... la cabra, la cabra, la p...
de la cabra, la madre que...
... la cabra, la cabra,
la p... de la cabra, la madre que... esto de las cabras viene de atrás
de abuelos y de padres (¡desde los guanches!), pero ahora, ya no se hace queso,
antes había mucho ganado –y éramos menos-, ahora sin ganado no hay queso, y no
no toma impulso la ganadería, hay paro, y..., compramos queso y leche de fuera;
se deja lo artesanal, se dejan las queserías, se deja el ganado, el ganado ha
desaparecido y con las cabras iríamos tirando, pero el campo se vacía de cabras
y de gente. Ya no se ordeña. Y hay sol de sobra para las cabras, y el pasto se
lo come el sol (o tal vez el fuego, ¡Dios nos libre!). Siempre hubo ganado,
hasta llegar al presente en el que ganado que hay ya no está suelto, creciéndole
las pezuñas, y se mueren mueren los guirres y se meueren los cuervos, sin cabras
que se mueren y de las que vivían. La mejor crianza de un niño y la felicidad de
los niños, sería andar con baifos y cabras, otros niños andan sin libertad. ¡Ya
pudieran los inmigrantes dedicarse al ganado, como seguro lo hacían en sus
países de origen, pero, ¡ni unos, ni otros! Te ponen mil trabas, mil
dificultades, mil problemas, ¡y lo dejas por imposibles!. Desaparece el mejor
queso del mundo. Los mercados venden quesos extranjeros, queso ruin; el bueno,
el nuestro, ya no existe. Y fuimos niños y nos criamos con cabras, con leche y
queso, pero al presente..., de aquello, ya, ¡nada de nada! Se olvida a los
abuelos, se acaba la tradición. Y era economía, era trabajo, era vida. ¿Qué es
eso del cuajo?, ¿y el suero? ¡Aquellas manos en el queso, apretando, dando
calor, exprimiendo. ¿Dónde se compra el queso que ya no se hace? El futuro de la
ganadería, a peor; el futuro..., y es un trabajo que desaparece, un trabajo (y
tenemos paro y parados). Y del cabildo ya sabemos la ayuda que da a las cabras:
¡¡¡las mata a tiros!!! Y mata cabras, con lo que el mensaje está más que claro:
hay que desaparecer las cabras; se quitan los ganados, desaparece el ganado,
habían ganados, muchos ganados, y ahora contados con los dedos de la mano y
sobran dedos. No se apuesta por la ganadería, y habría hasta familia. El ganado
une, habría clientes, compradores, y se tiraría hacia adelante. Pero, sin
cabras...
El Padre Báez, Pbro.
01-07-18
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