El campo no necesita
tabaibas…
“… el pueblo estaba
extenuado… no tenemos pan…” (de la lectura del libro de los Números 21,
4-9).
“… árbol único… en hoja, en
flor y en fruto…” (del himno del Oficio de lectura de la exaltación de la santa
cruz).
“… vitoreen los campos y
cuanto hay en ellos, aclamen los árboles del bosque…” (del salmo
95).
“… gracias… por el pan…” (del
himno de Completas de las segundas vísperas del Domingo y de las
solemnidades).
“… la plaga llegará a tu
tienda (casa)…” (del salmo 80).
… el campo, necesita papas, millo, coles, etc. Pero,
mientras no llegue al cabildo un hombre del campo, seguirán con retamas, pinos,
tabaibas, etc., y comparen la comida que dan unos y los otros, cuando pasamos
por la hambruna mayor que haya habido en la Historia de estas islas. Hay que
procurar, ninguna tierra de cultivo sea presa de las tabaibas como sucede al 99
% de los casos. Un 1 % no es sino ridículo y sin sentido, cuando debemos
producir un mínimo del 50 % de lo que consumimos. Plantar y cultivar (además la
ganadería), en los tiempos que corren es crucial, vital, irrenunciable: hay que
volver a la producción propia, más allá de las tabaibas (cuya leche no es
envasable, ni consumible). Cabezas chicas instaladas en el poder, son incapaces
de discernir y ver lo que ven hasta los ciegos: si no producimos, compramos y si
compramos sin producir, nos arruinamos. Hay que emprender el camino del retorno,
volver al ayer, volver al pasado, volver a lo que siempre fue: sector primario,
lo primero. Con tanto fútbol y ahora balón cesto, la población urbana está
incapacitada para conocer el problema del rechazo a toda manifestación agrícola
y ganadera que no sea tabaibas y perros, tan protegidos unas y otros, sin cabida
para el ganado y el cultivo. En todo el mundo, somos los únicos que primamos el
cultivo y desarrollo de una planta que no da sino problemas, antes que fomentar
y permitir se siembre, se plante, y se haga lo que siempre se hizo, hasta los
años 50 del siglo pasado cuando comenzó esta guerra contra el campo y el
campesinado, suprimiendo el pastoreo, castigando a agricultores, y la plantación
de pinos, retamas, cardones, etc. Aquí, no se tiene en cuanta las circunstancias
que concurren contra las personas de este pueblo. La amplitud de las tabaibas,
no permiten otro cultivo. Con el peligro de la salida o marcha fuera de nuestra
gente más joven (y a los que quedan se les prohíbe tocar la tierra y como den un
palo a una tabaiba, ¡a la cárcel (porque no tiene con qué pagar la multa). Hoy,
el campesino que quiera volver a su tierra (sigue en el campo), solo encuentra
dificultades, prohibiciones, multas, etc. Así la cosa, ¿cómo se va a ayudar a
los pobres, en número creciente en la isla (e islas)? Las leyes, las normas,
están imposibilitando la vuelta al campo aunque se viva en el campo, pero sin
poder hacer nada, ni tocar la tierra, a pesar de las calamidades económicas y el
hambre galopante, con paro que se alarga y crece, sin esperanzas de trabajo,
pudiéndolo dar -con comida y sueldo- la tierra si nos la dejaran cultivar y
desprotegieran a las dichosas tabaibas y similares (basura todo lo
protegido)…
El Padre Báez.
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Como comprenderán, hago mías todas y cada una de las
palabras o frases del campesino, lean por favor. Lo dice más claro que un
servidor:
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