Y pensar que en lugar de
tabaibas…
“… pastor… delante del
rebaño, guiando…” (del himno del Oficio de lectura del común de
pastores)
“… pastor que entregó la vida
por sus ovejas…” (de las preces de Laudes del común de
pastores).
“...
solícito pastor de su rebaño... de pastos abundantes...” (del himno de II
Vísperas del común de pastores).
“...
en su casa habrá riqueza y abundancia...” (del salmo
111).
… la tierra pudiera estar llena de olivos, y con ellos
el mejor aceite del mundo (10 litros del mejor aceite del mundo nos lo venden
por 4,00 euros; ½ (medio) litro de aceite de Temisas, cuesta 10,00 euros (así
vea los ojos de Dios, pues los pagué y es el precio que tenía, dada su calidad,
u oro verde, por su calidad única y excepcional, respecto a todos los aceites
del planeta). Y si ya no el aceite u olivos (que es lo mismo), ¿Por qué no
chochos o altramuces -sin olvidar el trigo para el pan, y otras leguminosas?,
que en este caso, ni siquiera hay que ararlos o cavarlos, pues basta con -y es
así como se hace- echarlos a voleo sobre la tierra, sin cubrirlos, y sin más, y
crecen que es un primor y da hasta gusto verlos en ramas primero, en sus vainas
después, y secos cómo estallan al golpearlos, y que endulzados en sendos sacos
echados a estanques o aljibes -con agua-
son una exquisita golosina previamente sazonados según paladar o gusto, o/y son
un próspero y buen negocio para y por emprender por alguien; pero, que si
huyendo de su amargura primera, consiguiente endulzamiento -¡cómo recuerdo
aquellos sacos, recogidos en eras, luego amarrados y en sogas atados, echados y
mantenidos al borde de los estanques, pasaban el tiempo necesario (por lo
general dos semanas), para alzados (o sacados del agua) y con un poco de sal,
ser más que alimento -que también- una golosina (repito). Y aquella señora, que
los vendía en cucuruchos, en las fiestas, al grito pregonero cual reclamo, al que acudíamos como
moscas, de: “¡al rico chocho de María!”
María era su nombre, y el rico chocho de María, eran los que estaban en
sendos sacos o enormes perolas en salmuera o agua. Pero, si ni olivos ni
chochos, tampoco trigo, ¿por qué no millo, papas, coles, calabacines
–calabaceras-, etc., etc.? Que no, que han robado la tierra al cultivo, y nada
se siembra o planta, que solo crece tabaibas y plantas basuras semejantes. Y al
respecto, ¿cómo olvidar a mi padrino de confirmación (Don Francisco de la Nuez
Rodríguez, hijo de Don Jacinto con el mismo primer apellido, pues era su padre),
que en aquel año de mi primera adolescencia fue en taxi alquilado a dar una
vuelta en redondo a la isla entera y verdadera, por costa e interior, para ver
qué había plantado en la isla y él no repetir lo que todos o lo mismo, y al ver
que nadie -absolutamente nadie- había plantado calabacines, ya que el año
anterior fue el monocultivo, ya que todos plantaron lo mismo ante el gran valor
en su venta el año antes, que no plantándolos nadie en el año en sazón, ya que
casi todos quedaron en planta y tierra sin ser cortados, porque a ningún precio
los querían al estar la plaza rebosante de ellos, y con bajísimo precio, y tanto
que ¡ni los cogían sino que arados servían de abono!, pues mi padrino, al ser el
único que los plantó, y en gran cantidad, fue el único que copó o llenó los
mercados de su hortaliza en exclusiva, pues otros calabacinos no habían sino los
suyos, y por tanto nunca tuvieron mayor precio, ni mayor negocio nadie antes
como el suyo. Signo éste de la astucia del antes llamado todavía “canario”, que
al presente, convertidos en tabaiberos solo ven campos de fútbol y se mueren de
hambre y de infartos por los goles. Ahora solo tabaibas. En fin algún día se
escribirá la Historia de la agricultura (y ganadería), en lo que fue Canarias
(ahora El Tabaibal), y cómo hace cosa de ½ (medio) siglo, le dieron palos de
muerte y acabaron con ella, por proteger a las solas tabaibas (antes a los
pinos).
El Padre Báez.
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Así lo ven muchísimos. A todos mi agradecimiento, por
manifestármelo:
Estimado Padre
Báez,
Muy buenos días, espero que
esté ud muy bien. Gracias por ilustrarnos, advertirnos y promover la lucha por
el bienestar de todos y la conservación de la
Isla.
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