lunes, 11 de marzo de 2013

Popurrí 526 y La lucha en el campo

POPURRÍ 526:
En el Año de la Fe (150): La Fe, hay que: transmitirla, que pase, siga...

Al habla el historiador (150):

Ayer, cuando llegaba a la puerta de la Iglesia, a las 8,30 horas para la Misa...
... se baja un joven de su coche tocando la bocina...

Me volví, y lo reconocí, me alegré de verlo, le pregunté por su esposa e hijo...
... en distintas ocasiones me hizo diversos regalos...

Una vez, me dio varios sacos de cebollas...
... otras veces papas (todo para Caritas)...

Y echando una mirada a las verdes montañas del fondo...
... comentamos: ¡que pena, no se ve ni una cabra, y ni te dejan tocar la tierra!...

Y fue entonces cuado me dijo...
... lo que les voy a contar:

Me dijo, estaba plantando un olivo en los suyo...
... en un terreno por tanto privado y cercado...

cuando se le presenta dos de miedoambiente, sacando fotos a lo que hacía...
... y le dijo, que cómo habían entrado en una propiedad privada, sin permiso, y si no debían ponerse en el camino...

... pero que seguían observando y moviendo la hierba, para encontrar delito...
... fotografiaron y escribieron...

... y por plantar un olivo, y arrancar la hierba para poner el árbol...
... le multaron con 600,00 euros.

¿No recuerdan mis amigos, que ya dije, que los olivos que vendía Paco Santana, el consejero de agricultura, llevaban trampas?...
... ¡pues ahí lo tienen!

El que avisa no es traidor...
... y si esto le pasa al que plantó uno, ¿qué no habrá pasado con los que plantó varios?

Que para este pobre de los muchos olivos, como no lleve un libro y haga veinte cursos...
... no va a poder vender una aceituna...

... se las tendrá que tragar todas el solito...
... tirarlas o regalarlas.

Pues después dicen, que están favoreciendo la vuelta al campo...
... pues, cómprele un olivo al cabildo (los venden baratísimo [una cuarta parte menos que en los viveros])...

... te preguntan dónde los vas a plantar (cuando se los compras)...
... y van a por ti. Así que: ¡ojito con plantar un olivo, te va a salir muy caro!

¡Vamos que lo que no te va a dar en fruto en tu vida el olivo...
... te lo cobra en multa el cabildo, antes de que eche aceitunas!

Pues, es lo que hay...
... ¿están favoreciendo al vuelta al campo, con esta política recaudatoria de multas, hasta por plantar lo que te venden ellos mismos?

Seguimos contándonos otros atropellos a compañeros todos, y...
... a las 9,00 celebré la Misa; a las 10 otra...

P. D.- El joven en cuestión vive en El Valle de los Nueve...
... y plantó el olivo de la multa, en La Breña, donde tiene la tierra.

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“... voy a crear un cielo nuevo y una tierra nueva: de lo pasado no habrá recuerdo ni vendrá pensamiento, sino que habrá gozo y alegría perpetua..., voy a transformar a Jerusalén en alegría..., me alegraré de Jerusalén...” (De la lectura del profeta Isaías [en la Misa del día]).

“... por la mañana sácianos de tu misericordia, y toda nuestra vida será alegría..., danos alegría...” (Salmo 89).

“... alégrese el desierto con sus tiendas, los cercados...” Del cántico de Isaías).

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La lucha en el campo:

El campesino, siempre fue un luchador nato, buscándose la vida, sea como fuera; es la esencia del campesino, por necesidad luchar, como lo hicieron sus antepasados; es una batalla, ahora contra miedoambiente, el seprona y el cabildo que son los tres, uno. Todo el campo, se ha convertido en un recinto de lucha, y los campesinos se han convertido en luchadores. La lucha es permanente. Y los campesinos han comenzado a ser sometidos, y ello a pesar de la nobleza y respeto que inspira todo campesino, por el simple hecho de serlo y ser una tradición viva, a través de los cuales se percibe el pasado y la Historia de este pueblo, ahora masacrado por los que mal nos gobiernan, que dan coces contra el aguijón, frente a un rival uniformado, que los desnuda de todos los derechos; pues éstos vienen con sus reglas, leyes, normas, artículos, prohibiciones, sanciones, multas, papeles, fotos, firmas, documentos de identidad..., sin saltarse a nadie salvo que sean de los suyos, uniformados o de la administración (doble vara de medir). Les han robado el campo donde luchaban por la vida y se ganaban los garbanzos y lo han convertido en campo de deporte por donde corren atletas, militares, chic@s, etc., seguidos de una nube de cámaras de televisión, de fotos, de periodistas..., y se ven a los campesinos rezagados, apartados, encerrados..., y en ese ring combaten perdiendo los lugareños, por los enemigos vestidos de verde y otros colores del miedo, cuales fantasmas que se les aparecen en realidad detrás de cualquier acción por leve que sea para enormes multas asesinas, que los matan y destruyen por tanto. Tanto ha cambiado la cosa, que el dueño del campo en otro tiempo, hoy es una víctima acorralada, perseguida, multada... Pocos son los que en su desesperación se enzarzan en un combate verbal o dialéctico, con amenazas con joces en mano, que algún día cortará algún cuello, por un absurdo acoso, de no dejar segar la hierba –por ejemplo- para coger las papas. Y así, el cabildo, se está quedando con el derecho del trabajo y del cultivo de la tierra con el atendimiento de los animales, ancestrales y heredados. El combate es por lo pronto incruento, pero nadie garantiza no haya sangre, porque la paciencia se agota y se acaba. Y ante la cara descubierta del campesino, los enmascarados con gafas e irreconocibles, tras máscaras cobardes. Nada se puede plantar, que no sean pinos, aunque no te premian por ello, sino que suele ser castigo por arrancar una tabaiba (plantar 10 pinos donde antes plantabas papas, con lo que te fastidian de por vida las cosechas). No hay nadie que no haya peleado con medioambiente y al cien por cien, haya perdido la batalla, algunos también la vida en ello (suicidándose, y cada vez más). Para todo te piden la licencia previa, que nunca fue necesaria, por ejemplo para levantar una pared caída. Nadie puede hacer nada, salvo hacer nada, sin más (manos y pies cortados, y la mesa vacía). Y otro trabajo no saben hacer, ni hay. Y así, no se puede vivir. Maltrecho está el campo, y sobre él, solo ruedas de coches del cabildo y otros, campean a sus anchas, asombrando a los que como ratas se esconden. Y así, el listado es enorme (cada punto y coma [;] es la opinión de distintos campesinos): llevo cinco años luchando contra medioambiente; antes tenía un ganado de ovejas y cabras, ahora no tengo nada; salí multado con 80.000,00 euros, y ahora no salgo de abogados, y a ver si puedo pagar poco a poco; me van a embargar para cobrarse, todo lo que tengo; lo perdí todo, ya no puedo seguir, no tengo nada; desde niño, no sé hacer otra cosa, pero no me dejan, me multan; desde mis abuelos, siempre hemos hecho esto, pero ahora...; nos están provocando fijo, nos acechan, nos vigilan, nos...; creé mi empresa, y la he tenido que cerrar, y despedir a los que trabajaban conmigo...; me retiro, porque no aguanto más, no gano para multas; mi hijo no se queda en la tierra ni loco; todo está vetado, prohibido, no me dejan hacer nada; no tengo libertad para trabajar en la tierra; toda mi vida de pastor y no me dejan seguir; jóvenes no se ve ni uno, huyen viendo cómo nos tratan a los padres y abuelos; ellos quieren perros en lugar de cabras; han cambiado el campo en su finca; parece que nos odian; otra cosa no hice desde niño sino atender la tierra y los animales; no salgo del juzgado y siempre pierdo; no saco la comida para mi mujer y mis hijos, no me dejan cultivar en lo mío; nos vamos a tener que ir de aquí, no nos dejan vivir;...” etc., etc.

El Padre Báez

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