miércoles, 31 de diciembre de 2014

riqueza

Las tabaibas ¿fuente de riqueza?...
 
“… como a un esclavo por la violencia que coacciona…” (del tratado de san Hipólito, presbítero, Refutación de las herejías).
 
“… te has hecho pobre… tu pobreza…” (de las preces de Laudes del día 30 de diciembre).
 
“… ¿hasta cuando he de estar preocupado, con el corazón apenado todo el día? ¿hasta cuándo va a triunfar mi enemigo?... que no diga mi enemigo: “Le he podido”…” (del salmo 12).
 
“… se han corrompido cometiendo execraciones, no hay quien obre bien… obstinados, no hay uno que obre bien…” (del salmo 13).
 
… las tabaibas, tan presentes en nuestra isla -y en otras- habitan de forma extensa y homogénea nuestra más que desgraciada tierra, precisamente por ellas. Y ello, sin que tenga importancia alguna en ningún aspecto, pues ningún bien -¡ni siquiera el estético!- aporta, pues ni en alimentación, ni en estiércol, ni en nada… es que ni siquiera admite un reciclaje!, y es que -además- es un material venenoso, y solo se salva por ser autóctona (¡pero que ni eso, ya que con tres ejemplares, en una reserva sería más que suficiente!). Y no está ya en un lugar determinado o zona, sino que copa, acampa y llena todo el territorio; no dejando espacio para ninguna otra planta o especie del ramo floril; ella, totalitaria, absolutista, extensiva, exclusiva, excluyente, soberana, soberbia… Al cien por cien, todo el mundo la rechaza, la evita, todo el mundo huye de ella, y de ella se retiran todos y más; su leche pegajosa, mancha y ensucia asquerosamente, estropeando ropas o vestidos y arrancando el vello en su despegue. Y ocurre, que como está por todas partes, no es fácil alejarse de ellas, porque te las encentras hasta en la sopa -es un decir-. Es decir (valga la redundancia): vivimos entre tabaibas, rodeados de ella por todos lados, ya que las tenemos al alcance de la mano -que por otra parte nadie las toca- por todas partes (o lados). Para ellas toda tierra y clima es bueno, y así por todos los rincones de la isla: la tabaiba y solo ella -como queda dicho más arriba-. Nadie las visita, nadie goza de ellas, solo el cabildo cobra por ellas sustanciosas multas a pobres campesinos que limpian sus terrenos para plantar sus papas, les cae encima el sepro y el miedo (medio ambiente) que se las cuenta y según el número de arrancadas o cortadas, la cuantía en multa, más que salada. Ellas son -salvo para el cabildo- fuente de desgracia. Una gotita invisible te cae en los ojos y te desgracian, te deja ciego tres días. No son terapia para nada (salvo para lombrices en los perros, pero como los veterinarios no las usan, por mor de vender sus otros productos químicos, que por otra parte son más caros y menos eficaces). Así que nada curan, ningún uso tienen, poder tampoco. Y, a pesar de ello, no ya millones y millones de ejemplares, sino océano de ellas -repito- sin potencial alguno, solo su presencia, sin más, porque, ni siquiera por estética (flores) se salvan o justifican. ¡Ya se las transformaran en algo! y fueran así alguna riqueza, pero es que ni eso. Si alguna energía (fuerza) tuvieran saldríamos de la pobreza en la que la isla anda sumergida, pero es que no contribuyen en bien alguno, poseyendo todos los males: esteriliza la tierra, ciega a los hombre, al que se acerque a ella y la toque, es pegajosa suciamente, etc., etc. Y a pesar de ello, no se la frena en su expansión y desarrollo, se las protege  e impulsan. Son la mayor desgracia que padecemos, al no ser un recurso para nada y nadie (salvo para el cabildo -como queda dicho-).
 
El Padre Báez.
 
----------------------------------------
 
A decir verdad, no es mala idea:
 
Padre Báez, algún viaje de turismo a Madeira y arrancar también allí las tabaibas; así las exterminamos del mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario