domingo, 26 de mayo de 2013

Popurrí 602 y Nos llama el campo


POPURRÍ 602:

En el Año de la Fe (226): No dudes, en proponer la fe.

 

fotos de flores 4 - fotografia de flor de collejas - silene vulgaris

Mes de María.

26 de mayo.

Ella, receptáculo de Dios.

 

Al habla el historiador (226):

 

Debemos comenzar a producir...

... y tenemos que dejar de importar.

 

Nos tenemos que autoabastecer...

... y no depender.

 

Llevamos 50 años desapareciendo el campo...

... tardaremos otros 50, en verlo como estaba antes.

 

Lo primero en el tabaibal...

... es la comida.

 

Es urgente volver a la agricultura y a la ganadería...

... agricultura y ganadería local.

 

En el campo hay trabajo para los 300.000 parados...

... y para mucho más.

 

El sector primario, no puede seguir descendiendo...

... hay que recuperar a agricultores, ganaderos y terreno.

 

Para volver al campo, sobran tecnología...

... y formación cabildicia (que lo frena).

 

No se entiende el futuro...

... sin el autoabastecimiento (bis).

 

El gobierno debe ponerse las pilas...

... y no dejarnos morir de hambre.

 

Para poder comer, solo hay que hacer una cosa...

... hacer producir nuestro sector primario moribundo.

 

Tenemos un gobierno tan cínico que subvenciona lo que vienen de fuera...

... y castiga al que produce algo dentro.

 

Es estado de cosas, no puede seguir así...

... hay que virar la torna, y empezar por aquí.

 

Menos estudios...

... y más cultura del agro (agricultura).

 

Si no volvemos a la agricultura...

... el paro seguirá subiendo.

 

La isla, siempre alimentó en el pasado...

... a los isleños, y sobraba para exportar al mundo entero.

 

Nuestros desnortados partidos políticos prefieren gastar fortunas en importar (sin saberse en qué condiciones se cultivó a atendió a esos animales)...

... antes que volcarse en producir alimentación propia.

 

Además de pagar muy caro...

... lo estamos pagando con la salud.

 

Aquí, dada la benignidad del clima y la bondad de la tierra...

... se produce de TODO.

 

El cabildo sabido es...

... solo cultiva pinos.

 

Con importar TODO...

... ni se crean puestos de trabajo, ni es mejor lo que vienen de fuera si se produjera dentro.

 

Nos hablan del gofio tabaibero...

... y es argentino o francés.

 

Las grandes áreas comerciales...

... nos tupen con productos de sus países.

 

Y el miedoambiente y el seprona...

... son los frenos para la vuelta al campo.

 

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“... Señor, has puesto en mi corazón más alegría...” (Salmo 4).

 

“... al clarear el nuevo día, la celebración del domingo nos llene con la alegría de la resurrección...” (De la oración de Completas).

 

“... aguardamos al Señor; él es nuestro auxilio y escudo; con él se alegra nuestro corazón...” (Salmo 32).

 

“... que se alegre Israel por su Creador...” (Salmo 149).

 

“... este es e día en que actuó el Señor,; sea nuestra alegría y nuestro gozo...” (Salmo 117).

 

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Nos llama el campo:

 

Es la Historia de los primeros guanches, que se ha mantenido hasta el presente, si bien últimamente (hace medio siglo), se ha abandonado el campo. Por eso, nos llama de nuevo, y lo hace insistentemente, porque si no hay continuidad con el pasado, estamos perdidos, y sin futuro. Ya el presente es calamitoso, y lo va a ser más, tanto como se tarde en responder a esa voz misteriosa de la madre naturaleza, que nos llama. Será la única forma y manera de huir del hambre, de la muerte, o hay que salir, habrá que exiliarse, emigrar. O se conserva lo que hemos recibido (¡ya habría muchas cosas que rescatar del olvido!, y cada vez, quedan menos testigos transmisores de tanta sabiduría). Ya, de algunos asuntos y temas, solo quedan vagos recuerdos, pues hay que remontarse en el tiempo. ¡Cómo recuerdo a aquellos guardias civiles que con capa al viento y tricornio antes de ir un servidor a la escuela, les firmaba habían estado por la Lechuza Grande, y cómo la tierra y los animales, lo llenaban todo. Aquel barrio pequeño de San Mateo, era un universo, amplio, lleno, total, no había más fronteras que la cumbre y el mar lejano, todo de cabras, cochinos, gallinas, conejos, perros, becerros (las vacas eran de los ricos [algunas veces las tuvimos, sin perder la pobreza]); iba a la escuela pisando nieve, y no me acuerdo del frío; y eso que llovía, y el barranco llevaba agua de verano en verano, y era nuestra playa sus charcos, donde las ranas, y berrazas; ahora todo lleno de zarzas. Peligros entonces, no había ninguno. Y cuanto caía la tarde, se dejaba de jugar en los caminos. Los terraplenes, nos servían de tobogán (rompíamos los pantalones, que sacudíamos luego). Es mi terruño natal, un lugar rodeado de montañas, y es una llanura, un valle, una explanada, con castañeros por todas partes. Las tierras de mi abuela tenían nombre propio; “La Huerta de los Castañeros” cambiado y borrado al presente. Todo ahora son pino a lo lejos con pretensión de meterlos en el centro, por parte de miedoambiente y el seprona, el cabildo, que esteriliza todo cuanto tocan o pisan. Las carreteras eran sin alquitrán (sin asfalto), de tierra. Algún coche con extraños (sin hacernos daño), nos daba caramelos. Sí, echo la mirada al pasado, hacia atrás. Ahora muy malamente se sobrevive, entonces se vivía sobradamente. Fue una infancia y juventud muy tranquila, feliz; pero, la cosa evolucionó para mal, y a peor, que es la situación actual. Entonces era amplio el campo para el ganado y el sembrado. Pero, la guerra de los pinos, ha ido ganando terreno, hasta el mismo día de hoy, pues no paran de plantarlos (quieren recuperar el bosque de antes de 1483). Y tanto, que nos acercamos a tiempos –de no parar y cambiar- mortales. Cierto, el futuro, es más que sombrío, muy oscuro, casi negro. Hay que desarticular leyes campestres que lo asfixia y ahoga. No están por la labor los partidos políticos. Y esa es, la única solución y la salvación (mientras miedoambiente y el seprona, y el cabildo que los capitanea, sigan multando por todo, no hay nada que hacer). Hay que exterminar al cabildo. No tenemos industria, al carecer de materia prima alguna. La cosa empeora cada hora, día a día, semana a semana, mes a mes, año a año, y sigue, sin freno. Y se vuelven borrosos los recuerdos. Aquellos inviernos con tres meses de lluvia sin sol un cuarto del año (sin pinos, ¡y tanta agua!). Hoy, las montañas son infranqueables, devoradas por retamas gigantes...

 
El Padre Báez.

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