La isla con solo pinos, y sin
nogales y castañeros, se está volviendo en un auténtico
secarral.
La isla con solo pinos, y sin
nogales y castañeros, se está volviendo en un auténtico secarral.
Sabido de sobra es, que los pinos alejan las nubes y nos traen años de sequía y
a más; es mentira atraigan el agua; ésta sí que es atraída por nogales y
castaños (recuérdese a tal fin, la sabiduría popular, cómo en cientos de años
atrás, se decía –así me lo dijo el Profesor Reina, habérselo oído a su abuelo,
que lógicamente lo habría escuchado a los suyos y éstos de los propios, y así
hacia atrás hasta el comienzo de la conquista, y tal vez traído por los
castellanos, que: “si quieres mojarte el c... todo el año, planta
nogales y castaños”), y habida cuenta a los unos y a los otros los
secan los pinos y desaparecen, el agua que nos traía las nubes, va a ser cada
vez menos hasta convertir esto, en lo que título este comentario: en un
secarral. Y estamos en él, basta pues mirar y verlo todo emboscado por: cañas,
retamas, beroles, tajinastes, tabaibas..., y pinos; y todo eso, por más que sea
verde, no deja de ser un secarral, pues el agua, que hasta en los veranos nos
bañábamos en los charcos de agua corriente en los barrancos, cuando habían
nogales y castaños, después que comenzaron con los pinos, vino el secarse
fuentes, arroyos, pozos, etc.. Y ya el agua, cada vez menos y a peor la cosa,
cada año que pasa. Los pinos, ciertamente –y el cabildo no ceja de plantarlos-
han cambiado el clima, y lo ha vuelto seco o vacío de agua; hechos éstos que
parecen no preocuparles lo más mínimo el asunto, pues sigue en sus treces, y a
peor el remedio que la enfermedad: mas pinos, dicen que para que llueva, y
ocurre todo lo contrario, y a las pruebas me remito: cada vez llueve menos, cada
vez la isla se seca más y más. Ya casi, sin agua del cielo, la que tomamos viene
del mar, y si a la agricultura la daña hasta desaparecerla por esterilizar la
tierra, a los cuerpos humanos, ¿que no nos puede estar ya pasando? Encima la
poca agua que descargan las nubes -cada vez menos- se va tranquilitamente al
mar, sin presa que la retenga porque paredes sí a orillas de las carreteras,
pero ninguna para presa alguna, después de las que hizo Franco, el dictador. Y,
claro, desaparecerá lo verde que nos va quedando, y al fin: ¡hasta sin las
ahulagas y las tabaibas! Solo quedarán pinos, que también al fin y a la postre,
obviamente se secarán. Por tanto, ante la que se nos avecina y echa encima, solo
cabe una solución: no plantar más pinos y arrancar los que han sido plantados,
dejando solo los que desde siempre han estado en los riscos, justo su lugar de
tea, y sin ser plantados. Ya va siendo hora se ponga los medios para evitar la
que nos va a caer, ¡que no es moco de pavo!, sino una tragedia: una isla seca,
es la muerte. Y hablando de muerte, la que lleva el cabildo sobre las cabras
libres, la mejor cabra del mundo: las está eliminando a la callada y
zorrúa.
El Padre Báez, Pbro.
18-07-18
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