jueves, 12 de julio de 2018

Nuestros políticos, se ríen de nosotros.
 
Nuestros políticos, se ríen de nosotros. Habrán excepciones, pero hablo por lo general. Sus bocas se llenan de mentiras, de proyectos, de ilusiones. Lo que dicen son falacias, engañabobos. No hay gente seria entre ellos, son –algunos- fantoches. En sus discursos, decires, mítines, promesas, etc., son más que altivos, arrogantes, vendedores de vientos (palabras que vuelan). Pero, sus acciones -silenciadas- les delatan, como inútiles, falsos, soñadores, utópicos... Aparentan poder, se muestran cuales salvadores, prometen, entusiasman, pero, después: ¡nada de nada! Y a peor, y cobardes callan o se esconden y vuelven a la carga y siguen en las mismas y a peor la situación y todo. Todo lo que hacen es un paripé, un aparentar, un simulacro, ¡un nada! En el fondo, se les ven cobardes, sin palabra (no cumplen), solo gestos para la galería. Ellos, andan bien hartos, sobrados en kilos y en dineros; mientras el pueblo, la masa, la gente pasa hambre; sin trabajo imposible tener pan, y lo único que les dan, es: paro, no les dan trabajo, tienen el campo en coto privado, y con el cartel invisible: “¡No tocar!”, sin que ni uno de ellos se atreva a quitar esa maldición, pues les es muy rentable todo lo que traen de fuera. Y es tanta ya nuestra pobreza, que ni hijos tenemos, sino pocos y mal criados (en el doble sentido: formación y alimentación). Y con este panorama, ¿cómo gestar nuevos hijos para el hambre y el paro? No podemos dar vida, cuando la clase política –por lo general, repito- nos hunden, nos matan. Y convive pobreza con riqueza, ellos alzados, el pueblo caído. El pobre, cada vez más pobre, humillado, callado, viendo fútbol y así engañado y engolosinado. Ellos viajan con descuentos del 75 %, el pueblo no tiene ni para comer, salvo que muerda el polvo y la basura. Ellos, como príncipes, en sus tronos (¡qué casas, Dios!); los pobres -nosotros-, ni nos dejan pisar la tierra en la que solo plantan pinos, y matan las cabras, es decir a más y mayor pobreza. ¿Quién de entre ellos -los políticos- van a cambiar esta situación o ponerle freno? ¡A más y a peor, en las mismas!, se afianzan en sus decisiones equivocadas. Nos aguada mayores desgracias y ruina. Hacen el mal y viven bien, triunfan en base a la ignorancia y apatía del pueblo drogado. Son malos y se exaltan en el poder, lo juzgan todo, y prescinden de todos...
 
El Padre Báez, Pbro. 12-07-18

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