miércoles, 6 de marzo de 2013

POPURRÍ 521:
En el Año de la Fe (144): Cuida y guarda tu Fe; no la expongas, no la pierdas. Te empobreces y arruinas tu vida.

Al habla el historiador (145):

Gracias al temporal...
... los periódicos, echando balones fuera.

Aguas en estanques, ninguna...
... yendo al mar, toda.

Por otra parte, ahora tenemos temporal para rato...
... fotos a montones, de palmeras inclinadas, de barranquillos con agua, gente con paraguas, etc.

Y total, no fue nada...
... pero con el carnaval y fútbol, ¡p´rato!

Ahora, nos tupen...
... a imágenes de lo que el viento se llevó, dejando en evidencia lo bien que se hacen aquí las cosas.

El diluvio universal al lado de lo nuestro...
... ¡no fue nada!

Y esas vacas en Triana...
... ¿no estarían mejor en el campo?

Como son de plástico, no creo...
... miedo ambiente y el seprona las multe.

Pasa, que a la hora de ordeñarlas...
... como no se coja leche de tabaibas.

Por falta de hierba no, porque estuve ayer en el campo (Teror, Valleseco, Valsendero...), todo verde a rebentar...
... ¡y no vi una cabra en todo el recorrido!

Lo que sí sube a la par del hambre...
... es el paro.

Y el campo, prohibido tocarlo...
... que vienen 10 jovencitos a cuidar de una finquita en Arucas, justo cuando miles y miles de agricultores de verdad tienen que abandonar por las multas.

Y los que hablan sin parar aprovechando la marea sobre el Papa, son...
... los agnósticos, los ateos, los indiferentes, los enemigos, los aconfesionales, los sectareos, los laicistas..., ¡no dan una, pero se les agradece!

Y ya en al IV semana de Cuaresma, y...
... algunos villorrios, de carnaval todavía.

Les añado este correo que acabo de recibir: ¿qué les parece?...

* La cadena asegura que ningún lote afectado ha llegado a España, y que no es una bacteria peligrosa. Es decir, que podemos comer mierda con tranquilidad.
De IKEA ¡ni los muebles!
Hoy más que nunca urge hacer una defensa a ultranza de nuestra agricultura, por eso los trabajadores tenemos que asumir la responsabilidad que nos corresponde, enfrentándonos al gobierno, a los kabildos, -en fin-, a esa pandilla de golfos que gobiernan para las grandes corporaciones extrajeras.

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“... alegra el alma de tu siervo...” (De la primera antífona de Laudes).

“... alegra el alma de tu siervo, pues levanto mi alma hacia ti...” (Salmo 85).

“... tus preceptos son mi herencia perpetua, la alegría de mi corazón...” (Salmo 118).

“... alégrense y gocen contigo todos los que te buscan...” (Salmo 69).

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Así se habla todavía en el campo:

No quiero decir que al cien por cien, ni mucho menos, pero que en algunos parajes o por algunas cuevas, como es la de Antonia entre Cazadores y La Pasadilla, al menos allí, se conserva este hablar de otros tiempos, con lo cual se asegura la tradición, que como es lógico, se va perdiendo de no quedar recogido estos términos y expresiones, tan llenos de encanto y sabor. Y ello, basta con una visita, y un rato de conversación, para entendernos usando palabras tan distantes, y tan cercas a la vez. Lástima de palabras que se pierden, que desaparecen, que se borran, y algunos de las últimas generaciones, ni entienden. Y es el caso que en la conversación, de la parte de uno lo propio, pero desde ella, por encima ya de los más de ochenta años, y metida en aquel barranquillo, como que la distancia es mayor, y la riqueza de la lengua que se expresa de otra forma o manera: Uno diciendo algo de aquel anciano, y ella diciendo ese viejo cloquío; uno hablando de ruido, y ella de aquella parranda; uno que quiere o desea y ella que se antoja; uno de pelar cañas, y ella de tronchar las cañas; uno de mentiroso, y ella de tramposo; uno de un cuento, y ella de un chisme; uno de un montón y ella de una jarca; uno de unos poco serios, y ella de una maná de sinvergüenzas; uno de un cualquiera, y ella de un sarandajo; uno de ayer, y ella de el otro día mismo; uno de gente asustada, y ella de gente asombrada; uno de un lío, y ella de una tragedia; uno de poco trabajadores, y ella de unos gandules; uno de un salto, ella de un brinco; uno de lo bien que lo pasó, y ella de san Pedro se divierte; uno de un cualquiera, y ella de un arretranco; uno que una chiquilla joven, y ella de un pimpollo; uno de disgusto, y ella de amargura; uno de una perra, y ella de una perrilla; uno de una cosa bonita, y ella de cosa linda; uno de una silla y ella de un travetillo; uno que en medio de, y ella con su entremedio; uno que casi, ella con cuasito; uno que nada y ella que naíta; uno que se acomoda, y ella que se acoteja; uno que en un claro, y ella que un clarito, uno que un astuto, ella que un pícaro; uno que unas chicas, ella que unas chiquillas; uno que somos y ella que semos, uno que bueno, ella que pal carajo; uno que si así se habla y ella que se habla asín..., y así, un sin fin de palabras muy comunes hasta hace poco, y que poco a poco se van dejando atrás, por otras que se han incorporado en el hablar cotidiano y enriqueciendo el diccionario, a la vez que nos empobrecemos, al perder el gran tesoro de la lengua, la de nuestros mayores, de la que ha devenido estas otras más técnicas, y en abreviaturas, llenas de fuerismos, que nos dificultan la comprensión de lo que a veces hablamos o escuchamos. Signos de los tiempos. Pero, cabe todavía el gozo y la alegría de hablar con personas aisladas y perdidas, que guardan estos tesoros de la lengua, que muere, pero que gracias a ellas, aún perduran en un coloquio lleno de buen sabor, como el vino viejo. Una vez más, le toca al campo, perder lo mejor que poseía: el sector primario, con la agricultura y la ganadería, y por si era poco con su verbo, tan rico en expresiones como con sus matices, y para ello, simplemente un ejemplo, y lo dejo a título de pregunta al lector de este comentario: ¿de cuántas partes se compone un arado, aparte el yugo y la aguijada?

El Padre Báez.


Nota.- Si ese fue el resultado de una visita de media hora, ¿qué no hubiera supuesto unas horas más o una tarde entera? Lo que se pudiera rescatar y recoger de un trabajo de campo, en este sentido. La gran pena, fue no llevar una grabadora par tomar acentos, tonos y otros matices (y palabras), y quedarme solo en tomar algunas palabras a voleo en una cuartilla doblada. Pero, mientras se volvía a su cueva, en la despedida, todavía dijo algo referente a lo que estábamos hablando en plan de aforismo: “donde hay duda, hay desengaño” expresión de sabiduría popular, que lamentablemente se pierde.

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