Las tabaibas los
para…
“… da alimento…” (del salmo
110).
“… da pan a los hambrientos…”
(de las preces de II Vísperas del Domingo III).
“… lo saciaré…” (del salmo
90).
“… y que le diese una hogaza
de pan al día…” (del profeta Jeremías, 37, 21).
“… esta hambre… anhela
saciarse…” (del sermón de san León Magno, papa, sobre las
bienaventuranzas).
… y así, vemos a hombres (y mujeres) que pudieran estar
trabajando en el campo, sin hacer nada. Desconcierta el dato de paro creciente
por más que nos lo quieren reducir y engañan en ello. Cada vez hay más paro, y
más que habrá, mientras las tabaibas no cedan el campo a sus legítimos dueños,
los campesinos, para el pastoreo y el cultivo. Estragos están ocasionado las
tabaibas, que ciegos por el deporte, nadie quiere ver. El cabildo ha instaurado
la tiranía en el medio con su miedo y el sepro; ambos se pasean despóticamente,
de forma y manera brutal, con una represión nunca antes vista mayor. Tal es el
dato, que el pueblo campesino ha sido reducido a la mayor de las impotencias:
nada puede hacer. Ante lo inhumano del trato, muchos son los suicidios no
contabilizados, para que no se les imite o copie. Que a pesar de tener y ser el
lugar más rico del mudo, no tengamos cultivo alguno ni ganadería, es algo que no
tiene -sencillamente- nombre. Carecemos de todo, hasta de lo mas elemental (ni
siquiera se ven cercados de millo para el gofio). Nos han anestesiado con el
balón cesto y el fútbol, y otra cosa no se ve, ni de nada se habla que no sea
del deporte. Mientras, la miseria galopa. Los campesinos, padecen un strés
constante, con el miedo pegado al cuerpo, inquietos porque pueden ser mutados
por cualquier bobería que hagan en sus propias tierras, por lo que tendrán que
pagar multas abusivas o reclusión carcelaria. Tortura mayor no hay, y es cosa de
psiquiatría. En el campo, nadie está seguro de no ser multado, sancionado,
torturado, etc. Cualquier chorrada futbolera, tiene una importancia mayor que
cualquier información de lo que aquí denuncio (sobre lo que cae una pesada loza
de silencio). Atrás quedó el franquismo y se creyó la democracia traería
libertad. Los hay nostálgicos de la invasión del siglo XV, ciegos al presente de
lo que le gana en crueldad, y donde el anciano es arrinconado y al joven se le
priva del bagaje que supone su Historia y tradición. Y ahora, ya no vienen de
Castilla, sino del propio cabildo endófobo, que ve en sus paisanos del campo, al
enemigo a abatir…
El Padre Báez.
----------------------------------------
Hoy, solo me quedo, con esta frase “por si lo breve dos
veces bueno”, escrita por un muy buen
amigo,”:
“No tenemos fuerzas, ni para defender el derecho a
plantar un surco de papas”. (M. A. M.).
No hay comentarios:
Publicar un comentario