sábado, 1 de junio de 2013

Popurrí 608 y Comprometidos con el campo.


POPURRÍ 608:

En el Año de la Fe (232): Te mueva la fe.

 

Al habla el historiador (232):

 

Perros y bicicletas...

... no dan de comer.

 

La cosa del hambre...

... se está poniendo al rojo vivo.

 

La gente tiene derecho a comer...

... pero no se recupera el sector primario, que sí da la comida.

 

Pero siguen plantando acebuches...

... tabaibas, veroles, retamas, etc.

 

Hace falta más ganado...

... y menos leche de asturias.

 

Sin campos cultivado, habrá más hambre...

... con huertos urbanos, habrá más cánceres (comida contaminada y envenenada).

 

Cuanto comemos, viene de fuera...

... y también sabemos cómo viene (nos matan).

 

Cuando nada producimos...

... cuando nos dicen productos tabaiberos (“canarios”), todo es mentira (camuflado).

 

No hay nada que comer...

... de la tierra.

 

El cabildo vende flores...

... 1.100 proteas (sin comentario).

 

Por las cumbres y campos de ex -cultivo, se pasea la ley...

... por medio de miedoambiente y el seprona.

 

Siembran piedras, por toda la isla...

... recogeremos pedregales.

 

Nos morimos de hambre...

... y tenemos tierras para plantar comida de toda clase, y tener ganados de todos los rebaños. Pero solo piensan en pájaros azules.

 

En Maspalomas tenemos palmeras datileras...

... de las que comió, y cargó Colón para su viaje a Las Indias.

 

¿Y los políticos?...

... peleándose entre ellos (pero no en resolver los problemas del paro y el hambre). ¡De pena, usted; de pena!

 

¡Qué bueno lo del cura de Arguineguín!...

... ¿que no se ha enterado de lo que dijo? -Pues, ¡pregunte y entérese!

 

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“... en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre...” (Antífona 2 de Vísperas).

 

“... qué alegría cuando me dijeron: Vamos a la casa del Señor...” (Salmo 121).

 

“ ... alégrate, María, llena de gracia. El Señor está contigo. Alégrate...” (Del responsorio breve de Vísperas).

 

“... dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos...” (Del responsorio a la Primera lectura del Oficio de lectura).

 

“... los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón...” (Salmo 18).

 

“... que los hijos de Sión se alegren por su Rey...” (Antífona 3 de Laudes).

 

“... ante el rey, con séquito de vírgenes, la siguen sus compañeras: las traen entre alegría y algazara...” (Salmo 44)

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Comprometidos con el campo:

 

O hacemos una apuesta fuerte por el campo, o estamos perdidos (más aún). El gobierno, tiene que dialogar con los hombres del campo y dejar de consultar a los técnicos, y consejeros, que son (los tres), los que nos han traído a la situación calamitosa actual. No podemos seguir dependiendo de comidas de fuera, que nos las traigan, mientras aquí, permanecemos con los brazos cruzados (y no precisamente rezando), sin dar un golpe a la tierra para sacudiéndola, ésta con cariño de madre, nos dé comida hasta la hartura.  De seguir así, vamos a caer todos muertos, de hambre. La comida viene del campo y de manos de los campesinos. Si volvemos (si nos dejan volver al campo [antes desapareciendo al cabildo con su seprona y su miedoambiente]), tendremos comida y de paso trabajo, y se acabó la crisis, y volveremos a comer como antes. Hay que volver al campo, y reconstruir lo que ya ¡tantos años de protección ha estropeado!, desapareciendo flora y fauna, trabajo y comida. Toda la isla se volcaría en el campo, si nos dejaran trabajar en el campo. Estamos en un momento que es histórico, pues nunca antes en la Historia, se dio un caso igual, que teniendo tierra -la mejor del mundo- estemos pasando hambre, porque las autoridades no nos dejan trabajar en ella, para primar y ayudar a agriculturas extrañas, a las que subvencionan y ayudan y cierran toda posibilidad de cultivo a los nativos y residentes en estas islas reservadas para la tabaiba, y en lugar de un cercado de reserva de esa planta -si es que tiene alguna virtud- libere el resto de la isla por donde la maléfica y dañina planta se enseñorea copándolo todo e invadiendo todo terreno, sea el que sea y esté donde esté; ella trepadora es dueña y señora de la isla, sin que se la pueda ni tocar, al margen del daño físico para la piel, ojos, etc., el que te puede caer encima como multa elevadísima e inconsiderada por el simple hecho de quitarle un gajo o rama. Si en el tabaibal hay algo, eso es tierra para cultivar -eso sí, arrancando cuanta basura se ha plantado o se ha nacido en ella, como retamas, entre otras miles de basuras-. Falta que el común, es decir cuanto más mejor y ojalá todos, pidamos la vuelta al campo, hasta hacer doblegar en un sí a las autoridades que lo impiden y castigan. Pues, lo primero es la comida, y sin ella, no hay salud, ni paz, sino la eterna (por la muerte). Llevamos medio siglo de Historia, con una progresiva escalada de paro, y de hambre, y hemos llegado a cotas muy altas, y esto no puede, ni debe seguir así, en esa escala ascendente. Hay que frenar cuanto antes este dilate, y evitar más muertes, y más huidas a lo urbano o como emigrantes. Hoy, ser hombre del campo, es ser una víctima. El gran problema, es, que ni siquiera este tema ha sido discutido. Nada se dice en los medios de comunicación, y menos la clase política, que han borrado de sus lenguajes el término  “campo”. Si tuviéramos políticos serios, esto del hambre –que crece y va en aumento- ya se hubiera cortado desde hace tiempo, pues tenemos la mejor tierra del mundo y clima mejor que el nuestro, no lo hay tampoco en el mundo, donde hasta tres cosechas se pueden tener en un mismo año, cuando esto es único en el mundo, y ¿pasando hambre? Pero, ¿quién nos gobierna? El auténtico político, busca trabajo y comida para sus gobernados, y la tenemos ahí, a las puertas, en la tierra toda de la isla. El bien que el común necesita es trabajar y comer. Comer y trabajar: ambas cosas las da con creces el campo. Estamos pues, obligados a exigir a los que gobiernan, abran las puertas del campo al trabajo, y éste en breve, nos dará de comer hasta de sobra y para exportar. Es esta, una guerra que debemos ganar contra un enemigo (la clase política), que impide se cultive la tierra,  se cuide de animales. De hecho da uno la vuelta a la isla –a la redonda- y no ve una sola cabra, y ni un solo cercado de papas, y sí la tierra toda llena con restos de acequias, surcos, tajos, canteros, etc., de cultivos de hace cuarenta y más años, y ello desde las orillas de la mar, hasta las cumbres, sin dejar barranco alguno sin cultivo y ganadería; ahora nada, solo cultivan turista, pero no dan fruto, se secan porque se marchan, o porque ya no vienen, y ni ellos, ni lo otro. Todo esto estimula el robo, para poder comer. Da la impresión y así debe ser, nuestros políticos: no piensan en el futuro. No tendremos nada que comer, a no ser carne de perros.

 
El padre Báez.

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