martes, 6 de septiembre de 2016

no se regeneran...

¡Qué bueno nuestros pinares no se regeneran!...
... ¡gracias a Dios! Y me disculpen los ateos (¡pobrecillos, que se hacen ellos mismos “dioses”!), que: los pinos llenando los suelos con toda esa tonga de pinocha, no dejan crecer absolutamente nada, razón o motivo por lo que los mismos pinos comienzan a secarse, ya que la pinocha no deja pasar el agua. De tal forma y manera es lo que dejo más arriba, que si ustedes, mis amigos salen al campo y visita los pinos, los verán viejos, pero no jóvenes a sus veras o lados, lo cual significa que ellos, no se multiplican, sino la mano asesina del cabildo que nos mata a fuego y hambre.
Entre los pinos viejos (una media de treinta y cinco años, más o menos), no hay pinos jóvenes, ni nacen de forma natural, sino que ellos mismos se exterminan al no reproducirse, al faltarles el fuego. Y esto es una bendición del Cielo, pues estos viejos pinos al morir, no tienen repuesto, con lo que se acabarán -en su día- los pinares, antes o después, pero ese es su fin o final, por más que el cabildo se emperrete en llenar todo de pinos durante cuarenta años más plantándolo todo, sin dejar un huerto para un saco de papas, ni donde una cabra pueda morder hierba. Así que cabe alegrarnos por este futuro que ya se nos echa encima: los pinos se secan, se mueren y no se auto-sustituyen y dejando estéril la tierra, si se planta otro pino, no prende e igualmente muere, sin crecer, ni pegar. Así que a pesar del capricho cabildicio (a Veneguera 350.000 sin contar los millones de ejemplares para cuarenta años plantando), el futuro será sin pinos, pero pronto. ¡Ya lo veremos (y no por los incendios, aunque éstos le favorecen)!
El Padre Báez, que frente a lo que está sucediendo y va a suceder (que se están secando los pinos), el primer logro va a ser sobre el impacto visual, un mundo sin pinos es una bendición, una gozada, el paisaje cambia de inmediato para bien y mejor. Y toda vez ya ni cuervos hay que en ellos se posen, a esos pinos secos, habrá que cortarlos y hacerlos ceniza (compost no porque envenena la tierra). Pero, en el mundo de los pinos se mueven con mentiras, y esa sí que es una plaga, difícil de exterminar, ¡más que la misma procesionaria!, mentiras aunque la evidencia está a la vista de quien quiera verlo y comprobarlo: se secan, y siguen plantando.
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Aumentan los que se suman a no comprar nada mañana que es miércoles, ni ningún miércoles hasta que el cabildo diga no va a plantar más pinos, y que va a dejar de matar las cabras. Dado que no hacen caso a protestas, escritos, razones, etc., cuando los bolsillos se sientan afectados por un día en el que no alcanzan los comerciantes, ni para el pago del personal que atiende a los cada menos clientes a mitad de semana, que se abstienen ya de compara nada o algo, la gente no va a dejar de protestar sin comprar los miércoles. De entre tantísimos correos en esta línea, éste:
“Padre Báez, vivo frente a un Supermercado de esta ciudad, y los miércoles, he observado una drástica disminución de compradores o clientes; he hablado con los dependientes, y están alarmados, pues su plan, comienza a funcionar y ya les afectan. Gracias por tan genial idea, que les hará cambiar de política al Cabildo pro-más-pinos y anti-cabras. Un saludo. Carmen López Montesdeoca”.
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“... ¿no os da vergüenza?...” (1Cor 6, 1-11). / “... es funesto y terrible...” (Hc 1, 1-2, 4). / “... no explotes al pobre, porque es pobre, no atropelles al desgraciado...” (Pr 22, 22-23).

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