miércoles, 7 de septiembre de 2016

lluvia

¿Atraen los pinos la lluvia, como dicen los del cabildo?...
... si eso fuera cierto, estaríamos inundados, pues con tantos pinos..., el caso es que ha dejado de llover paulatinamente desde que se comenzaron a plantar hace ahora seis décadas. Se fue o marchó el agua. Pero, veamos más despacio el asunto o tema: Con ese cuento les robaron las tierras a los pastores y a los agricultores, porque les dijeron -y la mentira sigue-, y siguen algunos bobos creyendo en las musarañas, o en que el cabildo que entonces y ahora dice verdad, cuando la verdad es todo lo contrario.
De hecho, es un fenómeno que no se da, ¡ni mucho menos!, sino -repito- todo lo contrario. El fenómeno que sí se da, es el de la evapotranspiración, que es el agua que pasa a la atmósfera, desde  los árboles o el mismo suelo. Rodeados de aguas del mar como estamos, éstas se evaporan, y el aire trae ese vapor, formando nubes, y llueve (ese es el proceso natural y normal). Claro que, el agua retenida en las copas de los pinos, el agua cae por el tronco hacia la raíz del pino (o cualquier otro árbol), pero eso no quiere decir, que gracias a los pinos llueva más. Es todo un efecto óptico, que es lo que aparece y parece, pero no lo es. El engaño es para tontos (con perdón o disculpas): la condensación sobre los pinos, libera la atmósfera de vapor de agua, que pasan a gotas, baja la presión, el pino aspira el aire, creando corrientes, que traen humedad, y precipitan y gracias a los pinos, llueve. ¡Y una m....!, como dijera el otro (o corte de manga).
El padre Báez, que aunque aparentemente, los pinos atraen el agua o la lluvia, eso no es correcto, no es verdad, y no se ajusta a ciencia cierta, y ello, porque científicos hay serios, que muestran su negativa a dicha afirmación, y no están conformes con ello. En el peor de los caso, el problema de los pinos, despejada esa crasa y burda mentira, es que mientras no nos libremos de ellos (y no hablo de deforestación, sino de un cambio en cuanto a lo que plantar),  que ninguna implicación tienen los pinos en el agua de la lluvia (y seca la de los niveles freáticos que bajan en la medida de su número y extensión), que otro tema muy serio es que con los pinos, ni agua, ni biodiversidad, ni endemismo alguno posible (no es cosa de las cabras, sino de los pinos) y por si era poco envenena con ácidos y resinas los suelos, que quedan estériles.
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Mientras el cabildo siga plantando pinos y matando cabras, la cosa crece. Disculpen lo reiterado de estos correos, pero son cada vez más los que recibo en esta línea, y para no cansarles, uno muy corto:
“Padre Báez, hoy es miércoles y ¡ni para llevarle nada a la Virgen del Pino, compro nada! Los miércoles para mí y los míos (familia, amigos y vecinos), aunque estén abiertos todos los centros comerciales, es como si estuvieran cerrados, y solo los “abrirá” el cabildo cuando quiera y deje de matar cabras y plantar pinos. Estamos todos con Ud. Soy Juan Ramírez González”.
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“... el momento es apremiante...” (1 Cor 7, 25-37). / “... no jactaros, no alcéis la testuz...” (salmo 74).

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