viernes, 21 de febrero de 2014


Yo (un servidor), no lo sé decir mejor...

 

Estimado Padre Báez:
Le confieso mi admiración por su ironía, y se la felicito. Ya sabe Ud. aquel dicho
:"vale más una risa que mil silogismos". Así sea.
Como estudioso e historiador de nuestros Mayores, sabe Ud. que estos utilizaban la leche de la susodicha tabaiba para envenenar las aguas de las rocas costeras donde cercaban a los peces, que rápido caían intoxicados.

No es que la plantita sea  pues una desconocida en nuestra historia, pero francamente, no veo a nadie usándola hoy en día para capturar animales envenenándolos, ni aunque estos fueran especímenes del Cabildo, cosa que como cristianos Dios nos libre de hacer
.
Y además como Ud. señala, es difícil superar a la ponzoña que el Cabildo vierte en forma de extrañas disposiciones legales, que lo que parece buscar es emponzoñar el ambiente que tratan, dicen ellos, de preservar.    La traición a un pueblo por 30 denarios de la UE puede que explique el comportamiento suicida de las autoridades. EL todo vale con tal de trincar, parece que aquí se antepone a cualquier otra consideración.
Le tomo la metáfora de la tabaiba como toda una forma de gobernar a un pueblo intoxicándolo de todas las maneras posibles. ¡Poderosa y terrible metáfora! Primero nos roban nuestra historia, luego nos ponen a los Tenesores Semidanes de ejemplo para acabar con toda resistencia, a continuación, pérdida la memoria y el honor, siguen imponiendo formas económicas ajenas a nuestros intereses pero no a los de una oligarquía caciquil, y al final, mire Vd., literalmente, nos envenenan con leche de tabaiba... el círculo se cierra, y es que las tabaibas pesan más en el bolsillo de las autoridades que el destino y el modus vivendi de un canario.

¡Un gusto leerlo!


 

Y después de esto, ¿qué quieren que les diga un servidor? Me parece, que los hay que lo dicen más claro que uno, y me alegra saber, mostrar y demostrar, que no estoy solo en esta lucha absurda en proteger lo que sobra y estamos más que bien servidos, pues envidio a los guanches que, al menos podían hacer con la tabaiba lo que querían, y las utilizaban para la pesca y así comer, nosotros ni siquiera eso podemos hacer, es que no nos las dejan ni tocar, a no ser que sobrándonos el dinero, no nos importe darle millones al cabildo por mantenerla impolutas, incólume, puras, santas, benditas, no tocadas, ni manchadas... Quede claro que si los guanches las utilizaban para comer, el cabildo hace lo mismo, come a costa de las multas por las tabaibas, por eso no las desprotegen.

 

El Padre Báez.

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