Por primera vez en mi vida, y espero no sirve de precedente, me voy a ocupar de un tema de más allá de Canarias (Tabaibal), y lo hago sobre la persona que más daño ha hecho a la Iglesia, y a la sociedad espakistaní. Me refiero -creo- que lo han adivinado, ¡pues no es tan difícil!, de Zp. Hasta me cuesta poner con mayúscula la “p”; y es que el nombre, ni me sale...
Digo, que ahora, se volverá al ayuntamiento de su pueblo de simple concejal, a no ser que forme en su Barrio una AA.VV.; a su parroquia a Misa, seguro que no va a ir, a no ser que se convierta cosa que me parece imposible, aunque nadie diga: “de esta agua no beberé” -y como decía la otra-: “ni este cura no sea mi padre”...
Que ha vaciado las despenda a más de cinco millones de pobres espakistaníes, y ha llenado las Iglesias, a pesar de su feroz y voraz ataque a la que le saca las castañas del fuego a los hambrientos que él ha creado, con una política absurda, retrógrada, pasada, trasnochada, obsoleta, carca, histórica, revanchista, odiosa, divisionaria..., ¿y para qué seguir?
En espakistania, cinco millones, no podrán comer caliente, ni frío, ni nada, gracias a él, que de forma contundente y machacona, ha pretendido hacernos pasar a todos por su dogma equivocado y aberrante, tratando de unificarnos en una doctrina de tiempos pasados, que han abandonado los otros países, y los que la mantienen -como espakistania- son los de la cola del mundo y la vergüenza de la humanidad...
Que 2011 ya no es 1936/9, sino un presente que ha borrado el pasado, a donde nos ha querido llevar y atar y solo vivir de recuerdos que ni siquiera han vivido estos pobres espakistaníes -salvo los abuelos, si es que queda todavía alguno con vida-, sin darse cuenta, el reloj de la Historia no se ha parado, y él, mirando hacia atrás, al pasado...
Pero, entre sus muchos males, sin un solo bien, sobresale, ese querer moldear a todos a su imagen y semejanza, y luego llamar a su paso desastroso, por la política nacional y presidencial “democracia”, sin respeto a ideas mayoritarias y distintas a las suyas, a las que ha querido imponer a la fuerza, y que no van a seguir ni los que estaban con él, por ostracismo y fijación en el ayer.
Ocho años, torpedeando la libertad, y abriendo puertas muy anchas al libertinaje; ocho años de ataques a la moral, los principios y valores; ocho años de miseria y pobreza; ocho años de aconfesionalidad y laicismo rancio; ocho años de ataques a la verdad y haciéndonos vivir en la mentira (aún recuerdo cuando dijo que los del incendio de hace algunos años recuperarían todo, y...).
Pues, nada, ¡adiós (y si esto le suena a confesional: ¡hasta más nunca!)!
El Padre Báez, que rompiendo una norma y compromiso (no salirme del Tabaibal [Canarias], hoy ha hecho una excepción).
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