El apartheid
tabaibero…
“… os alimenté con leche, no
con comida… yo planté…” (de la primera carta del apóstol san Pablo a los
Corintios: 3, 1-9).
“… pastor que… va delante del
rebaño, guindo su marchar por buen camino…” (del himno del Oficio de lectura del
común de pastores).
“… germinen como hierba… y
florezcan… crecerá… se alzará… plantado… crecerá… seguirá dando fruto… lozano y
frondoso…” (del salmo 91).
“… bendiga la tierra al
Señor… montes y cumbres… cuanto germina en la tierra… ganados…” (del Cántico de
Daniel: 3, 57-88. 56).
“... pastor de
su rebaño... hambrientos... de pastos abundantes... apacienta...” (del himno de
II Vísperas del común de pastores).
… en el que han convertido a esta pobre isla, para
llenarla de tabaibas, y para ello con la violencia de las fuerzas paramilitares
del cabildo (sepro y miedo), sin que denuncia alguna contra ellos, y sí las
muchas de ellos contra todo aquel que mueva algo en el campo. Denuncias que son
robos a mano armada, y sin defensa posible ante leyes pensadas para continentes
y aplicadas en esta pequeña isla. Faltan observadores que describan la realidad
tapada con tanto deporte embobecedor, que nos ha robado la libertad y con él el
trabajo y la comida dando toda la tierra a las tabaibas. Lo único que ha
conseguido la extensión total de tabaibas en la isla ha sido: romperla en
pedazos. Han roto la tradición agrícola y ganadera, para dejarlo todo repleto de
tabaibas, sin más, olvidando el poder debe preservar la vida y facilitar su
logro con la alimentación adecuada, y que en nuestro caso, se prohíbe y castiga
el cultivo tradicional, y si no respeta una de sus plantas basuras, protegidas y
desconocidas por el hombre del campo ese listado, les caen multas que los dejan
tiesos y sin resuellos. Hace medio siglo y una década (sesenta y cuatro años
exactamente), comenzó la lucha callada y soterrada que iría minando la
producción y la desaparición del sector primario, cosa ya casi conseguida, a
excepción de unas minúsculas pruebas de supervivencia terminal. Hoy reina la
tristeza y la nostalgia, mezclada con el miedo y la apatía de los pocos que aún
perduran en el campo, al no poder salir de él, ni a él. Vivimos pues, bajo un
régimen brutal, llamado democracia, que anula la agricultura y desaparece todo
vestigio de ganadería (salvo la perruna o cínica por decirlo a lo griego). El
actual baremo económico nos pone fuera de juego, pues difícilmente conseguimos
un 1 % del 50 % que deberíamos producir,
y que nos pone mucho más allá de la pobreza, en lo paupérrimo del vivir. Se
calcula, que un 90 por cien de la tierra, está en manos del cabildo y que nada
se cultiva en ella, salvo el huerto que tienen o granja de gallinas en bañaderos
(arucas). Ya, ni transmisión de la tradición, ni salud en un sentido amplio. Y
ello, sin un plan de volver a lo de siempre: el sector primario, el único que
nos dará trabajo y comida de inmediato, pero… si lo haces te caen con la ley
encima y te parten por el medio. Grande ha sido el paso hacia atrás que se ha
dado, sin que se vea el más remoto deseo de volver al sector primario, único eje
económico capaz de sacarnos de ésta, donde hemos caído o nos han
tirado.
El Padre Báez.
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Alguien (muy importante, del cabildo) me dice, lo que un
servidor, con otras palabras:
“… en lo que no
estoy de acuerdo es lo de anteponer la tabaiba a la agricultura y ganadería;
tabaibas, hay por todos los lados. Si la normativa lo dicta, habría que
cambiarla. Saludos: C.
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