lunes, 5 de enero de 2015

bocadillo

Aquel bocadillo de pinocha, hermana mayor de las tabaibas…
 
“… la tierra… hace brotar hierba para los ganados… saca pan de los campos… y aceite… y alimento que da fuerza… los riscos son para las cabras…” (del salmo 103).
 
“… y repara mi fuerza…” (del salmo 22).
 
“… sin aliento…” (del salmo 75).
 
… y es que -me lo recuerdan con mucha frecuencia distintas personas al verme, con sonrisa- pesado él, las defendía a capa y espada (a las tabaibas); para él, las tabaibas, eran una planta más de la flora a defender y proteger (era capitalino, venido a vivir ya mayor a Jinámar), de la que se sentía satisfecho, por más que no bebía su leche, la defendía: por nuestra, por el Creador, por autóctona, por exclusiva, por su variedad (dulce y amarga), y por más argumentos carentes de peso y razón, no faltando los absurdos, ridículos, y sin sentido, y tal vez solo por llamar la atención, y ello frente a mí, con ataque visceral, apasionado y con razones ya dadas, para su control, defensa, cuando no para su extinción, y todo ello en una constante pugna radiofónica, en la que lo tenía -un servidor- como y cual defensor de lo que uno atacaba, y él con tanta o mayor pasión que un servidor, y más creo, que por el placer de llevarme la contraria, sin aceptar un solo argumento mío en su contra (de él y de las tabaibas), una semana sí, y la otra también, y ello en espacio de debate radiofónico, a pesar de otros dos contertulios más, que más o menos, aceptaban mis argumentos y tesis, frente al hambre y el paro producido por las tabaibas, la eliminación de las tabaibas, nos daría trabajo y comida, y ante actitud tan obstinada en su defensa por estética, por respeto al Creador y otras lindezas ridículas e infantiles, y sin sentido lógico alguno, cansado ya uno, porque todo tiene un límite y bueno es lo bueno, pero no lo demasiado, me tuve el gusto de subir a Cazadores, y cogí un puñado de pinocha, y ni corto ni perezoso, lo introduje en el mejor pan que previamente había comprado y abierto, como para ponerle algo dentro (queso, chorizo, jamón o lo que fuera), le puse la pinocha y lo envolví en sendo papel apropiado, y me voy con mi bocadillo -envuelto- y en el siguiente programa, ante la reiterada y constante defensas de los pinos, que no dan comida, ni trabajo, sino que nos quita tierra de cultivo y pastoreo, le entrego, al tiempo que le decía -el bocata de pinocha- si tanto la defiende, coma ese bocadillo, que abierto y viendo en lugar de otro complemento, la pinocha, todos rieron, y mi contertulio, nunca más defendió lo indefendible. Solo me faltó, llevarle un vaso de leche –para pasar mejor el bocadillo- de leche de tabaiba. Y es que de una y otra, estamos más que bien servidos, sin que ni una ni la otra el hambre nos mate, ni trabajo dé a nadie.
 
El Padre Báez
 
---------------------------------------

¡Bueno!, es lo que hay (también):
 
Padre Báez, alguna vez como hoy leo su sacudida a las tabaibas... oiga, que siga sembrando, pero no tabaibas. Cualquier idea suya será bien recibida.
Que siga siendo bueno, pero con amarillo…

No hay comentarios:

Publicar un comentario