Escritos tabaiberos…
“… aclamen los árboles…” (del
salmo 95).
“… vuelva a sembrar…” (del
salmo 9b).
“… No es lo que está roto
Dios
ni el campo que él ha
creado;
lo que está roto es el
hombre
que no ve a Dios en su campo…” (del
himno de la Hora intermedia del martes I).
“… dice el necio para
sí:
“No hay
Dios.”
Se han corrompido cometiendo
execraciones…” (del salmo 13).
“… hoy te establezco… para
arrancar y arrasar, para destruir y demoler, para edificar y plantar… veo una
rama de almendro…” (del profeta Jeremías 1, 1-19).
“… no te quedes, por tanto,
ocioso… no te puedes excusar aduciendo tu pobreza, pues, aunque vivieres en gran
penuria… no es obstáculo para dedicarte a…” (de las homilías de san Juan
Crisóstomo, obispo).
“... el silencio
de los montes duerme sin fin... soledad inmensa...” (del himno de Completas del
martes).
… cuando lo que de verdad quiero es escribir sobre otros
asuntos, pero ninguno me parece ni más urgente, ni más grave que el que me ocupa
y me ocupará. Y ello, por el bien –según constato- estoy haciendo -humildad
aparte- con estos mis escritos durante un año (365 [voy por el 208, me restan
157]), y tal vez, siga, pero demos tiempo al tiempo. Al fin y al cabo, es una
disciplina que me he impuesto, y dado que es un filón inagotable, no se si lo
dejaré o seguiré en ello. Por lo pronto aquí andamos en ello, y no he completado
lo que se pueda decir al respecto, ni se agotará el tema. Otros, con este
material publican libros. Es tema de estudios, en los que nadie se moja, salvo
los que me apoyan y un servidor en esta lucha en solitario. Y, lo que está
claro, es que no voy a abandonar este camino, aunque sea posteriormente de forma
paralela. No deja de ser un trabajo literario. Me interesa la vida, la Historia
de mi pueblo, y en ello estoy. Mis raíces me urgen, como necesidad de identidad.
Frente al creciente número de tabaibas, tengo la esperanza de verlas algún día
frenadas, reducidas, controladas. Ellas -las tabaibas- nos roban el espacio, y
con ellas, no podremos prosperar y salir hacia adelante. Y tenemos esperanzas y
posibilidades de renacer o reinventarnos. Con las tabaibas, lo hemos perdido
todo. Ninguna resistencia se opone a las tabaibas. Y si la hay de forma
individual, ¡las pagan muy caras! No somos libres, sino cautivos del cabildo.
Algunos han perdido la vida en ello. Los hay que huyen y se refugian donde
pueden. El colonialismo, no ha terminado. En el campo reina el sufrimiento y la
tristeza. El cabildo ha desestructurado nuestra sociedad, hemos perdido los
derechos y solo tenemos ahora prohibiciones. La isla ya, no tiene significado
alguno. Nada se mueve en ella. Nada cambia. Hay miedo, y anda el Miedo ambiente
y el seprona campeando, vigilando, controlando, multando, prohibiendo, exigiendo
permisos que son denegados…
El Padre Báez.
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Uno más -entre tantos-
agradecido:
Gracias por sus correos y
ánimos que me dan. En 15 días hago un comentario en base a este correo suyo (los
tengo escritos, siguiendo un orden).
Un cordial saludo y sigo
esperando sus opiniones al respecto, pues me aportan nuevas ideas. Gracias de
nuevo. (J. S. M).
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