martes, 29 de julio de 2014

nuestra desgracia

La complicidad de las tabaibas…
 
“… os conduje  a un país de huertos para que comieseis sus buenos frutos, pero entrasteis y profanasteis mi tierra, hicisteis abominable mi heredad…” Jer. 2, 1-3.7-8.12-13
 
“… hace brotar hierba en los montes, para los que sirven al hombre; que da su alimento al ganado y a las crías de cuervos que graznan…” (Salmo 146).
 
… estamos en la era de la dictadura-democrática. Es, ciertamente, una situación muy compleja en el archipiélago: que no se frenen, y se retroceda con las tabaibas. Pero, ¿acaso están ciegos, y no ven su potencial amenaza? ¿No es esto dura y pura represión, que prohíbe al campesino actuar en lo que le es propio (ganadería y agricultura)? Hay leyes contra el campesino, que suspende y limita los derechos del campesino (no se le deja tocar la tierra, ni tener animales). Todo son dificultades para el paupérrimo campesino, que además tiene que pagar de continuo multas, por ataques o daños a las intocables y divinas tabaibas. Ejércitos persiguen fijo cualquier acción de todo campesino. No se enseña la rica y sabia tradición desde los guanches, y no se abre el campo. Perdemos valores. Crecen los desfavorecidos. Desaparece la gran labor de nuestros ancestros o antepasados; todo en ruina. Todo lleno de maleza acompañando a la señora y dueña tabaiba. Antes, el centro era el campo; ahora, más allá de la ultraperiferia. Labor la de otros tiempos, que ha desaparecido. Ahora, la tabaiba lo desborda absolutamente todo. Teníamos para exportar de todo; ahora, lo importamos todo. Se palpa la tensión, que no pasa de ahí, y enferma a todos. El campo -y sus familias- se ha desestructurado, por culpa de la protección a la tabaiba. Los campesinos huyen y se refugian en sus antiguas alpendres temiendo la visita para ser multarlos por parte de los ejércitos del cabildo que los controlan y vigilan fijo. Una vez multados, ya no tienen escapatoria posible según una montaña de leyes con sus artículos, números y párrafos. Impacta el sufrimiento de esta pobre gente ex-campesina en el campo. Ya es necesario el atendimiento psicológico (que no se les presta, y los lleva al suicidio silenciado). El campo está desfavorecido. Acceder a ciertos lugares, ya es imposible por la maleza que borra caminos de siglos. Y a pesar de todo, el campo, no se levanta (el campesinado). Grandes dificultades vive el campesino, vive amenazado permanentemente. El campesino, está desprotegido. Se desconoce la realidad del campo, ante el gran silencio de la administración y los medios de comunicación, que callan vergonzosamente. ¿Jóvenes en el campo?, ¡ni uno! Se ha roto la continuidad, la formación verdadera (de padre a hijos y el abuelo de por medio). El campo tiene infinidad de problemas, pero ninguna solución, ¡al contrario!: más palos, y palos de muerte. Y de él viene la vida (la comida). El campo necesita ayuda, y le ponen multas. Mientras, las tabaibas, protegidas (y multas por atentar contra ellas, o dar muerte a alguna, a pesar de los cuatrillones de ellas, [¡si no hay más!]).
 
El Padre Báez.
 
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Por mi parte, nada añado; simplemente, lea y vea lo que me envía alguien cuando lee mis comentarios:
 
 
 
“... así es, la cesta de la compra de frutas y verduras frescas y otros alimentos está el doble que en muchos sitios peninsulares.
 
La cosa es que ya no es ESPAÑA..., son los nuevos caciques politiqueros y sus funcionarios para chupar tasas de entrada, y los importadores de siempre forrarse... Y MANTENER UNIFORME y plano EL PAISAJE AGRO-SOCIAL RURAL (TABAIBAS como Vd. dice...) y a comer cemento, O PETRÓLEO...”

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