Quemas controladas
tabaiberas...
“... nombraron capataces que
los oprimieron...” (del libro del Éxodo 1,8-14.22).
“... la leña, sin prenderle fuego... sin encender el
fuego...” (del primer libro de los Reyes
18,16b-40).
“... me hiciste pasar por
peligros, muchos y graves...” (del salmo 70)
“... tanto ardía...” (del salmo
123).
... las que hace el miedo ambiente. Son “incendios”
permitidos, o como su propio nombre ya lo indica, son controlados. Que
peligrosos son los descontrolados, pero no menos éstos.
Como los que arden sin
saber quién los prendió, y que sucede -a veces- prendidos por ingenieros y
agentes (policías) del miedo ambiente, y una vez descontrolados, por fallos
técnicos o cambio del viento echan la culpa a pobres e inocentes contratados,
que hasta pagan con cárcel por lo que no han hecho, pero que les echan la culpa.
Pues -y así vea los ojos de Dios-, que una vez, bajando de la Cruz de Tejeda,
con el Profesor Reina, q. e. p. d., un agente del miedo ambiente (todavía no se
llamaban “policías”), me dijo: “... Padre
Báez, los incendios los prendemos nosotros mismos, porque si no quemamos, no
podemos volver a plantar, y por eso no se encuentran supuestos pirómanos, que no
existen, salvo excepciones, porque somos nosotros...”. Y, sabido es, que vas
o sales al campo, y te encuentras con un incendio controlado; es decir, con todo
el equipo y equipaje. Y, hasta aquí, aparentemente todo normal, y bien. Pues,
¡no señor! ¡De eso, nada! Y, les descubro el secreto o el hecho en sí, que tiene
su culpa y no se libra de ella, toda vez que con esas quemas controladas -además
de quemar montes (basuras), queman: pinos, zarzas, escobones, etc., queman
pájaros (y sus nidos con huevos o/y pajaritos), queman conejos, queman lagartos,
queman insectos (saltamontes, escarabajos, arañas, hormigas, etc.). Y así la
cosa, los que preservan y cuidan -dicen ellos- el medio ambiente y la
biodiversidad, es decir los del miedo ambiente, se están cargando y acabando con
el medio ambiente. Y esto ocurre en este espacio controlado. Mañana otro espacio
al lado, y así sucesivamente, pasando de un lugar a otro, van arrasando con la
fauna. Y ello es tan grave, que los cuervos han desaparecido, junto con una gran
variedad de pájaros -quedando cada vez menos- a pesar de la aparente protección
del cuento de unos pájaros que no están, porque no existen, como son los
llamados “pájaros azules”, los mismos que no hay senderista alguno que haya
visto uno. O como me dijera un pastor -vamos a no dar su nombre y lugar- a mi
pregunta si había visto por Inagua, donde más de setenta años con ganado de
ovejas, algún pájaro azul, asombrado me repitió: “¿un pájaro azul?, ¡eso no hay! ¿usted está
loco? ¡Los pájaros no son azules, sino grises!...”, y me dio una gama de colores, pero no entraba
el color azul. Pero, que esta deriva no nos lleve a distraernos de la mayor. Y la mayor es, que
los incendios controlados, además de hacerlos, para poder seguir plantando donde
ya había de lo mismo y mismo lugar, con ello además acaban con la vida de tantos
y tantos animales (de los cuales, hemos recordado algunos pocos:
pájaros-conejos-lagartos-etc., y estos (sin contar insectos y otros). Estos sí
que están protegidos, y sin embargo, acaban con todos ellos. Y nadie crea, que
cuanto aquí les digo, es cosa de un servidor, de mi deducción u observación
propia, que mi númen o mente, no va tan lejos, y si lo escribo es, porque un ex
de miedo ambiente, ahora ya retirado, fue quien me lo dijo, lo mismo que al
principio informé sobre el gran incendio último, al que unos ingenieros (dos)
echaron la culpa a un pobre inocente... (misma fuente de
información).
El Padre Báez. Párroco de Lomo Magullo, La Breña, Cazadores,
Tecén y Arenales.
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P. D.:
Pregunto, porque son muchos los que me lo preguntan.: ¿son los
incendios de cada verano y misma zona en Cazadores obra de un pirómano, y si es
así cómo es que no dan con él, o son quemas controladas? Nada afirmo, sino que
pregunto.
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38. Mencionemos, por ejemplo, esos pulmones del planeta
repletos de biodiversidad que son la Amazonia y la cuenca fluvial del Congo, o
los grandes acuíferos y los glaciares. No se ignora la importancia de esos
lugares para la totalidad del planeta y para el futuro de la humanidad. Los
ecosistemas de las selvas tropicales tienen una biodiversidad con una enorme
complejidad, casi imposible de reconocer integralmente, pero cuando esas selvas
son quemadas o arrasadas para desarrollar cultivos, en pocos años se pierden innumerables especies, cuando no
se convierten en áridos desiertos. Sin embargo, un delicado equilibrio se
impone a la hora de hablar sobre estos lugares, porque tampoco se pueden ignorar
los enormes intereses económicos internacionales que, bajo el pretexto de cuidarlos, pueden
atentar contra las soberanías nacionales. De hecho, existen «propuestas de
internacionalización de la Amazonia, que sólo sirven a los intereses económicos
de las corporaciones transnacionales»[24]. Es loable la
tarea de organismos internacionales y de organizaciones de la sociedad civil
que sensibilizan a las poblaciones y
cooperan críticamente, también utilizando legítimos mecanismos de
presión, para que cada gobierno cumpla con su propio e indelegable deber de
preservar el ambiente y los recursos
naturales de su país, sin venderse a
intereses espurios locales o
internacionales.
39. El reemplazo de la flora silvestre por
áreas forestadas con árboles, que generalmente son monocultivos, tampoco suele
ser objeto de un adecuado análisis. Porque puede afectar gravemente a una
biodiversidad que no es albergada por las nuevas especies que se implantan.
También los humedales, que son transformados en terreno de cultivo, pierden
la enorme biodiversidad que acogían. En algunas zonas costeras, es preocupante
la desaparición de los ecosistemas constituidos por manglares.
(de la Encíclica de
Francisco: Laudato si).
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