Vestirse de canario es una ofensa al campo. ¿quién saben lo que significa esa ropa? Ha entrado la fiebre de pedir -en los Programas de Fiestas, que copian unos a otros- que vengan todos vestidos de ganaderos o de agricultores. Y así, entre carreta y carreta, gente disfrazada de gente del campo. A esto, llaman “tipismo”. Y así todos vestidos, como si todos fueran del campo y en él trabajaran.
También llaman a las ronerías “romerías”. Cuando la primera viene y van al ron; la otra, es de venir o ir a Roma, o a los lugares que la representan: templos, ermitas, oratorios, etc., movidos por la fe. Y así, de Sur a Norte, y desde la capital (las Palmas -sobra lo otro-), hasta la Aldea, todos, vestidos de magos; pero no ve usted a un mago, cavando la tierra, o llevando un becerro a abrevar, ¡ni por equivocación! Pero todos, vestidos de lo que ni son, ni hay. ¿Y esto -entonces- qué es? ¿Un carnaval?, ¿una fiesta de disfraces en toda la isla, con motivo de todas las fiestas, a las que todos acuden vestidos de boyeros (de bueyes [el macho de la vaca o toros]), y de campesinos, que surcan y riegan la tierra, pero ya sin bueyes, ni cercados de millo o papas?
Y lo más gracioso del caso, es ver a los niños, vestiditos de viejecitos o ancianitos del campo, cual si fueran sus continuadores o biznietos y herederos; y sin embargo, no saben lo que es una jose (“hoz”, para los espakistaníes), ni si una cabra da leche; y sin embargo -repito- van todos vestidos de cabreros o de hombres del campo (sin haber conocido en sus cortas vidas, otros campos que no sean los del fútbol; pues a esto viene mi propuesta: ¿por qué no vienen disfrazados de futbolistas o de árbitros a las fiestas, pues es lo que son y hacen (no van a catequesis, pero sí a entrenar, pues que en lugar del santo, les pongan un balón, y les hagan fiestas por doquier? Pues, no señor: todos con chaleco negro, camisa blanca a rayas azules y marrones finitas, con faja sobre pantalón gris, zapatos de mago, con sombrero para la ocasión.
Se me antoja, que: así se ríen y le toman el pelo a la gente del campo; sí, es una burla y una caricatura sobre la gente del campo, que ya no existe. Pues, el campo ha desaparecido (está, pero está abandonado). No existe el sector primario (en otro tiempo dábamos de comer a espakistania, Inglaterra, EE.UU., etc.), y todos como primates, disfrazados de hombres inexistentes: un mundo al revés. Me vito de lo que no soy, ni tengo.
Pues, ¡¡vivan las Fiestas!!
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