miércoles, 24 de diciembre de 2014

Hotel

Hotel tabaibero…
 
“… convertiré su desierto en un edén, su yermo en en un jardín…” (del libro del profeta Isaías 51, 1-11).
 
“… plantado… crecerá… dando fruto… lozano y frondoso…” (del salmo 91).
 
“… carneros y toros… corderos cebados…” (del cántico de Daniel 3, 26-29. 34-41).
 
… y no diré el lugar para no desprestigiar a la isla que lo sostiene o tiene. Y ello mismo en la zona más céntrica del lugar, donde plazas y parques, estatuas y centros comerciales en línea recta ascendente hacia el interior y hacia arriba pendiente, que más pistas no quiero dar, que por mor de un centenario quíntuple, voy allá con compañero sacerdote, y de paseo por el centro y zona comercial e institucional, paseamos cuando reparo en el alto hotel que además ancho y que se estrecha en subida hacia el cielo, que unas como tabaibas adornaban los balcones, terrazas, o jardineras, que me fijo bien y descubro desde el suelo, que no son rosales, geranios ni mucho menos claveles -por ser tal vez españoles- sino que haciendo honor a la canariedad más que falsa, aquellos perfiles se adornan -y no eran de plásticos- no ya de veroles o retamas, sino que por lo de autóctono, son las malditas tabaibas, que aunque salidas de las manos benditas de Dios, fueron pensadas desde lo divino para barrancos y lugares inaccesibles, pero no para ponerlas al alcance del desprevenido turista -salvo que respetadores de lo verde y por distancias u obstáculos no observados por un servidor, no se atreven a tocar nada- que si lo hiciera quedarían con ropas inservibles, y manos pegajosas y si a los ojos les llegara, maldecirían la hora de haberlo hecho (tocarlas), pues se las han puesto, por si eran o son pocas las que las islas (ambas), llenan van y se las ponen delante de sus propias narices, sin que más flor les aromen la habitación, sino como enemigas acechando para dañarles si se las tocaran, y toda vez que desde la calle divisé y contemplé -y dado el trasiego y rapidez, más no pude ver- a qué distancia y si al alcance de la manos en terrazas, azoteas, habitaciones, o qué dónde diablos las fueron a poner, como si ya no fueran suficientes las que por todas partes están, que hasta en la misma habitación hotelera se las fueron a poner o meter por los ojos, cual si en ello originalidad mayor hubiera, que en lugar de alejarlas por sus secuelas y daños colaterales se los meten en hoteles violentando así a los que a pie nos movemos por el mundo sin dormir en hoteles de lujos, que por mor de la extravagancia y snobismo, echan manos de lo que se debiera extirpar y desaparecer, salvo reserva a donde nada humano se las pueda rozar, por las graves consecuencias que de ello se sigue, que venga un turista y se las sirvan en hoteles como si en el suelo y por todas partes no las hubiere (para que rime con hoteles), que da pena unas islas antes canarias, ahora tabaiberas, en lugar de plátanos y tomates les pusieran, les ponen leche de tabaiba, para que adornen sus ventanas y cristales. De pena y ganas de gritar: ¡¡¡quiten eso de ahí, de balcones y terrazas, de parterres y macetas, sobran las tabaibas!!!, que solo en barrancos las dejen y allá a donde nadie las alcance o tropiece. En fin algún día esta filosofía contra tabaibera su luz se verá, y solo me toca abrir camino e ir por delante. Con humildad lo digo, pero que en lugar de animales y plantas que nos den de comer, que nos planten tabaibas, y ello hasta en los hoteles, y ascendiendo hacia arriba por sus paredes, cual si colgadas de riscos estuvieren, me parece una pasada y, ¡¡ya es demasiado, hombre, por favor!! Y es que mucho me temo, no aparezca quien quiera ganar en novedad con zarzas y cañas en sendos lugares pongan, y ello por si eran pocas las plantas de nada que hay por los suelos, porque si encima fueran tomateros o plataneras, como que algún provecho tendría el turista, pero con plantas basuras, ¡como quien come mierda, y sirven de adornos!
 
El Padre Báez.
 
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¡Vamos, sin falsa humildad!, es lo que me dicen, y… en ello estamos y vamos a seguir:
 
¡Buenas noches, Cura! ¿Pensaba que ya me había olvidado de felicitarlo...? Quería hacerlo y desearle muchos años por delante para que siga luchando por lo nuestro y enseñando sus conocimientos... Un fuerte abrazo.
(J. G. P.).

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