domingo, 4 de enero de 2015

antes

Las tabaibas de antes…
 
“… hambre sobre aquella tierra cortando el sustento de pan… hirió higueras y viñas, tronchó los árboles…” (del salmo 104).
 
“… decía el enemigo: “Los perseguiré y alcanzaré… se saciará mi codicia… los agarrad mi mano…” (del cántico del Éxodo 15, 1-4ª. 8-13. 17-18).
 
“… forjarán arados… podaderas…” (del profeta Isaías 2, 3-4).
 
… eran muchísimas menos que las de ahora, ¡ni la sombra!, es que no habían sino casi ningunas. Por supuesto, ninguna en terrenos de cultivo, ni por sus aledaños o cercanías. Y es que, éramos menos y teníamos más agricultura y ganadería que al presente, donde ya casi han desaparecido; y al ser ahora más en población, y en pura proporción, deberíamos tener al presente más agricultura y más ganadería y menos tabaibas -pues solo tenemos tabaibas y más tabaibas, sin mas-, y sucede, que, en lugar de tener más sector primario, éste ha pasado a la cola, y es lo último, o ya casi ni eso, sino que ha desaparecido, quedando un resto o resquicio, residuo, cuando deberíamos -o debiera- multiplicarse y cuando no al menos doblar la ganadería y agricultura, al ser más, la de los años 50-60 y así, saldríamos del hambre, de la pobreza, del paro, de la crisis, de emigrar, etc. Pero, ¿a quién interesa no se vuelva a ese ayer aún cercano? Respuesta: al cabildo, que, acabando con ganadería y agricultura, solo consigue millones en multas al no cumplir los agricultores -que quedan- con las normas, reglas, leyes, artículos y filosofía del miedo ambiente, y teniendo al miedo ambiente y al seprona -ambos dos ejércitos recaudatorios para las arcas cabildicios-, de donde cobra ese ejercito de parásitos en sus nóminas y que generosamente paga el cabildo, desde las multas, que ponen y no porque lo diga un servidor, sino que está en las hemerotecas, y que el mismísimo presidente actual, con motivo del primer centenario de la existencia de tan inútil como maligna institución -y que debe desaparecer habiendo o teniendo como tenemos un gobierno autonómico- no tuvo reparo ni vergüenza decir que -y así lo leyó y lo plasmó la doble prensa comprada que tiene, en amplias páginas recogiendo larguísimo y extensísimo discurso o texto, en su día, reconociendo y diciendo que, parte de los ingresos con los que cuenta la dicha maléfica institución (a juzgar por sus obras), tiene, o les entraba o venían los dineros de las multas y sanciones que ponen, y ello hasta tal punto, que al no poder pagar los denunciados o multados, la institución se cobra en tierra y bienes, propiedades, o como sea, y ello, por más que sancionado el multado se haya ahogado o colgado, dejando viuda y huérfanos, van estos y se quedan con las tierras pertenecientes a sus herederos, para cobrarse multas injustas y abusivas, o auténticos atropellos, sin razón e injustamente; pues los que se suicidan lo hacen por no poder hacer frente a tamañas cuantías -que cobran los trabajadores del cabildo- y huyendo de la prisión sin hacer motivo para ello, se suicidan y ni siquiera estos hechos, ¡que claman al cielo!, los arredra o frena en la persecución y cobro como sea de la cantidad por la que han multado una insignificancia o pequeñez, y siguen con la misma política de multas, para poder sobrevivir la institución, que la mantienen en gran medida, los campesinos multados. La verdad es, que el cabildo no ve al campesino, sino como un delincuente o terrorista a aniquilar y quitar del medio, o del campo. Ya casi lo ha conseguido.
 
El Padre Báez.
 
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Con toda humildad, como tantos (los de ellos, y los de un servidor):
 
Padre Báez, he leído con gusto su comentario. Hoy ha sido un buen clarinete.

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