré...
mientras me cuesta fatigas...” (del himno de Laudes del miércoles
III).
“... pastor...
delante del rebaño, guiando su marchar por buen camino...” (del himno del
Oficio de
lectura del común de
pastores).
“... los
trabajadores, que ganan el pan con el sudor de sus frentes...” (de las preces de
las Vísperas
del miércoles
III).
... nos echan o expulsan del campo, de la tierra, y nos
mandan a la urbe, al cemento, al individualismo, a la no relación o aislamiento. Y todo ello, nos despersonaliza, nos empobrece
-social, espiritual y económicamente-.
Lo de aquel buen hombre de Tejeda: era
feliz con sus huertos y sus cabras; sus hijas se lo bajaron a la capital
(“subir” dicen en Tejeda, al estar en un hoyo o depresión geográfica), y lo
colgaron en un quinto piso -pero de las afueras de la capital-, en cuya base del
edificio, otros ancianos, en tres tablones mal colocados (que sobraron de las
obras y los dejaron por allí tirados) sobre unas piedras, se sentaban al sol y a
las nostalgias, conversando sobre otros tiempos, de cuando estaban en el
campo..., pero, nuestro buen tejedano o tejedense, del balcón de su quinto piso
-y por miedo al ascensor o a las tantas escaleras- de allí no se movía todo el
santo día, es decir de allí no se bajaba ni a la de tres, mirando a su lejana e
invisible Tejeda detrás de las montañas de la cumbre, pensándolas e
imaginándolas, hasta que al mes justo de su cambio forzado de residencia, lo
sacaron con los pies por delante en un cajón de muertos, al cementerio de San
Lázaro, ¡que ni siquiera al del Socorro de su pueblo natal lo llevaron!, para
que al menos allí descansaran sus huesos. Y henos aquí, que de haber seguido en
su Tejeda natal y donde los restos de sus antepasados y apellidos, todavía
estaría vivito y coleando, porque desde el amanecer cogía el puño de yerba pá
sus cabritas, limpiaba el macho (acequia a la que caía tierra de los trastones,
quitando aquí una piedra y poniéndola allí, cogiendo unas cañas para soco (y
comida de sus cabritas), limpiando la cama de los animales, buscando para la
cama de los mismos animales (y hacer estiércol para la tierra y plantar las
papas), echar el estiércol a la tierra, ordeñas a las rucias, y mil pequeñas tareas o acciones -la
tierra y los animales, jamás dan descanso; siempre hay algo (mucho) que hacer-
estaría vivo, y con salud; pero, encerrado en un balcón, y melancólico o
deprimido, recordando el terreno y animales abandonados, lo llevó rápido y
paulatinamente a la acelerada y hermana muerte. Sus hijas, lo mataron. Y muerta
está nuestra sociedad, en el aislamiento -reléase lo del comienzo- de los que
depende un mundo de relaciones en el campo, se recluyen -cual cárcel- entre
cuatro paredes, desde donde no conocen ni al vecino, por más que lleven pegados
veinte años, puerta con puerta... (continuaré
mañana)...
El Padre Báez.
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42. Es necesario
invertir mucho más en investigación para entender mejor el comportamiento de los
ecosistemas y analizar adecuadamente las diversas variables de impacto de
cualquier modificación importante del ambiente. Porque todas las criaturas
están conectadas, cada una debe ser valorada con afecto y admiración, y todos
los seres nos necesitamos unos a otros. Cada territorio tiene una
responsabilidad en el cuidado de esta familia, por lo cual
debería hacer un cuidadoso inventario de las especies que alberga en orden a
desarrollar programas y estrategias de protección, cuidando con especial
preocupación a las especies en vías de extinción.
IV. Deterioro de la calidad
de la vida humana y degradación social
43. Si tenemos en cuenta que el ser humano
también es una criatura de este mundo, que tiene derecho a vivir y a ser feliz,
y que además tiene una dignidad especialísima, no podemos dejar de considerar
los efectos de la degradación ambiental, del actual modelo de desarrollo y de la
cultura del descarte en la vida de las personas. (de la encíclica de Francisco: Laudato
si).
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