Llevar la cabra al macho, un
ritual...
... o ceremonial. No apto para féminas, según pudor de
la época (aunque con excepciones ante la imposibilidad del varón y antes que se
le pasara la fecha a la cabra, que a tal fin daba señales inequívocas en su sexo
floreciente, rosáceo, inflado y desprendiendo unas gotas de según qué líquido
pre-seminal, y que no duraba más allá de tres o cuatro días en los que premuroso
había que ir. Sucedía volver sin efecto, por habérsele pasado la fecha, lo cual
no dejaba de ser una desgracia, había que esperar, y esas esperas eran retrasos
en leche, en queso, en carne...).
Era frecuente ver a distintos dueños con sus
cabras a este menester cruzar los caminos, carreteras, senderos, y ello porque a
tal fin no se podía tener todo un año un macho criándolo, con lo caro que salía
alimentarlos para una o dos funciones todo el año, olores aparte y abubidos de
continuo, porque para él toda fecha era buena al olor de los orines de la fémina
(o cabra, a la que de continuo olía, y cortejaba amagándola). Se entregaba el
animal al poseedor del macho -que además cobraba- y era devuelta la cabra ya
satisfecha (de lo que se era o no testigo según circunstancias). Por tanto se
elegía padre, con color y raza, según parecer y no siempre era fácil elegir,
dada la escasez de cabrones (o machos cabríos).
El Padre Báez, que recuerda en este hacer se caracterizó
el conocido “Roío”, abuelo que fuera del famoso cantante de Telde, el canarito
José Vélez (que no Valido o Balido), a su abuelo se le presentía por el olfato y
los abubidos de su rucio animal, que preñaba a todo Telde, cual macho de las
Cañadas; que esa, esa es otra Historia. Hay una muy simpática ocurrida con el
recién citado, que paseando su ejemplar por todo Telde, se asomaba a entradas y
callejones, puertas y portalones, con el clásico grito de: “¡Señoraaa...!, ¿quiere machooo...?”
a lo que una a la que cogió en mal momento, le espetó desde el interior: “¡lléveselo a su madre!”, así me lo
contaron, y así se lo cuento a Ustedes, mis amigos (y por favor, nunca nos
avergoncemos de nuestros orígenes humildes, que precisamente ahí, radica la
mayor grandeza). Total, que así era la reproducción, que garantizaba la
continuidad de las cabras, a la par que al presente, el cabildo como
-repetidamente decimos- ahora, al presente las elimina matándolas a tiros de
rifles andaluces; ¡y a ver si algún día nos enteramos!: ¿por cuánto sale esa
sangría que pagamos entre todos, sin querer matarlas, sino decidido
unilateralmente por los representantes del cabildo, que somos nosotros, pero sin
contar con nosotros?
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Cuantas citas bíblicas aporto, son pensando en el
cabildo:
“... toda clase
de frutales... su fruto será comestible...” Ez. 47, 1-9.12). / “... junto a la puerta de las
Cabras...” (Jn. 5, 1-3a.5-16). / “... no cometan
injusticias...” (Lv. 19, 1-18. 31-37). / “... denuncia al pueblo sus
delitos...” (Is. 58, 1.2a). / “... mis enemigos me insultan sin descanso;
furiosos contra mí, me maldicen...” (salmo 101). / “... cometen fraudes; dicen
mentiras...” (salmo 100). / “... en todo han
delinquido...” (Dn. 3, 26-29. 34-41). / “... se han hecho repugnantes... nos
espantan...” (salmo
87).
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