Se alargan las tabaibas…
“… el correr de las acequias
alegra…” (del salmo 45).
“… y comiste del árbol…” (del
libro del Génesis 3, 9-20).
“… raíz… bendito su fruto…”
(de la segunda antífona de Laudes de la natividad de la santísima virgen
María).
“… el fruto que esperan…”
(del himno de las Vísperas de la natividad de la santísima virgen
María).
“… del tronco abortado…” (de
la primera antífona de las Vísperas de la natividad de la santísima virgen
María).
… mientras iba a Teror, por la visita a la Virgen del
Pino (de niño en los brazos de mi madre [desde antes, en su vientre], según iba
creciendo, de la mano de mi padre, ya después de joven, a sus lados, y desde
siempre, cada 8 de septiembre mi visita, por tradición, y por haberlo mamado, mi
visita a la Virgen del Pino, mientras tenga salud y pueda, no he de faltar, y
ello a pesar de los cambios, que antes, ibas de noche, caminando, cogiendo
racimos de uvas por el camino, también piñas de millo (que no de pinos), pues,
que repito, un año más, y desde hace algunos, los cercados de papas y millo, han
ido cediendo el paso a tabaibas, cañas, zarzas y otras malezas, y me comenta uno
de los peregrinos, que entonces, cuando su padre (el que me lo contaba pasa ya
de los 75 años), que su padre por septiembre, por aquello de que el que quiere
trigo que siembre, pues, que limpiaba el terreno (su padre), cortando una zarza
con la jose, y tirándola sobre unas piedras; con las altabacas, lo mismos, a
éstas, las arrancaba de raíz; con las tabaibas… (no voy a dar ideas), que ahora,
todo se llena de tabaibas y basuras, y cuanto comemos nos lo traen de fuera, sin
que te dejen tocar la tierra, que se llena -materialmente- de maleza o basura,
toda ella protegida. Y tanto se alarga la cosa, que da hasta miedo. Ya no hay
linderos, ni pitas que separen propiedades y caminos; todo se llena, todo se
cierra, por cuanta maleza se cría libre y protegida por estos nuestros más que
desgraciados campos, y ello de tal manera y forma, que comienza ya a ser un
verdadero obstáculo el poder caminar por nuestra propia tierra, antes todo
cuidado y ahora todo abandonado. En el campo, se ha producido un verdadero
éxodo, y solo quedan tres y son viejos, y no saben cómo echarlos o quitárselos
de encima (¡con multas!). Son muchos los que han huido, huyendo de la violencia
de los ejércitos cabildicios, y se pueden contar ya por miles, los que han
abandonado sus casas y tierras, trabajo y comida. Pues bien sabemos el objetivo
del cabildo: acabar con el sector primario, objetivo muy cercano su consecución
o logro. Y esto, ha generado muchas muertes y muchísimos desplazados, dispersos
por la isla, por sus pueblos, y afueras de poblaciones, donde han encontrado
refugios, donde malviven y viven con nostalgias y hambres, donde viven en
situación de emergencia, necesitados de Cáritas o de otras organizaciones
humanitarias que les dan algo de comer viviendo en la mendicidad, quienes tenía
comida de sobra…
El Padre Báez.
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Esto, es lo mínimo; pero, ¿y qué más se puede
esperar?:
Le felicito por el artículo (A. C. G. A.).
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