domingo, 20 de julio de 2014

disyuntiva tabaibera

Tabaibas o campesinos…
 
… porque es que son términos incompatibles. Antes había verduras y frutas de aquí. Ahora del campo, ya, ¡nada! Nadie trabaja en el campo. Se cuidaba la tierra, y ésta nos daba la comida. Ahora, ¡ni animales! Ya no se trabaja en el campo. La tierra ya no produce. Mueren los ancianos; multan a los que quedan. Los jóvenes huyen. No hay continuidad. Ya no es rentable seguir en faenas del campo. Hombres hábiles, parados y teniendo tierras y alpendres. Se acaba lo rural. Migración a poblaciones y capital. Una tímida y amenazada vuelta, de gente que desconoce la cultura del agro, al ser capitalinos y sin continuidad en lo del campo. Solo quedan en el campo ancianos; sus nietos estudiaron para no volver. El campo ya no es sostenible. En el campo la presencia represora y recaudatoria del cabildo que multa por todo y por nada. Hay miedo, mucho miedo: pánico a gente uniformada que lo pasea a diario y a todas horas vigilando. Enfermedades psicológicas y físicas. Nos matan con veneno que entra con lo que nos traen para alimentarnos desde fuera. Nos envenenan. Aumentan los cánceres. Desaparece la agricultura y la ganadería propia. Ya no se trabaja la tierra, ni en la tierra. Se  multiplican las grandes áreas comerciales del mundo, en un minúsculo archipiélago atlántico, con productos foráneos. Difícilmente se ven surcos plantado de algo que a duras penas sale adelante. A ello hay que sumarle el acoso y las trabas cabildicias. Surge un nuevo campesinado: niños en huertos escolares y urbanistas en medio de humos y gases de coches. Y llaman a eso ecológico. Los que vuelven, no se enteran. Pero ya sabemos: han optado por las tabaibas y éstas, lo impiden todo. Todo a su favor y en su defensa.
 
El Padre Báez.
 
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Las tabaibas nos precipitan…
 
… las tabaibas son un peligro. Son una nueva erupción. Nadie protesta. Las tabaibas nos reprimen. Han matado a más de uno (varios ya). Miles de multas por su culpa. Nos ganan la guerra. Nadie sale ya a trabajar en el campo. Caminamos hacia la tragedia. Hay grupos armados en el campo, controlando todo movimiento, por pequeño que sea. Revientan cualquier intento de vuelta al pasado agrícola o ganadero. Reina el miedo y la inseguridad. Escasean los alimentos en la mejor tierra y clima del mundo. Hay contundencias en las multas a pobres que intentan volver al ayer, en lo suyo. Todo prohibido. Aumenta el paro, el hambre, la miseria… Se expulsa al campesino del campo. El cabildo no quiere saber nada de agricultura y ganadería (nos engaña con su granja y sus cursillos). Se rechaza cualquier petición para volver al agro. Siempre se deniega toda solicitud para algo, sea lo que sea. El campo padece una ola de violencia cabildicia. No se respetan los años, ni la tradición. Ondea la violencia. Gran desafío el de las tabaibas. Las tabaibas nos llenan de inseguridad. Son motivo de violencia social. Violentamente imponen la defensa de la basura frente a lo que nos alimentaría sin dependencia exterior alguna. Se agrava la crisis, a pesar de los reiterados y constantes avisos en su contra. Se agravan los problemas del hambre y del trabajo (tanto monta, monta tanto). Por miedo, nadie protesta. Nadie se manifiesta (por miedo). Y es un derecho, pero… los agentes de medioambiente, se extralimitan. Las consecuencias son lamentables, y son irreparables. Arremeten contra los campesinos. No hay diálogo posible…
 
El Padre Báez.

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