Las tabaibas nos secuestran…
“… crecerá… plantado… crecerá…
seguirá dando fruto… estará lozano y frondoso…” (salmo 91).
“… degenerados, se portaron
mal… generación malvada y pervertida… pueblo necio e insensato… pregunta a tu
padre… a tus ancianos… una tierra desierta…” (Cántico de Daniel 32, 1-12).
“… rebaños de ovejas y toros…
bestias del campo…” (salmo 8).
“… paraos en los caminos a
mirar, preguntad por la vieja senda: “¿Cuál es el buen camino?”; seguidlo, y
hallaréis reposo…” (Jeremías 6, 16).
… y no hay liberación alguna dada por los secuestradores, que nos
mantienen entre sus lechosas ramas y tallos a reventar (de leche), y ya va para
más de largo medio siglo. Lo malo del caso es, que nadie reivindica la
liberación (de ellas), los secuestradores se han hecho fuertes. Los
fundamentalistas del cabildo, se mantienen en sus treces, que son los que están
detrás de toda esta operación pro-tabaibas. Para que liberen al pueblo, hacen
falta muchas negociaciones y para ello, no ha habido ni una sola sentada en
reunión política. Por tanto, no hay negociación, no hay condiciones, ni hay
pago de rescate. Todo quieto. Mantenido. No hay diálogo, no hay negociación. No
hay comunicado alguno. No hay reunión (repito). No hay denuncias de la
situación. Se siguen pagando demasiadas multas, por inocentes acciones y no
punibles desde la razón, pero sí desde sus leyes, que nos masacran y acaban. Se
ha perdido la tradición. Ninguna manifestación a tal fin. Los líderes políticos
hablan de todo (menos de esto). No hay acuerdos. Nadie condena los atropellos y
abusos. La violencia de los agentes y del Medio son atroces. El campesino en su nobleza y bondad,
no se rebela. Nada piden (por miedo al Medio), pagan y callan. El campo es
atacado y con él los campesinos. Se vacían sus cercados y alpendres, corrales y
cuevas; ya no hay pajares, ni eras. El campesino es saqueado y destruido.
Ninguna emisora de radio (por mor de la publicidad), toca el tema; le siguen
los otros medios en idéntica postura. El campesino, se ve obligado a abandonar
su medio y dejarlo al Medio. El campo, es víctima (el campesino), de una
violencia inusitada, sin nombre. Solo le queda la obligación de huir, y buscar
cobijo en suburbios, extrarradios, marginación social. Todos buscan protección
en la cara de la Iglesia: Cáritas, que les da lo que puede, pero insuficiente
de lo mismo que producían hasta para la exportación. Pierden sus propiedades
(se las siembran desde helicópteros de plantas protegidas que luego no pueden
arrancar, salvo multas y cárcel. El campo (el campesino), sin esperanza…
El Padre Báez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario