¡Qué bueno nuestros pinares no se
regeneran!...
... ¡gracias a Dios! Y me disculpen los ateos
(¡pobrecillos, que se hacen ellos mismos “dioses”!), que: los pinos llenando los
suelos con toda esa tonga de pinocha, no dejan crecer absolutamente nada, razón
o motivo por lo que los mismos pinos comienzan a secarse, ya que la pinocha no
deja pasar el agua. De tal forma y manera es lo que dejo más arriba, que si
ustedes, mis amigos salen al campo y visita los pinos, los verán viejos, pero no
jóvenes a sus veras o lados, lo cual significa que ellos, no se multiplican,
sino la mano asesina del cabildo que nos mata a fuego y hambre.
Entre los pinos
viejos (una media de treinta y cinco años, más o menos), no hay pinos jóvenes,
ni nacen de forma natural, sino que ellos mismos se exterminan al no
reproducirse, al faltarles el fuego. Y esto es una bendición del Cielo, pues
estos viejos pinos al morir, no tienen repuesto, con lo que se acabarán -en su
día- los pinares, antes o después, pero ese es su fin o final, por más que el
cabildo se emperrete en llenar todo de pinos durante cuarenta años más
plantándolo todo, sin dejar un huerto para un saco de papas, ni donde una cabra
pueda morder hierba. Así que cabe alegrarnos por este futuro que ya se nos echa
encima: los pinos se secan, se mueren y no se auto-sustituyen y dejando estéril
la tierra, si se planta otro pino, no prende e igualmente muere, sin crecer, ni
pegar. Así que a pesar del capricho cabildicio (a Veneguera 350.000
sin contar los millones de ejemplares para cuarenta años plantando), el futuro
será sin pinos, pero pronto. ¡Ya lo veremos (y no por los incendios, aunque
éstos le favorecen)!
El Padre Báez, que frente a lo que está sucediendo y va
a suceder (que se están secando los pinos), el primer logro va a ser sobre el
impacto visual, un mundo sin pinos es una bendición, una gozada, el paisaje
cambia de inmediato para bien y mejor. Y toda vez ya ni cuervos hay que en ellos
se posen, a esos pinos secos, habrá que cortarlos y hacerlos ceniza (compost no
porque envenena la tierra). Pero, en el mundo de los pinos se mueven con
mentiras, y esa sí que es una plaga, difícil de exterminar, ¡más que la misma
procesionaria!, mentiras aunque la evidencia está a la vista de quien quiera
verlo y comprobarlo: se secan, y siguen plantando.
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Aumentan los que se suman a no comprar nada mañana que
es miércoles, ni ningún miércoles hasta que el cabildo diga no va a plantar más
pinos, y que va a dejar de matar las cabras. Dado que no hacen caso a protestas,
escritos, razones, etc., cuando los bolsillos se sientan afectados por un día en
el que no alcanzan los comerciantes, ni para el pago del personal que atiende a
los cada menos clientes a mitad de semana, que se abstienen ya de compara nada o
algo, la gente no va a dejar de protestar sin comprar los miércoles. De entre
tantísimos correos en esta línea, éste:
“Padre Báez, vivo frente a un
Supermercado de esta ciudad, y los miércoles, he observado una drástica
disminución de compradores o clientes; he hablado con los dependientes, y están
alarmados, pues su plan, comienza a funcionar y ya les afectan. Gracias por tan
genial idea, que les hará cambiar de política al Cabildo pro-más-pinos y
anti-cabras. Un saludo. Carmen López Montesdeoca”.
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“... ¿no os da
vergüenza?...” (1Cor 6, 1-11). / “... es funesto y terrible...”
(Hc 1, 1-2, 4). / “... no explotes al pobre, porque es pobre,
no atropelles al desgraciado...” (Pr 22,
22-23).
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