Mi segunda carta a
Europa...
... Europe Direct – 101000002449 / Comisión
europea: el proyecto LIFE+ Guguy (LIFE12 NAT/ES/000286
Lamento la
respuesta, en la que no se toma en consideración lo que les envié -creo- en mi
primer escrito. El Programa al que hace referencia debe ser retirado con
urgencia, hay que pararlo sí o sí; Europa no pude -no debe- mandar dinero al
cabildo de Gran Canaria para que mate las cabras libres, en base a una mentira y
a engaños, como tantísimos otros, que luego plantan y no queda absolutamente
nada y en ello años, y años. Si quieren mandar a un inspector, un servidor lo
acompañaría y demuestro lo que les digo.
Ese proyecto hay que pararlo: la
población al 99,99 % -por no decir el 100 %-, no acepta esa condición (prefieren
sigan las cabras donde siempre y se dejen de plantar donde por el clima y
terreno, como ya les dije no va a pegar nada, pues todo hay que hacerlo con
helicópteros, habiendo otros terrenos donde se puede plantar y no hay cabras, y
recuperar la flora de otros tiempos es imposible dado el cambio en el clima. Los
cedros pueden ser plantados fuera de donde están las cabras, y no precisamente
allí, en riscos inaccesibles y fondo pétreo y marmóreo -dispénseme me repita- .
Donde dicen persisten los cedros, son tres en fase moribunda y de extinción, y
no por las cabras, sino por la falta de agua y excesivo sol.
No se
trata de pastoreo alguno en el lugar, sino de unas cabras que han estado siempre
-desde la llegada de los cannarii (guanches), hace más de 2.000 años. Las cabras
fueron primero y allí siguen y, ¿quién les va a retener no vuelvan, y sigan? Al
final ni cedros ni cabras, sino dineros que se reparten en helicópteros y otras
empresas, para nada, como es uso común muchas veces repetido (y que les puedo
mostrar, acompañando a quien quiera comprobarlo de
ustedes).
Por
otra parte, las cabras no comen cedros, ni pinos, ni sabinas, son muy exquisitas
en sus gustos, y no comen resinas (esto, es científico; ustedes han sido
engañados, y deben descubrirlo: no hay interés en forestar, sino en los dineros
que reciben de ustedes, y hacen que hacen, sin hacer, y si no -repito- para que
vean cómo han reforestado más de treinta años el mismo lugar (Amagro, sin que
nada pegue, y por allí, cuadrillas y más cuadrillas, por tiempos y tiempos,
lejos de la mirada de nadie, y hay otros muchos lugares -que les mostraré si
vienen a inspeccionar, fuera del cabildo, que los engañan y embaucan. Hay que
investigar esta gran mentira y forma de apropiarse de un dinero que no revierte
en lo que dicen. No se trata de cabras salvajes, ni asilvestradas, sino marcadas
y con cencerras que se les escapan a los pastores y se van a su medio propio
(las retiran cuando quieren machos o baifos, sin problema alguno): los riscos,
donde nada se debe plantar allí ante la falta de tierra, agua, clima adecuando,
etc. Las cabras deben seguir, sin más donde están. Plantar allí algo, no
procede, todo se pierde, y no por las cabras. Hay que cambiar normas, leyes,
proyectos, reglamentos, protecciones, etc., que no se adecúan a la realidad, y
andan con esquemas idos, y trasnochados. Cierto que en épocas muy remotas hubo
algo de lo que ya no queda sino restos mínimos de leña por allí; al presente
todo intento resultará fallido, ¿Y tiran el dinero en eso, para
nada?
En
cuanto al número de cabras matadas a tiro por aquí, dicho por el mismo cabildo,
han matado a 77; si ustedes saben de 22, ¿dónde están las 55 restantes? R/:
Posiblemente heridas, cojas, sin poder andar con libertad, muriendo por
infecciones, y sufriendo algo que supone maltrato animal (?). Y traer gente
especializada de fuera para matar cabras, suena a risa: también aquí hay
cazadores, que lo harían mejor que los que no conocen el terreno, pero insisto:
esa no es la solución. La solución pasa porque las cabras sigan donde están, y
éste es el sentir de toda la isla.
Ruego
pues, den marcha atrás, reconsideren cuanto les reitero, y no sigan con ese
proyecto; la población toda, está en contra.
Les
reitero mis saludos, y espero actúen en consecuencia; por lo pronto, espero me
acepten la invitación, para mostrarles lo que el cabildo les oculta, y les
enseño la verdad. Ya después me darán la razón y quitaran ese proyecto de matar
cabras, para que no viva cedro alguno en el mimo
sitio.
Un
cordial saludo: el presbítero Padre Báez (Fernando Báez
Santana).
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