... cualquier medio de comunicación social, grupo o individualmente, que quiera verlo, a acompañarlo y mostrarles, lo que durante dos años ha hecho Gesplán, en el entorno de mercalaspalmas y eroski, donde consecutivamente y de forma reiterada por dos años han plantado y han replantado sobre tosca y en la peor tierra que haya, donde nada se cría: plantitas ornamentales, de flores y otras a ver cuánto ha pegado o prendido y está vivo.
Y ello, a pesar del personal, días, material, visitas, camiones, tractores, rancheras, cubas de agua, mangueras, guantes, etc., etc. Y se pregunta uno, pero si lo que un anciano o ignorante cualquiera del campo, no hubiera hecho (plantar en risco y en tierra mala), salvo si se hubiera vuelto loco, o no fuera normal, han hecho estos, a los que presumo: biólogos, naturalistas, botánicos, ingenieros, capataces, especialistas, etc., etc., con jefes, con subjefes, con Consejeros, con Gobierno de aquí y de espakistania, también d Europa que han plantado y han replantado, e invito a quien quiera venga a verlo que se lo muestro muy gustoso.
Por si no van a venir, y ningún medio de comunicación acude, por mor del miedo a las represalias y retirada de publicidad, les adelanto lo que pudieran ver o les pudieran mostrar (cosa que haré muy gustoso -repito-, para que al menos el boca a boca funciones, y se sepa dónde y en qué han gastado sumas multimillonarias, para luego absolutamente nada: todo seco, achicharrado, pero desde el primer día de plantación, al dejarlos en lomas peladas, donde no nace ni la hierba mala, y a pesar de cubas y más cubas de agua desparramada para nada.
Lo que pueden ver -si acuden a mi cita- es: hoyos vacíos que a vista de pájaro (posible ver así, por los desniveles), parece un paisaje lunar de hoyos en número de varios miles y miles de ellos totalmente vacíos a no ser que se diga -y es verdad- están llenos de unos forros negros de plásticos cogidos con dos cañas indias que los sostienen derechos y dentro el palo o rama seca de lo que se plantó y no pegó ¡ni uno!
Y ahora, una sencilla suposición: si ese gasto de material, personal, combustible, agua, etc., etc., se hubiera gastado en plantar papas, estoy muy seguro no habría que importar ni un kilo, pero lo mismo digo de cualquier otro producto alimenticio, por ejemplo si en vez de plantar y replantar y volver a plantar sobre lo mismo, en hoyos abiertos por tractores, rompiendo caminos y senderos, -¡que ésta es otra!, lo mismo que abriendo caminos sin necesidad y huyendo de peligros inexistentes, digo, hubieran plantado millo, que crece con las ralentadas (o "relentás"), no tendríamos que traer millo de fuera para el gofio.
Y a esta altura, cabe ya una pregunta (o muchas): ¿por qué hacen esto, y en lugares donde la gente -el público en general-, no pueden verlo, escondidos, como quien tira dinero en algo que no produce nada, ni eso va a prender ni pegar, por las condiciones del terreno, que al ser tosca y tosca mala (de cuando el para el eroski y jiménez, llevaban la tosca mala extraída de toda esa zona al puerto, como relleno al mar, porque al no ser tierra cultivable, había que tirarla y echarla al atlántico, sin más, justo ahí en esa tierra mala (¡malísima!), donde no pega nada), ha plantado y han replantado lo que les enseño, si vienen a verlo Gesplán.
Con decirles, mis amigos, y con esta verdad me salvo, que ni los cardones, planta dura y de terrenos hostiles, han pegado ni uno, con los miles que han plantado y han vuelto a plantar, a pesar de ver y saber que no pegan; pero ya comenté en su día que plantas propias de la cumbre y de sombras, de barrancos y de humedad, fueron plantados en tosca abierta al sol y en la peor tierra del mundo, sin que un geólogo, o lo que sea advirtiera a las señoras o señoritas plantadoras y a los jóvenes plantadores, que eso allí no pegaba ni con cola (¡porque si al menos los guiara un campesino, no harían esos derroches de dinero en algo que no va a servir ara nada!).
Y ahora, díganme si la pobreza, el paro, el hambre, la miseria que tenemos , ¿quién la ha producido? Porque un servidor que como canta Manolo Escobar, es -soy- un hombre del campo (nací en La Lechuza [San Mateo]), con el dinero gastado a Gesplán, para no producir absolutamente nada -están invitados a verlo (les acompañaré)- un servidor estaría dando trabajo y comida a la isla entera, porque ese dineral gastado o empleado en huertas con frutas y hortalizas, en cabras y ovejas estaría dando trabajo a todos los parados, y comida a todos los que vienen a Cáritas a pedir de comer; a la par, que el Gobierno lo tiraba: en nada.
Y un servidor, habla de lo que tengo delante de mis propias narices, porque sabido es la labor de esta empresa, que se pasea por toda la isla con sus planes de plantar basura, y cosas que no dan comida, y ni siquiera sombra, porque sospecho que como aquí, por donde pasan y van, rompiendo terrenos (caminos y senderos, abriendo hoyos donde enterrar dinero que nada producen, y es de justicia, sin que haya nadie que les pida cuentas y rindan responsabilidades, pues ya lo dijo Jesús, salió el sembrador a sembrar, pero lo que caiga en terreno duro, ni prende, ni pega, sino que se seca y no sirve de nada; y he ahí, donde único siembran y plantan.
Por tercera vez, invito al que quiera a mostrarles, lo que debiera conocer espakistania entera, toda europa, y hasta el mundo, ¡lo que hace un gobierno, que se carga la isla y la mata a hambre, cuando con lo gastado en “cuadrillaslimpiaorillasdecarreterasyfondosdebarrancosyplantadoresdenadaútilniprovechoso”, daría de comer a los propios y extraños abundantemente. Y así, ni comida, ni paisaje (¡bueno, paisaje sÍ: De algo muerto, y sin vida, en hoyos miles y miles, vacíos, y llenos de miserias que claman al cielo y a la justicia: No puede, ni debe un gobierno: tirar el dinero en nada y para nada.
Un día conté que habían plantado en toda una jornada de trabajo 22 cardoncitos, no más de veinte centímetros de alto, sacados de unas macetitas no mayores que escudillas de desayuno, pues los plantadores fueron 11, con lo cual se les fue el día de trabajo, en plantar cada uno dos cardoncitos (ahora -como todos los demás, secos-). Pero viene la mayor: resulta, que los hoyos, habían sido abiertos por un gigantesco y enorme tractor, que trajo sendo camión plancha, cual si de una obra mayor se tratara (abrir unos hoyitos, no más de diez centímetros de profundidad, cosa que haría cualquier anciano del campo, con dos mochazos, sin más).
El Padre Báez, que les espera muy gustoso, para mostrarles el monumento a la imbecilidad. Y conste, las obras -plantadores- eran seguidas y visitadas, por sendas medias docenas de mandamases o jefes, capataces o lo que fueran (vigilantes o semejantes), que daban el visto bueno y órdenes, y explicaciones (los veía por la ventana de mi casa).
P.D.- Para contactar con un servidor, basta que venga a Jinámar y pregunte a cualquiera dónde vive el Padre Báez, y les indicarán al 100 %.
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