miércoles, 11 de julio de 2018

Había cultivo y ganados.
 
Había cultivo y ganados. Pero, vengamos a la agricultura, al cultivo. Veamos los números, que cantan y gritan más que lo que dicen. Si solo crece el cemento, y con él lo urbanizado, en esa misma proporción retrocede el cultivo. ¿Y qué producimos?, ¿qué exportamos? No vuelve al campo el campesino, no regresa el hombre del campo al huerto, a la cadena, al cercado, a plantar. Esto, se muere. Nos engañan con una minucia ecológica. ¿Acaso comemos frutas de aquí?, ¿de dónde? Nos engañan. Ya, ¡ni tomates!, menos los plátanos (quedan cuatro, de cada). Y si el suplemento es la ganadería: ¡apaga y vamos! La agricultura en la isla, queda en la tradición; los terrenos se llenan de tabaibas y de pinos, y es lo único que crece, se multiplica, y lo invade todo (dese un paseo por la isla, y la verá toda así). El sector primario, ha pasado a ser el sector último, y en fase de fallecimiento. Y la vuelta al campo, desaparecería el paro y el hambre (o pobreza). Menos mal -que ya es mal-, que todo nos lo traigan de fuera, toda vez que solo producimos parados, y en ello, nadie nos gana. ¡Claro que hay cultivo de: lechugas, calabacinos, cebollas y algo más, pero es testimonial, residual, ínfima la producción, mínima y finalizando o muriendo paulatinamente!. De lo que sí estamos bien sobrados, y no es de cañas de azúcar, ¡que ya debiera!, sino de la otra, la caña, sin más, para nada. Y recordar cómo ese norte de la isla era toda ella un manto verde de plataneras; ahora la tierra y paredes vacías y cayéndose (con prohibición y multa si las rehaces). En lugar de árboles frutales, sabido es cómo el cabildo aparte de matar las cabras, lo llena todo de pinos, y es lo único que cultiva el cabildo que se va adueñando con ofertas mentirosas de toda la isla, al ofertar frutales, que luego deja secar y los sustituye por pinos que riegan abundantemente asegurando su pegue y crecimiento, y ni una gota de agua a los frutales plantados, que es así como engaña al campesino y encima se queda con sus tierras). Y eso que nuestra tierra y sol sería -es- el paraíso de los frutos tropicales, pues, ¡ni eso! Si hubiera agricultura, habrían empresas. Pero con tres olivos y tres plantas de café, con eso no vamos a ningún lado (¿quien tiene aceite de aquí o café de Agaete en su despensa? No, no hay desarrollo, el campo no se mantiene, se hunde, desaparece. Con la ganadería pasa otro tanto: decrece, retrocede, desaparece. Y lo poco que se cultiva, sigue con pesticidas, y químicas, y luego, te lo venden cual si fuera ecológico, ¡nos la dan con queso (de leche de tabaibas)! El agua de la lluvia al mar, y para regar, agua del mar. Y el paro sigue en aumento, y a la par el hambre o pobreza, y en lugar de subir en la escala de producción, descendemos, bajamos, nos hundimos. Ya el campo, no es lugar de empleo (ya solo sirve para organizar carreras).
 
El Padre Báez, Pbro. 11-07-18

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