Memez tabaibera…
“… lo que uno siembre, eso
cosechará…” (Ga6, 7b-8).
“… acabaré con toda la
superficie de la tierra… acosaré a los
hombres, para que andéis ciegos…” (del profeta Sofonías 1, 1-7. 14-2,3).
“… lo que se había sembrado
débil…” (de la Constitución pastoral Gaudium et spes, sobre la Iglesia en el
mundo actual, del Concilio Vaticano segundo).
… es: no desarrollar una agricultura, que nos alimente.
Ya no se cultiva teniendo en cuenta el tiempo. Le han cogido el tranquillo a la
importación, que cuanto comemos (todo), es producto de la importación.
¡Lamentable en varios y distintos sentidos (económicos, sanidad, cultura, etc.)!
Y así, compramos millones de toneladas de lo que podemos producir, sin más. Cada
vez, se importa más y más productos para alimentarnos o comer. Solo exportamos
animales muertos. Nos gastamos hasta lo que no tenemos en importaciones, y así
gastamos hasta arruinarnos y no poder comprar, y tener que comprarlo todo. Y
encima, todo sube y sube y no deja de subir. Y ni siquiera producimos trigo para
el pan, ni millo para el gofio; materias primas, que vienen de fuera, de lejos,
caro y malo (que repercute en la salud [además del bolsillo]). Todo lo que
comemos, es importado. Aquí, solo cultivamos tabaibas -¡ni eso, porque se
expanden y multiplican solas!-. Y todo se les va a los del gremio político en
pedir y ofertar ayudas (¡pero ya se sabe lo que hacen con las ayudas!). Se
ayudan a sí mismos, sin llegar nada al pueblo. Todo lo que antecede, ha
propiciado el éxodo a las grandes poblaciones o capital, dejando el medio rural
en manos (mejor en los pies), de los del miedo y el sepro, que vigilan a los
cuatro que se resisten, sin usar la violencia (los que se resisten; los otros,
sí). Ya solo queda en los campos, el resto, un resto insignificante, enfermo y
mayor. Y es que ya, ni los extranjeros (o emigrantes) se ocupan de nuestra
agricultura, es que -sencillamente- no tenemos, ni hay agricultura, sino
tabaibales, babaibilización (o tabaibobilización) total. Y, ¡ni se cultiva ya
para la subsistencia! Antes, exportábamos de todo y a todos; ahora, lo
importamos todo-todo. Podemos afirmar sin más, que la agricultura como base de
la alimentación, ha sido totalmente desaparecida. Marginalmente, queda un
residuo minúsculo e insignificante. Fruto de nuestra democracia (a Franco lo
llamaban Paco Rana, por los pantanos
y presas que de continuo inauguraba (ahora también, ¡no te digo!). Cuando como
mínimo, debemos ser autosuficientes, pero, ¡quiá! Eso sí, no faltan ayudas al
sector, que bien sabemos a qué bolsillos (o Bancos), van a parar; pero, no en
beneficio al que aún sigue apegado y pegado al terreno. Si no importamos lo que
comemos, nos moriríamos de hambre, pero esto, también nos mata (aunque no los
cuenten)…
El Padre Báez.
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Bueno, ¡la idea va
cundiendo!:
“… yo, como
usted Padre Báez, veo la cosa muy oscura… de lo que dice o diga el Gobierno, no
hay que creerle absolutamente nada, nunca han dicho una sola verdad. Dese cuenta
el dinero sale de la tierra (agricultura y ganadería), y de esto no tenemos casi
nada, o nada como usted bien dice y nos lo recuerda…” J. A.
V.
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