Que el cabildo devuelva los
400.000,00 €, y deje tranquilas las cabras libres.
Que el cabildo devuelva los
400.000,00 €, y deje tranquilas las cabras libres. Por otra parte,
misión imposible acabar con ellas, ¡es que no cogen ni una!, pero mienten
dándonos cifras, pero no imágenes. Misión absurda plantar árboles basura donde
están las cabras, pues no pueden llegar a ellas, y menos regarlos después. Son
cabras libres desde hace tres mil años, y deben seguir donde siempre han estado,
y sin árboles. Imposible incluso saber el número de cabras libres. Por más que
las mataran todas -caso y cosa imposible- ellas volverían sobre la marcha a su
hábitat. La sociedad al cien por cien, está en contra de esa hipotética matanza.
No puede haber colectivo ecológico alguno -salvo untados los besos con dinero-
que estén de acuerdo con la matanza de cabras libres. Por otra parte, en la zona
de las cabras no existe ningún endemismo autóctono en peligro, sino que gracias
a las cabras éstos se pueden mantener y expandir. Las cabras ni por asomo
mordisquean un pino o algo parecido plantado por el cabildo en aquellas
inmediaciones. No se puede proteger la naturaleza eliminando cabras, que
pertenecen también a ella -a la naturaleza-. Por otra parte aclaremos: no
existen cabras salvajes, sino cabras libres. Están entre Gu-Guy, El Nublo,
Tauro, Pilancones, Tamadaba, etc., ¡más de media isla! Es mentira haya nadie que
se apunte a matar cabras. Y si cogen una es que estaba muriéndose por vieja. Si
los saltadores saltan hacia arriba, pudieran coger alguna;, pero, ¿a palos? ¡No
creo! Los que asisten a las presumibles y fallidas capturas de cabras, fingen
hacerlo por quedar bien ante el cabildo, pero eso va contra sus intenciones y
voluntades reales, que es defender la libertad de las cabras, a veces de sus
propias cabras (si pastores o gente de La Aldea, fueran). Y, en caso de capturar
una cabra -hecho no dado todavía-, ésta moriría al negarse a comer en otros
pesebres que no sean los riscos y su musgo. Ir a cogerlas con perros, es
dejarlas más libres, pues huyen de ellos, y ellos no suben hasta donde las
cabras; y van, con una jurria de perros, son verdaderas jaurías, que las
espantan (es que encima si no son tontos, lo parecen). Todo se les queda en el
intento fallido, una y mil veces, pero tercos siguen y engañando a nosotros y a
Europa, a ver si cuela y se libran de devolver el dinero recibido para forestar
lo que es imposible forestar. Se acerca Agosto, y tienen prisa en mentir y
engañar, pero las cabras están todas y a más donde siempre han estado, desde
hace tres mil años. Y si un incendio o rayo acabaran con todas, no tardarían en
volver, toda vez la ganadería se está abandonando y desaparecen explotaciones, y
siempre la cabra libre tirará al monte, pues ningún pastor mata una cabra, por
las que han dado la vida, y las dejan escapar, precisamente para que no mueran
de hambre.
El Padre Báez, Pbro.
30-07-18
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