Lo de Saúl, de Moya...
... fue más que una sorpresa. Tengo un programa en
televisión en el que defiendo y ayudo a la ganadería, a la agricultura, a la
arqueología..., y éste fue el correo que recibí -uno entre tantísimos-: “Hola soy
Saul tengo 13
años y me gustaría salir en tu programa. Tengo dos machorras y un carnero. Me
encantaría salir en tu programa. Mi número de teléfono es 600600600
(es un suponer). Yo te
llamo mañana a las 11, ¿te parese bien? Un
saludo: Saul.
(la puntuación y arreglos
gramáticos, en parte, es mía -de un servidor-, y no quise corregir el verbo
parecer, ni acentuar su nombre: Saúl).
Enseguida me puse en contacto con
él, y a los dos días estaba con la cámara de televisión grabando sus animales,
con sus amigos, padre y abuelo. Por supuesto sobresaliente el cariño y las
sorpresas con sus animales de este niño, que con pasión pedía a Los Reyes una
cabra más, y sus padres más preocupados por sus estudios, nada prometían al
respecto. Pasaron quince días, y Margarita Martel, una feligresa de Cazadores, a
las puertas de la Iglesia, previo la Santa Misa, me dice. “¡si
tuviera una cabra, se la regalaba a Saúl!”, pero, no pasaron muchos
días, y me llama Saúl, para loco de alegría decirme, le habían regalado una
machorra más, y parecía más contento que si tuviera zapatos nuevos (que eran
entonces nuestra mayores alegrías, y un gusto y placer de muy pocos), que lo que
es ahora, los hay que se alegran con una cabra más en su incipiente rebaño;
éste, le dije, “¡nunca te
mandará al paro, y aunque no debes dejar los estudios, con las cabras, nuca
tendrás que emigrar, ni ir al paro, ni pasar
hambre!”
El Padre Báez, que les dice: si este niño consejero o
presidente del Cabildo fuera -en su día-, ¿se imaginan cómo iban a cambiar las
cosas en la isla respecto al paro y al hambre?
Por lo pronto, si Saúl
fuera en su día presidente del cabildo, cierto, más que seguro, no iba a matar
las cabras, como hace el presente presidente y su consejero de cabras (y me
imagino que también los otros consejero).
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“... los ciega
la maldad...” (Sab. 2, 1a. 12-22). / “... intentan
matar...” (Jn. 7,1-2. 10. 25-30). / “... una tierra excelente... las han
matado... impune... delito...
” (Núm. 14, 1-25). / “hierve sus cóleras y dan la orden... y matan
a las mejores... y mienten...” (salmo
77).
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Declaración Universal
de los Derechos de los Animales
de los Derechos de los Animales
Considerando que todo animal
posee derechos y que el desconocimiento y desprecio de dichos derechos han
conducido y siguen conduciendo al hombre a cometer crímenes contra la naturaleza
y los animales, se proclama lo siguiente:
Artículo No. 2
a) Todo animal tiene derecho al respeto.
b) El hombre, como especie animal, no puede atribuirse el derecho de exterminar a los otros animales o de explotarlos, violando ese derecho. Tiene la obligación de poner sus conocimientos al servicio de los animales.
c) Todos los animales tienen derecho a la atención, a los cuidados y a la protección del hombre.
a) Todo animal tiene derecho al respeto.
b) El hombre, como especie animal, no puede atribuirse el derecho de exterminar a los otros animales o de explotarlos, violando ese derecho. Tiene la obligación de poner sus conocimientos al servicio de los animales.
c) Todos los animales tienen derecho a la atención, a los cuidados y a la protección del hombre.
A ver si el cabildo se
entera, y tal como nos pide el artículo en la letra a) que comento, “respeta” a las cabras,
Y ahora viene en la letra b), lo
realmente importante: el cabildo, en cuanto humanos no puede atribuirse el derecho de exterminar a los otros
animales o de explotarlos,
violando ese derecho, lo cual implica “violar” el
derecho de las cabras. En cuanto a la letra c), en lugar de matar las cabras, debe,
tiene que ocuparse -el cabildo- de “atender” las cabras, “cuidar” las cabras, y
“proteger” las cabras. Según el artículo, de todo se puede llamar al cabildo
(los que en el mismo están en el mando y ordeno, bien sea uno, dos o más), menos
inocente o libre de culpa.
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